Esta es la comida que el Gobierno quiere en los colegios para revertir los malos datos del Estudio Aladino
Tras años de peticiones, informes, evidencia científica y muchos padres y madres suplicando un cambio, el Gobierno, desde el Ministerio de Derechos Sociales, Consumo y Agenda 2030, ha aprobado un decreto que cambia las reglas del juego en los comedores escolares.

Y sí, esta vez va en serio: más legumbres, más pescado, más fruta y verdura… y menos de eso que hace crujir el envoltorio antes que el bocado.
Esta norma llega con un objetivo claro: que lo que se coma en el cole no solo llene barrigas, sino que nutra, enseñe y proteja la salud de nuestros hijos. Y lo hace con la ciencia en la mano. Vamos a desmenuzar esta ensalada de buenas decisiones. 5 comidas saludables en 5 días de la semana escolar.
¿Qué cambia con este decreto?
Lo primero: se acabó eso de que en el comedor escolar haya bebidas azucaradas, bollería industrial o fritangas precocinadas como si fueran parte del menú habitual. No más refrescos ni zumos envasados: agua como bebida principal. Y, ojo, que esto no es solo por capricho. Es que lo dice la ciencia, y la OMS, y todas las guías de salud pública serias del mundo: el azúcar no pinta nada en los menús de los niños.

Pero no se trata solo de quitar lo malo. También se añaden cosas muy buenas. Ahora será obligatorio lo siguiente.
- Que la fruta y la verdura estén presentes todos los días (¡todos!).
- Que haya legumbres al menos cuatro veces por semana (¡sí, lentejas también son superalimentos!).
- Que el pescado se sirva más a menudo y la carne, sobre todo la roja, se limite.
- Que los productos ultraprocesados bajen drásticamente su presencia.
Y, como broche, habrá menús adaptados para necesidades especiales (alergias, intolerancias, razones religiosas o éticas), con garantías de seguridad y supervisión nutricional.
Educar desde el plato
Este decreto no solo va de comida. Va de educación. Porque comer bien también se aprende. Los menús escolares, además de nutrir, deben ser coherentes con lo que enseñamos en clase sobre salud, sostenibilidad y hábitos responsables.

¿De qué sirve hablar del planeta en clase si el menú viene envuelto en plástico y tiene más huella de carbono que un viaje a Marte? ¿Cómo se explica la importancia de la fruta si nunca se ofrece como opción en la merienda escolar?
La medida también impulsa la compra local y de temporada. O sea, que esas zanahorias del menú probablemente vengan del campo de al lado, no de 2.000 kilómetros (aunque pongan ECO). Menos transporte, más sabor y apoyo a la economía local.
¿Y la sal? ¿Y el aceite?
También se controlan ingredientes clave como la sal y las grasas. Se prioriza el aceite de oliva virgen extra como principal grasa culinaria (¡bravo por la dieta mediterránea!). Se limita el uso de sal, y se anima a usar más especias y hierbas para dar sabor sin saturar el paladar.

La idea es educar al gusto desde pequeños, que no necesiten ketchup para todo y que descubran que el calabacín no es aburrido, sino delicioso si se cocina con mimo (íbamos a poner brócoli, pero bueno, sabemos que hay mucho brocohater).
¿Y esto es obligatorio para todos?
El decreto es de obligado cumplimiento para todos los centros escolares sostenidos con fondos públicos, incluyendo colegios públicos y concertados. Además, se establece un control y evaluación periódica, para que no quede solo en buenas intenciones.
Nuevo RD sobre la oferta en menús escolares:
— Juan Revenga (@juan_revenga) April 15, 2025
+ Fruta y verdura. A diario y de temporada
+ Pescado, legumbres y cereales integrales
- Precocinados
- Sal, azucar, kcal, grasa y grasa saturada en el vending y cafeterías
0 Refrescos y 0 bollería industrialhttps://t.co/8vt8FtVyVO pic.twitter.com/2gHu5M9C4m
También se fomentará la formación del personal de cocina y comedor, porque esto no va solo de cambiar la lista de la compra: va de transformar el modelo entero. Y eso requiere conocimiento, tiempo… y muchas ganas.
Comer bien es un derecho
No lo olvidemos: la alimentación saludable es un derecho de la infancia, no un capricho gourmet. Y este decreto es un paso gigante para garantizarlo. No se trata de demonizar ningún alimento, sino de poner en el centro lo que realmente importa: la salud, el aprendizaje y el futuro de los niños.

Además, en una época en la que los datos sobre obesidad infantil preocupan (y mucho), que el cole se convierta en un entorno seguro y saludable puede marcar la diferencia. Porque "no se trata de prohibir, se trata de educar, formar y cuidar."
Estamos cambiando el futuro, vayamos con paso firme. Resumiendo.
- No más bollería ni refrescos en los comedores escolares.
- Menús diarios con fruta, verdura, legumbres y pescado.
- Menos carne procesada y ultraprocesados.
- Agua como bebida principal.
- Compra de productos locales y sostenibles.
- Educación en salud y hábitos desde el plato.
Este decreto es, sin duda, una excelente noticia. Porque cuando las decisiones políticas se basan en ciencia, empatía y futuro, todos salimos ganando. Y nuestros peques, más que nadie.
¿Quién sabe? Igual dentro de poco oímos a algún niño decir: “¡Bien! ¡Hoy toca garbanzos con espinacas!”. Y eso, amigas y amigos, sería una revolución con mucho sabor. Está permitido soñar.