Los medicanes o bajas mesoescalares con apariencia de ciclón tropical en la cuenca mediterránea: algunos casos de 2007

A la vista de la situación meteorológica del 17-18 de octubre de 2007 frente a las costas de Alicante y Murcia, donde una baja mesoescalar desarrollo un sistema nuboso parecido al de un ciclón tropical, se analiza el concepto de medicane.

Autor: Pedro C. Fernández Sanz.
Palabras clave: medicanes, ciclones mediterráneos, Mediterráneo, ciclón tropical, huracán.
Artículo de noviembre 2007. Recuperado en noviembre de 2011.

Resumen

A la vista de la situación meteorológica del 17-18 de octubre de 2007 frente a las costas de Alicante y Murcia, donde una baja mesoescalar desarrollo un sistema nuboso parecido al de un ciclón tropical, se analiza el concepto de medicane.

1.- Introducción

Probablemente todos nos hayamos preguntado alguna vez si es posible que en la cuenca del Mediterráneo se forme un huracán (es decir, un ciclón tropical), y la respuesta es que actualmente no, si nos referimos a huracanes como los ciclones tropicales que se forman en la cuenca del Atlántico Norte y que tanta devastación llevan a los países del entorno del Caribe. El Mediterráneo, a pesar de ser un mar que puede llegar a mostrar temperaturas en su superficie algo elevadas, su extensión y localización geográfica en cuanto a latitud y por ende las condiciones atmosféricas que suelen regir su meteorología, no permiten actualmente el desarrollo en esta cuenca de huracanes como los del área caribeña.

No obstante, en Meteorología, aunque se hace necesario el establecimiento de valores-umbral, es muy peligroso tomar a rajatabla estos valores que, en ocasiones, equivale a hacer una catalogación de, o bien blanco, o bien negro, sin que exista el gris. Esto es, precisamente, lo que ocurre cuando hablamos genéricamente de borrascas de latitudes medias y ciclones tropicales; es decir, o blanco, o negro.

Pero resulta que sí existe el gris. A parte de los ciclones subtropicales (que comparten características de los ciclones tropicales puros y de las borrascas comunes de latitudes medias con sistemas frontales asociados), también existen otro tipo de bajas o ciclones en superficie cuya apariencia visual y mecanismo interno de funcionamiento es muy similar al de un ciclón tropical pero sin que su origen sea en latitudes tropicales, y sin compartir otro tipo de características propias de los ciclones tropicales puros.

Estas bajas cerradas tienen un tamaño más reducido en cuanto a dimensiones horizontales, y por ello se las clasifica como bajas mesoescalares (mesoescalar hace referencia al nivel que se forman dentro del rango de fenómenos de Mesoescala o escala típicamente inferior a la escala Sinóptica), y están bien documentadas científicamente. Pueden acontecer sobre cualquier zona marítima del globo, sin importar que sean regiones de altas latitudes y sobre mares u océanos fríos. En estos casos, en el idioma anglosajón se les da el nombre genérico de Tropical Like Cyclones o ciclones similares o parecidos a los tropicales.

Cuando estos acontecen en la cuenca Mediterránea se les denomina de varios modos como Medicanes (“medi”, mediterráneo, y “cane”, de hurricane, huracán en inglés), también Tropical Like Cyclones, o Hurricane-Like Cyclones. Este término fue introducido por Ferry A. Emmanuel (ver referencia final). Además, estas bajas muestran una apariencia visual muy característica y (no sería descabellado afirmarlo) propia de esta Cuenca. Como ejemplo tenemos uno en la figura 1.

Figura 1. ‘Medicane’ acontecido el 16.01.1995 al sur de Italia. Fuente: NOAA ©

Origen de los medicanes

¿Cuál es el origen de los medicanes?

