Aniversario: datos terroríficos de la gran bomba atómica de Hiroshima

Hoy, 6 de agosto de 2021, se cumplen 76 años de una de las grandes tragedias que marcaron la historia de la humanidad: el ataque atómico sobre Hiroshima, ¿conoces realmente todos sus efectos?

Explosión realística de una bomba atómica.

El ataque premeditado de 1945 por parte de Estados Unidos a Hiroshima desató una de las mayores catástrofes nucleares hasta la fecha. Se estima que murieron en el acto cerca de 70.000 personas a causa de la explosión, ascendiendo más tarde a la dramática cifra de 210.000 debido a enfermedades desencadenadas por la exposición radiactiva.

La humanidad siempre ha contado sus víctimas de guerra en términos de individuos muertos y ciudades destruidas olvidando con frecuencia a una de sus principales victimas, el medio ambiente.

Daños en la salud

Una de las consecuencias más destacables que se percibió en los primeros enfermos que sobrevivieron al horrible accidente, fue la de lograr el récord de temperatura corporal más alto registrado hasta esa fecha: más de cuarenta grados de fiebre los termómetros de los pacientes. Además, la mayoría de ellos sufrieron lo que se conoce como síndrome de radiaciones, causado por la exposición inmediata a la radiación, desencadenando lesiones en la médula ósea, el tubo digestivo o incluso pudiendo llegar a afectar al cerebro con dosis muy altas de radiación.

A largo plazo, la exposición al ambiente radioactivo provoca lesiones genéticas que se extienden durante varias generaciones y suprime las funciones del sistema inmunitario, de ahí la mayor vulnerabilidad a infecciones y cánceres.

Daños en el medio ambiente

La bomba de Hiroshima poseía 64 kg de uranio enriquecido, de los cuales solo un kilo se fisionó emitiendo material radiactivo a largo plazo. Por suerte, si es que se puede considerar tener algo de suerte en tal desastre, la bomba explotó en el aire a más de 500 metros de altura, disipándose en la atmósfera y disminuyendo las partículas tóxicas que llegaron a la superficie terrestre. Aún así, la destrucción fue prácticamente total alrededor de un kilómetro y medio.

Ruinas en Hiroshima a consecuencia de la bomba atómica de 1945.

La explosión creó una onda expansiva que ascendió la temperatura ambiente hasta los 300.000 ºC provocando potentes incendios y creando grandes corrientes de aire caliente que devoraron la ciudad. El calor extremo de la radiación térmica quemó todo en su camino, incluyendo animales, árboles, edificios y personas.

A su vez, la detonación de la bomba atómica creó un polvo radioactivo que cayó del cielo, llamada la lluvia negra, debido al color que se tiñó el cielo japonés alrededor del lugar de la explosión. Esta lluvia esparció todos los contaminantes por tierra, mar y aire provocando daños ambientales devastadores en ecosistemas marinos y terrestres.

Según la Organización Mundial de la Salud, si se usaran a la vez varias armas nucleares se podrían producir alteraciones ambientales y cambios climáticos mundiales.

¿Siguen existiendo bombas atómicas en la actualidad?

En la actualidad parece, afortunadamente, remota la amenaza de una catástrofe mundial de tal envergadura. La carrera de las armas nucleares entre las principales potencias nucleares y un conflicto nuclear de grandes dimensiones es improbable en un futuro previsible.

No a las guerras mundiales.

Sin embargo, las armas nucleares existen todavía y se siguen produciendo, nueve de los 195 países que hay en el mundo tienen bajo su poder armamentos nucleares: Reino Unido, Estados Unidos, Francia, Alemania, Rusia, China, India, Corea del Norte, Pakistán e Israel. Por ello, no se ha eliminado aún el peligro potencial de las consecuencias de su empleo.

Aún así, y desde 1970, se firmó el Tratado de No Proliferación Nuclear que restringe la posesión de armas nucleares y forma parte, por tanto, de los esfuerzos de la comunidad internacional para impedir la proliferación de armas de destrucción masiva. El tratado constituye un sistema basado en tres pilares fundamentales: la no-proliferación, el desarme y el uso pacífico de la energía nuclear.