Alergia primaveral: síntomas y tratamientos para combatirla

Sabemos lo molestos que pueden resultar los efectos de la exposición al polen cuando se es hipersensible a sus partículas. Por eso, te brindamos estos consejos, que te ayudarán a mitigarlos y hacer más llevadera la temporada primaveral.

Desde rinitis a asma. Los síntomas de la alergia al polen pueden ser persistentes y muy molestos.

Las enfermedades alérgicas se producen por una reacción exagerada de nuestro organismo frente a sustancias que nos rodean y que, habitualmente, son inocuas para el ser humano. Son los llamados alérgenos.

Hay diferentes tipos de alergias en función de la sustancia a la que somos hipersensibles, desde medicamentos, alimentos, picaduras o pelo de animales, hasta el látex o componentes de productos químicos de limpieza.

Con la primavera recién estrenada, vamos a centrarnos en una alergia que afecta a más de ocho millones de personas en España en estas fechas: la que tiene al polen como protagonista.

Síntomas leves y graves de la alergia

Por orden de frecuencia y gravedad, la alergia al polen puede producir, en primer lugar, rinitis (inflamación e insuficiencia de la membrana mucosa de la nariz) o rinoconjuntivitis (afecta también a la ocular). Se manifiestan por picor de nariz y ojos, rinorrea (secreción nasal acuosa), lagrimeo, estornudos, tos seca y nariz taponada.

Cuando la situación empeora, se puede producir asma bronquial. Un 80 % de todos los asmáticos lo son por causa alérgica. En ese caso, surgen la dificultad para respirar, los ruidos torácicos (pitos o silbidos) y la sensación de opresión en el pecho.

Consulta en Meteored los niveles de polen previstos. En los próximos días serán muy altos en el extremo norte peninsular y en la depresión del Guadalquivir.

Durante el asma, las vías respiratorias se inflaman, lo que disminuye el flujo de aire que entra y sale de los pulmones. Si tienes esos síntomas, debes acudir sin demora a tu médico.

Qué hacer para sentirse mejor

Hay una serie de medidas que se pueden adoptar, según los expertos, para reducir el contacto con el polen y, en consecuencia, minimizar la sintomatología asociada a la rinitis alérgica. Toma nota:

  • Si puedes, quédate en casa. No siempre es posible, pero, en los días de mayor concentración de polen y también cuando el viento se deja notar con mayor intensidad, es recomendable permanecer en el domicilio.
  • Adapta tu horario. Entre las cinco y las diez de la mañana y las siete y diez de la noche se producen las mayores concentraciones de polen en el aire. Conviene que en esos tramos horarios evites las actividades al aire libre y mantengas las ventanas de casa cerradas.
  • Precaución en el coche. Los alérgicos sabemos lo incómodo (y peligroso) que puede ser un ataque de estornudos mientras se conduce. Por eso, durante los desplazamientos en coche, se deben tener las ventanillas cerradas para evitar que los gránulos de polen entren en el interior del vehículo.
  • Utiliza filtros de polen. Puedes colocarlos en los aparatos del aire acondicionado de la casa y el coche. Eso sí, renuévalos con frecuencia para que no pierdan su eficacia.
  • Cámbiate al llegar a casa. La ropa acumula el polen. Cuando regreses a tu hogar, dúchate y cámbiate de ropa. En el trabajo, lávate la cara y las manos tras las exposiciones al polen de la calle. Y evita tender la ropa en el exterior durante los días más críticos.
  • Usa gafas de sol. Evitarán que el polen entre en contacto con los ojos.
  • Mejor, el aspirador. Durante la época de mayor concentración de polen es conveniente aumentar la frecuencia de la limpieza en casa. Da prioridad a la aspiradora frente a la escoba, y limpia los muebles con una bayeta húmeda mejor que en seco. Ventila las habitaciones solo durante unos cinco minutos y utiliza purificadores de aire.
  • Atención al jardín. Si cuentas con un espacio exterior en casa, evita realizar actividades que remuevan las partículas de polen, como barrer la terraza o cortar el césped. A la hora de plantar un jardín, los alérgicos deben escoger árboles y plantas que no sean especialmente alérgenos. Son desaconsejables, entre otros, el césped, la arizónica, el lilo o la mimosa.

Conocer tu alergia para afrontarla mejor

Saber a qué tipo de alérgenos eres sensible es el mejor modo de dar con la vacuna y/o el tratamiento más apropiado y para conocer qué medidas de precaución debes tomar para prevenir la aparición de los síntomas.

Las pruebas para determinar el alérgeno al que se es sensible son seguras y prácticamente indoloras.

Para ello, existen unas sencillas pruebas cutáneas que, generalmente, se realizan mediante la técnica del prick-test. Consiste en realizar una pequeña y casi indolora punción en la cara anterior del antebrazo y colocar una gota del extracto del alérgeno que se quiere testar.

Si se es sensible a ese alérgeno, en pocos minutos se producirá una leve inflamación alérgica local en forma de roncha o habón que alcanzará su pico a los 15 o 20 minutos y cederá en pocas horas.

Hay una falsa creencia de que las pruebas cutáneas para la alergia no pueden hacerse en primavera. No es cierto: el único impedimento para realizarlas es haber tomado antihistamínicos los días anteriores. En ese caso, basta con esperar a que transcurra una semana desde la última dosis para poder realizar los test cutáneos.

Como precaución general, recuerda que los antihistamínicos deben tomarse bajo supervisión médica, de forma regular y en la dosis recomendada por el médico especialista. Durante el tratamiento, no debes consumir alcohol, ya que este aumenta los efectos del fármaco sobre el sistema nervioso central, provocando sedación.