Una configuración atmosférica muy común y que más favorece su aparición es el desprendimiento de borrascas de latitudes medias de la circulación general del oeste que se desplaza sobre las aguas más cálidas del mediterráneo lentamente. La borrasca madre es baroclina en origen, o sea, su desarrollo y mantenimiento se debe al contraste térmico que existe en la atmósfera, tanto horizontal como vertical, típica de las borrascas polares. La borrasca inicialmente es una anomalía de aire frío en todos los niveles. El proceso suele desembocar en la formación de una borrasca fría aislada (BFA) en superficie y que en altura lleva asociada una depresión aislada de niveles altos (DANA). En ocasiones, la BFA en superficie permanece estática o errática en cuanto a su movimiento, y se hace muy persistente aunque se va debilitando con el paso del tiempo. Se mantiene, por otro lado, la DANA en altura, aunque puede también sufrir un debilitamiento progresivo. Esta configuración atmosférica, cuando su desplazamiento en conjunto es débil o casi estacionario suele traer asociados campos de cizalladura bajos o muy bajos, factor muy importante en la génesis de estos ciclones espaciales.

En un momento de su ciclo de vida la baja en superficie y la de altura se sitúan ambas en la vertical favoreciendo los desarrollos convectivos cuando se ubican sobre aguas marinas más cálidas que el aire ambiente. En ocasiones la DANA se debilita tanto que sólo queda una vaguada dinámica poco marcada con un núcleo frío en niveles medios.

Bajo estas condiciones, la convección que tiene lugar en el área influenciada por BFA y DANA, puede llegar a reforzar la baja en superficie mediante mecanismos de liberación de calor latente de la propia convección e intercambios de calor mar-aire, en proporciones menores que en las aguas tropicales. Los procesos incrementan la profundidad de los fenómenos convectivos y el gradiente de presión, que a su vez favorecen la convergencia en niveles bajos y nuevos desarrollos convectivos. Este proceso es uno de los más importantes que hace que los ciclones tropicales se desarrollen e intensifiquen, ayudados también por la intensa evaporación oceánica en océanos cálidos. La baja mesoescalar comienza a desarrollarse y mantenerse con una dinámica parecida a la de los ciclones tropicales.

Este proceso es el responsable básico de que estos medicanes muestren un núcleo cálido (warm-core) en niveles bajos, embebidos en entornos de niveles medios altos relativamente fríos. En algunos casos es marcado en las salidas de los modelos numéricos y en otros no lo es tanto, dependiendo de las características del modelo usado, su física, resolución, etc. Frente a la anomalía cálida de niveles bajos, persiste la fría en niveles medios. Esta es una diferencia fundamental respecto a sus “hermanos” del Caribe.

La influencia de estos flujos de calor latente y sensible en la profundización de estas perturbaciones tan específicas ha sido bien estudiada y, como ejemplo, destaca el caso del medicane del 26 de enero de 1982 al sur de Italia. Se simuló la evolución de este ciclón, para comparar con la evolución real del mismo, con el modelo numérico MM5 (Ying-Hwa Kuo, Yong-Run Guo, Richard J. Reed, 2000) en su más moderna variante y se encontraron características tan importantes como que, eliminando de la simulación los flujos de calor latente, la baja no se profundizaba ni mostraba un núcleo cálido como dejando actuar los flujos de calor latente. Dicha simulación se aproximaba al desarrollo y evolución final del ciclón, corroborando la importancia del calor latente en el desarrollo de los medicanes y su gran similitud con los ciclones tropicales (ver figura debajo).

Figura 2. Medicane del 26.01.1982. NOAA 7 imagen infrarroja de las 12:32 UTC. (http://www.cosmic.ucar.edu/2002Conference/Abstracts/Kuo_YH_6_1.pdf)

Lógicamente, en el caso de estas bajas, el proceso no cobra la importancia y magnitud como en un ciclón tropical puro cuando éste alcanza el rango de huracán en cualquiera de sus categorías, pero esto es lo que las hace tan similares. Durante esta fase de maduración, la nubosidad se organiza en espiral de forma muy parecida a como se organiza en un huracán, formándose incluso un ojo libre de nubosidad.

