Historias meteorol&oacuate;gicas de los lectores

Miro al cielo y no se ve nada más que un precioso día, pero todo cambioAntonio Santamaría, Toñ[email protected]¡Ya es hora!, pensé que lo había soñado. Han pasado tres años, y parece que fue aye...

Miro al cielo y no se ve nada más que un precioso día, pero todo cambio

Antonio Santamaría, Toño

[email protected]

¡Ya es hora!, pensé que lo había soñado. Han pasado tres años, y parece que fue ayer, en mi memoria el recuerdo de una durísima y traumática experiencia que han hecho de mi un animal terrestre donde los hubiere.

Estaba yo pescando en mi maravillo bote de 3´'70 metros de eslora en medio de la preciosa bahía de Santander (puede que una de las mejores del mundo), cuando de pronto pude observar una gigantesca columna de ¿humo? de un color negro, parecido a cuando se queman neumáticos. Tardó un poquito mi cerebro en cubicar aquella desconcertante información, hasta que analizando el tamaño del 'incendio' me di cuenta de que no podía ser tan grande, la montaña de Peñacastillo se quedaba pequeña junto a la nube.

En ese preciso instante comprendí lo que pasaba y puse rumbo a tierra, lo más rápido que pude con este pequeño barco y con tan mal criterio que decidí coger rumbo oeste, es decir de proa justo al temporal, ya que el punto de tierra más cercano se encontraba a tan solo 150 metros, me fue totalmente imposible, cuando llegó el viento se me pusieron los pelos de punta , era un “jodido” huracán, por un momento temí que me diese la vuelta, el agua estaba totalmente pulverizada y la visibilidad era totalmente nula, por un momento lo di todo por perdido, cambié de rumbo 180 grados y puse proa al este, era mi única opción, mientras sacaba agua con una mano, con la otra trataba de mantener firme el barco con la otra mano en el fueraborda, era una situación absolutamente desesperada y tenia que atravesar toda la bahía de Santander hasta la otra punta, hasta Pedreña,,,,,,, casi imposible, incluso para un optimista acabado como yo.

Al final gracias a mi suerte y a un poquito de pericia, conseguí salir nadando, al llegar donde cubría solo un par de metros las olas rompían y al meterme una ola por la popa tras otra, acabó por hundir mi precioso 'aguachica'. Posteriormente, recuperé el barco y un poquito más tarde la ilusión por volver a navegar, otros no fueron tan afortunados, cerca de donde yo navegaba una chica perdió la vida al hundirse como yo y fallecer por hipotermia.

Resulta difícil explicar como puede la meteorología cambiar tanto en tan poco tiempo, hacia un día increíble, para ser Diciembre, y ahora que lo pienso y tanto que increíble, nunca mejor dicho.

Desgraciadamente, la inmensa mayoría de la gente a olvidado algo que está tan cercano en el tiempo, y que no está de menos para hacernos reflexionar un poquito en lo que a los avisos meteorológicos se refiere. A mi me sirvió la lección y con esto espero poder ayudar a otros a que no sean tan necios como yo y que cuando exista un aviso de alerta meteorológica, no hagan como yo:

- miro al cielo y no se ve nada más que un precioso día

Felicitaros por la página, está muy bien documentada y es muy amena y por si fuera poco nos ayuda a los que por un momento hemos llegado a pensar que lo habíamos soñado, ,,,,,, el resto de la documentación se debió de quemar en el incendio de Santander, ya que no aparece por ningún sitio.

Un afectuoso saludo.

Toño

Esta entrada se publicó en Fotos y animaciones en 06 Abr 2003 por Francisco Martín León