Excrementos de ballenas para salvar la Tierra, ¡increíble pero cierto!

Aunque suene algo descabellado, un nuevo equipo de investigación estudia la posibilidad de fertilizar la costa occidental de la India mediante heces de ballena artificiales, para regenerar la biomasa marina debilitada por el cambio climático.

Cada año de cazan unos 3500 ejemplares de ballenas en todo el mundo.

En los próximos dos meses se llevará a cabo un proyecto internacional compuesto por científicos de diferentes universidades y centros de investigación de todo el mundo, para comprobar si los seres humanos pueden reproducir artificialmente los beneficios de las heces de las ballenas. Se espera que esta técnica sirva para aumentar las poblaciones de peces y hacer frente al cambio climático.

Con este proyecto se pretende simular el saludable proceso natural que tiene lugar cuando las ballenas defecan, dañado durante el último siglo por la excesiva caza de estos cetáceos en oriente medio.

¿Cuánto de importante son las heces de ballena?

Los residuos de las ballenas desempeñan una labor crucial en el medio marino. Su gran importancia reside en que, tras ser depositados en la superficie oceánica, cerca de 200 litros de heces por evacuación fertilizan el fitoplacton, y este a su vez sirve de alimento para miles de especies marinas.

El fitoplancton, gran conocido por todos, también juega un papel imprescindible en el medio oceánico. Estos microorganismos producen entre el 50 y 60% del océano que respiramos y absorben en torno al 30% del CO2 que generamos. Por ello, estos seres no solo son esenciales para el funcionamiento del ecosistema marino sino, también, son una buena forma de combatir con el cambio climático.

El fitoplancton marino que lleva a cabo la fotosíntesis es el verdadero pulmón del planeta, generando unos 27.000 millones de toneladas de oxígeno al año.

Finalmente, cuando los peces, tras haber ingerido grandes concentraciones de plancton, mueran y se depositen en las profundidades, una parte del carbono quedará “secuestrado” en el lecho marino, donde puede quedar atrapado durante miles de años antes de que vuelva a la atmósfera. De este modo y de manera natural, se reduce la acumulación de CO2 de origen antropogénico en la atmósfera.

¿De qué estarán compuestas las heces artificiales?

A pesar de no estar aún decidido, se están barajando dos opciones: arena rica en hierro o ceniza volcánica. Los científicos consideran que la clase será garantizar que la mezcla contenga las concentraciones adecuadas de nitratos, silicatos, fosfatos y hierro. Este material se depositará en cáscaras de arroz (producto de desecho en fábricas) que actuará como balsas para transportar las heces artificiales en la superficie marina.

Con el objetivo de cumplir con las directrices que regulan los vertidos de materias en los océanos, este experimento será, inicialmente, a pequeña escala y durará tres semanas aproximadamente. Debido a ello, se augura que la regeneración de biomasa marina tenga un pequeño impacto en el incremento de peces y en la eliminación de CO2, pero supondrá un paso muy importante para nuestro futuro.

Si se demuestra que la idea de las heces artificiales funciona de forma segura a pequeña escala, los científicos auguran que podría llevarse a cabo a gran escala, permitiendo encerrar, en un futuro, millones de toneladas de CO2 al año, evitando así un calentamiento cada vez más peligroso por el cambio climático.