Aunque aparentemente inofensivos, los medicanes, por este mecanismo de reforzamiento de la baja superficial, pueden generar vientos bastante intensos en una zona muy cercana a su centro, de incluso más de 100 km/h, así como lluvias torrenciales fruto de la importante convección que se genera.

Llegados a este punto, podría afirmarse que se produce una especie de transición tropical en la BFA original, aunque salvando las diferencias con estos procesos cuando ocurren en la cuenca del Atlántico Norte.

Existen otros tipos de medicanes que, aunque muestran una circulación cerrada en superficie y un anillo convectivo más o menos cerrado entorno a un ojo libre de nubosidad, en alguno de sus flancos puede mostrar una potentísima convección en forma de bastos sistemas convectivos de mesoescala, dando la apariencia de una auténtica depresión tropical con su centro expuesto debido a altos valores de cizalladura incidiendo sobre el sistema. Este tipo de bajas es más propio de las zonas orientales del Mediterráneo, donde éste se encuentra más cálido durante más tiempo a lo largo del año.

Por otra parte, surge otra cuestión interesante a la explicación de los fenómenos que llevan a la aparición de un medicane: casos en que esta baja mesoescalar se forma, con sus bandas nubosas en espiral características y un ojo libre de nubosidad, pero la convección existente, desde el punto de vista del radar, no parece demasiado intensa ni extensa. Entonces ¿de dónde ha surgido la energía para su formación? Parece que existen más mecanismos participantes del fenómeno pero que aún se desconocen, o al menos nosotros no hemos oído hablar de ellos.

Los medicanes del año 2007

El primero y más llamativo aconteció el pasado 22 de marzo, entre Italia y Córcega. Presentaba un anillo convectivo muy pronunciado y completamente cerrado, con un ojo libre de nubosidad. No se tienen datos de viento en superficie ni de si provocó daños en algún lugar de las costas italianas.

Figura 3. ‘Medicane’ acontecido el 22 de marzo de 2007 según el sensor MODIS en imagen en falso color. Fuente: NASA

Pero sin duda, los más llamativos acontecieron los días 18 y 19 de octubre, en los dos extremos opuestos del Mediterráneo: uno que afectó al sureste de la Península, y otro junto a las costas de Libia.

En el caso del ocurrido en el sureste de la península Ibérica, impacta su enorme parecido con un huracán atlántico, con la nubosidad organizada en espiral y un ojo libre de nubosidad muy definido. Incluso las imágenes de radar mostraban tal organización. Ver figuras a continuación.

Figura 4. Medicane del 18 de octubre de 2007 para: a) Imagen VIS de las 08:30 UTC, Fuente: SAT24-EUMETSAT, b) PPI del radar de Murcia a las 08:50 UTC, mostrando las zonas de reflectividad. Las flechas en rojo indican la posible circulación del sistema en capas baja. Fuente: INM y c) Imagen MODIS del mediodía. La flecha señala el “ojo” del sistema. Fuente NASA.

Los vientos asociados dejaron rachas de 80 km/h en Santa Pola, y 50 km/h de velocidad media sostenida. Las lluvias acumularon cantidades variables, localmente intensas en algunos puntos, y no se pudo detectar la presencia de núcleo cálido a través de los modelos meteorológicos, aunque por su tamaño pudo pasar inadvertido este hecho. Su trayectoria fue muy curiosa también, de NE a SW, incluso moviéndose por el mar de Alborán habiendo perdido ya su apariencia, pero dejando intensos chubascos en la provincia de Almería.

Fue un medicane muy mediático, pues numerosos espacios de El Tiempo en la TV se hicieron eco del fenómeno, entre ellos, Roberto Brasero, el hombre del tiempo de Antena3.

youtube video id=eJx68vdqKl0

Vídeo capturado de El Tiempo de Antena3, con Roberto Brasero hablando del Medicane.

Incluso el experto en ciclones tropicales, Jeff Masters, se hizo eco de este fenómeno en su blog en Wunderground. Se cita su comentario, que he traducido al castellano:

"Medicane" (¿’Medepression’?) golpea España.

