Entrevista del mes: Gavin Pretor-Pinney
Fundador de la Sociedad para la Apreciación de las Nubes
Cuando tenía 4 años y medio de edad, mi madre me llevaba a la escuela en Londres y recuerdo mirar por la ventana y ver cómo la luz del sol estallaba hacia fuera detrás de una gran nube hinchada. Ese resplandor solar hacía que la nube tuviera los bordes brillantes de color dorado. Recuerdo haberme preguntado de qué estaba la nube hecha, la razón por la que flotaba en el aire y lo que sería sentarse en ella.
Siempre me han gustado las nubes lenticulares. Adoptan a menudo la forma de discos, y tienden a formarse en las regiones montañosas, cuando el aire es estable. Son causadas por el movimiento ondulatorio que las corrientes de aire pueden desarrollar al abrigo de una cumbre montañosa. A veces, una nube lenticular puede parecerse notablemente a un platillo volante –algunas hermosas, naves misteriosas, descienden para recordarnos cómo las nubes son vehículos de la imaginación.
Es fácil pasarlas por alto por lo comunes que son, están presentes todos los días, pero sólo se necesita un pequeño cambio de perspectiva para darnos cuenta que lo que es bello, sorprendente –incluso exótico– se pueden encontrar en las cosas familiares que nos rodean. Cuando las personas no se detienen a mirar las nubes, a menudo parecen quejarse de ellas. Si te acuerdas de lo que sentías por las nubes cuando eras joven, también te darás cuenta pronto de que son la parte más dinámica, evocadora y poética de la naturaleza.
Tengo la intención de organizar una conferencia internacional sobre nubes a finales de año. Todavía estoy planeándolo, pero espero que sea una gran oportunidad para que los miembros de la Sociedad de Apreciación de Nubes puedan reunirse y encontrar más información sobre este asunto poco apreciado de nuestra atmósfera.
Un amigo mío estaba organizando un festival literario en Cornualles, en el sureste de Inglaterra, y me preguntó si me gustaría dar una charla sobre las nubes, porque sabía que me gustaban. Esto fue antes de que yo hubiera escrito libros sobre ellas y antes de fundar la Sociedad. Acepté su invitación y decidí que sería divertido dar la charla con un nombre poco común, así que la llamé conferencia inaugural de la Sociedad de Apreciación de Nubes. Lo hice así sólo porque pensé que sonaría interesante. Asistió mucha gente y todos me preguntaron después cómo podrían hacerse miembros de la Sociedad. Fue entonces cuando me di cuenta de que realmente era necesaria una Sociedad para recordarnos que no debemos ver a las nubes solo como objetos que tapan la luz del sol o nos dejan tantas pulgadas de lluvia o granizo. Las nubes son arte abstracto de la naturaleza.
Puede hacerlo a través de nuestra página web (http://cloudappreciationsociety.org/). Hay una tarifa única para convertirse en miembro –suscripción que se efectúa una sola vez– y cuando usted se convierte en un miembro, obtiene un certificado con su nombre en él y una insignia de pertenencia.
Asperatus es el nombre que propuse para una formación nubosa que parece un mar turbulento y convulso, visto desde abajo. Es una forma extrema de la nube ondulada, conocida como undulatus. La clasificación sugerida por mí sólo puede considerarse un término oficial cuando se incluye en el Atlas Internacional de Nubes, publicado por la OMM. La última edición de este Atlas es de 1974, y la OMM han dicho que tienen previsto publicar una nueva edición a finales de este año o principios del 2016. No me han podido confirmar, de momento, si los asperatus van a ser incluidos, pero han dicho que es muy probable que así sea.
Durante los últimos diez años he ejercido de escritor, escribiendo un par de libros sobre las nubes, así como uno sobre las ondas y otro sobre el ukelele, un pequeño instrumento musical hawaiano. Recientemente, sin embargo, la Sociedad de Apreciación de Nubes me está robando casa vez más tiempo, y este año, por primera vez, estoy gastando la mayor parte de mi tiempo a trabajar para ella.
Algún día haré otro libro, estoy seguro, pero por ahora no entra dentro de mis planes. Tengo un montón de proyectos para el desarrollo de la Sociedad este año. Quiero invertir mucho trabajo en conseguir hacer una página web mucho mejor, que permita mucha más interacción entre los miembros de la Sociedad, con un nuevo Foro de Nubes. También estoy buscando la fórmula que permita a los miembros poner en marcha subdivisiones locales de la Sociedad en sus regiones. Me gustaría que este fuera el año en que los miembros de la Sociedad de Apreciación de las Nubes tuvieran una mayor interacción social.
La respuesta corta es que no se sabe muy bien. Todavía no estamos seguros si el calentamiento del planeta significa que habrá más o menos nubes –ni si el efecto será mayor en las nubes bajas o en las altas. Es importante saber por qué las nubes bajas tienen un efecto general de refrigeración en parte baja de la atmósfera, mientras que las altas contribuyen al calentamiento global. La NASA ha puesto en órbita unos satélites en su misión CERES para tratar de comprender mejor el papel complejo y profundo que juegan las nubes en el flujo de energía a través de nuestra atmósfera.
Las nubes han jugado un papel secundario durante toda la existencia humana –siempre allí, en el fondo, siempre presentes de telón de fondo de nuestras vidas. Ellas tienen, por supuesto, y tuvieron un efecto enorme en nuestro desarrollo como especie, desplazando el agua de mar hasta nuestras puertas, dejando la sal atrás, y también limpiando la mayor parte del polvo y otras partículas del aire, de modo que nos queda un aire bastante limpio para respirar. Pero creo que han jugado un papel igualmente importante como estimulantes de la imaginación. En el año 500 a. de C, el dramaturgo griego Aristófanes describió las nubes como los “dioses patronos de becarios de inactividad”. Siempre han estado allí, para encontrar en ellas formas en cuanto hemos tenido un momento para sentarnos y mirar. “¡Qué espectáculo, los vapores sutiles que tienen su morada en el cielo, presenta estos días de invierno!”, escribió el naturalista estadounidense Henry David Thoreau en su diario en 1859. “¿Quién vio las formas de las nubes sobre esta parte de la Tierra hace 1.000 años? ¿Quién las ve hoy?”
NOTA DE LA REDACCIÓN: Desde la RAM damos las gracias a Gavin por haber dedicado parte de su tiempo a los lectores de nuestra revista. Aprovechamos para felicitar a Gavin por el 10º aniversario de la Sociedad de Apreciación de las Nubes.