Un sistema con apariencia de tormenta tropical arrasó la isla de Mallorca en el Mediterráneo el miércoles, desencadenando inundaciones que causaron la muerte de dos personas. La tormenta entonces tocó tierra en la costa mediterránea de España ayer por la mañana cerca de la ciudad de Murcia. La presentación satelital de la tormenta al hacer tierra mostraba unas bandas espirales bien formadas y un centro libre de nubes. Murcia reportó vientos sostenidos de 30 mph, con rachas de 45 mph, a las 14 GMT del jueves. Una estación meteorológica privada en Santa Pola registró vientos sostenidos de 40 mph, con rachas de 45 mph, y 0.68 pulgadas de lluvia durante el paso de la tormenta. Tenemos un número de otras estaciones meteorológicas privadas en la región, pero no fueron reportados vientos más intensos, o presión inferior a 1013 mb. El radar del Instituto Nacional de Meteorología mostró algunas bandas bien organizadas. El modelo UKMET no indicó que la tormenta tuviera un núcleo cálido, por lo que probablemente no era una verdadera tormenta tropical. La temperatura superficial del mar era sobre 23ºC (alrededor de 1ºC más cálida de lo normal) bajo la tormenta, que es bastante más baja de los 26,5ºC usualmente asociados con la formación de tormentas tropicales. La presentación satelital sugiere que la tormenta estuvo generando probablemente un núcleo cálido poco profundo cerca de la superficie, y que consiguió alguna de su energía a partir de la liberación de calor latente – la misma fuente de energía que intensifica a los ciclones tropicales. La ‘medepression’ de ayer probablemente fue un híbrido de tormenta tropical/extratropical, y que fue predominantemente no-tropical.

Tormentas híbridas de núcleo cálido han sido informadas en el mar Mediterráneo antes, y hay una larga lista de literatura científica publicada sobre el tema. Estas tormentas pueden llegar a ser bastante severas y causar daños considerables. Sin embargo, no hay ningún sistema establecido para nombrar estas tormentas, y el Centro Nacional de Huracanes (National Hurricane Center) no es responsable de la emisión de avisos en el mar Mediterráneo. Hay bastantes medicanes en años pasados que habrían tomado nombres como tormentas subtropicales habiendo sido el NHC el responsable de las alertas en el mar Mediterráneo. Hay interés en que, más adelante en este siglo, el calentamiento global pueda elevar la temperatura de la superficie del mar lo suficiente como para permitir la formación de huracanes enteramente organizados y amenacen las ciudades densamente pobladas que salpican la costa.

Fuente: http://www.wund.com/blog/JeffMasters/show.html

Pero ese mismo día, en el centro del Mediterráneo junto a las costas de Libia, tenía lugar otro desarrollo convectivo, figura 5. En él se aprecia un vórtice en niveles bajos, figura 5a, y que posteriormente dio lugar a un posible medicane con un ojo libre de nubosidad, figura 5b y c, aunque de dimensiones menores que el de las costas españolas. Su aspecto en algunos momentos era de un (mini)ciclón con un ojo bien definido. No se dispone de ningún dato sobre vientos ni presiones, ni lluvias asociadas.

Figura 5. Imágenes visibles del 18 de octubre de 2007 frente a las costas cercanas a Libia. Fuentes: Dundee University-EUMETSAT.

De todo lo que acabamos de tratar, nace la pregunta de si se deberían nombrar estos sistemas y si se debería crear un organismo europeo que, al igual que hace el CNH, Centro Nacional de Huracanes, siguiera, analizara e investigara estas bajas, dándoles nombres oficiales igual que a sus homólogos del Atlántico Norte y emitiendo avisos periódicos.

De momento los medicanes parecen ser una rareza meteorológica, sobre todo en cuanto a su frecuencia anual, pero no deberían pasar desapercibidos y sí deberían ser seguidos.

¿Quién da más? Hagan sus apuestas.

Bibliografía

Esta entrada se publicó en Reportajes en 06 Nov 2011 por Francisco Martín León