La aportación de Lamarck al nacimiento de la Meteorología moderna

Alessio Raimondi - Ph.D. en Historia, Filosofia y Didactica de las Ciencias- Cagliari, Cerdeña. Palabras clave: Lamarck, meteorología, barómetro, historia, nubes, predicción, Luke Howard.

La Aportación De Lamarck Al Nacimiento De La Meteorología Moderna
Figura 1. Retrato de Jean-Baptiste Lamarck.

Jean-Baptiste Lamarck, cuyo verdadero nombre fue Jean-Baptiste Pierre Antoine de Monet cavaliere di Lamarck (1744 – 1829), naturalista, biólogo y químico, hizo el primer intento de proveer la meteorología de un estatuto epistemológico propio. Se ocupó de meteorología en 7 artículos, 3 libros, 11 anuarios, 2 discursos y 2 voces de diccionario. La construcción del barómetro (1643) fue crucial para el desarrollo de la meteorología que desde ese momento fue investigada por muchos científicos. Sin embargo, Lamarck fue el primero en comprender que las predicciones del tiempo podían ser emitidas exclusivamente en forma probabilística y, entendiendo sus importancia social, se planteó un proyecto para realizarlas a escala sinóptica, incluso tratando explícitamente el tema de su comunicación.

Su obra se caracteriza por su originalidad en la identificación de los problemas de resolver, algunos de los cuales incluso hoy son objeto de investigación en la comunidad de los meteorólogos. He profundizado el recorrido que de Lamarck llevó a los extraordinarios resultados obtenidos por Lorenz, porque al examinar este recorrido, al que han contribuido también las “contaminaciones” introducidas por otras ciencias (especialmente Ciencias de la Tierra, Matemática y Estadística y, por supuesto, Física), es posible enmarcar la meteorología desde un punto de vista histórico-epistemológico.

La búsqueda de las causas de los fenómenos atmosféricos

La teoría lamarckiana se sitúa por cierto dentro del pensamiento iluminista; Lamarck tenía grande confianza en el poder de la razón y amaba la síntesis y las generalizaciones. Newtoniano, tuvo siempre la ley de gravitación universal como un punto de referencia, estaba convencido que los fenómenos de la naturaleza podían ser explicados remontando a causas primeras, de no banal determinación, que sin embargo tenían que ser descritas por relaciones sencillas y elegantes como en los fenómenos gravitacionales. Lamarck esperaba, con la determinación de las causas primeras, llegar a una “teoría del todo” en la que la "Física Terrestre" ocupara una parte importante, y en la que se recogieran todas las ciencias de la naturaleza. La meteorología, en el sentido de física de la atmósfera, con la geología y la biología era uno de los tres pilares de dicha física terrestre.

Este es el enfoque con que Lamarck se acerca a la meteorología, convencido de que el conocimiento de las causas de los fenómenos atmosféricos habría permitido la realización de predicciones a largo plazo, que así habrían podido desarrollar toda su utilidad social y económica. De hecho la meteorología constituyó uno de sus principales campos de interés desde el principio de su actividad de investigación. La búsqueda de las causas lo empujó a profundizar sus estudios de dinámica de fluidos y de la acción de la rotación terrestre sobre los gases atmosféricos. En el sistema meteorológico lamarckiano, las causas de los fenómenos atmosféricos podían ser reconducidas a la influencia del Sol, por medio de la atracción gravitacional y la irradiación, y a la influencia de la Luna, a través únicamente de la atracción gravitacional. Sin la presencia del Sol y de la Luna la atmósfera habría estado absolutamente inmóvil. La hipótesis de la atracción gravitacional de la Luna como causa de los fenómenos atmosféricos no era nueva; unas décadas antes, por ejemplo, propuso la misma hipótesis el astrónomo italiano Giuseppe Toaldo (1719-1797), sin ser capaz de concretarla. Lamarck, al contrario, propuso un método para verificar su hipótesis teniendo en cuenta incluso las influencias a pequeña escala, como las concernientes los fenómenos de interacción entre la atmósfera y la superficie terrestre, que aún hoy es difícil describir y por lo tanto se parametrizan.

Modalidad de adquisición y de empleo de las observaciones meteorológicas y de realización de las predicciones del tiempo

Lamarck sabía que la validez de sus teorías habría sido demostrada con la realización de predicciones del tiempo correctas. Sin embargo, ya que la meteorología era una ciencia nueva, hacía falta la definición de protocolos para indicar qué instrumentos utilizar y de qué manera tenían que ser utilizados y, finalmente, cómo se debían hacer y anotar las observaciones. Lamarck rechaza cada método artesanal de observación y clasifica los instrumentos útiles para adquirir los datos necesarios para efectuar las predicciones. La lista de instrumentos que propuso constituye un subconjunto de los instrumentos que forman parte de las corrientes estaciones meteorológicas. Comprendió, además, antes de su contemporáneos, que las informaciones útiles podían llegar de la elaboración del conjunto de los datos adquiridos por los diferentes instrumentos, y que para efectuar las predicciones no bastaban las informaciones recogidas por un solo observador, ya que es necesaria una visión sinóptica del estado de la atmósfera; por lo tanto trabajó para crear una red de observación.

Alcanzado el apoyo del entonces Ministro del Interior, el químico Chaptal, dicha red, predecesora de la actual Meteo France, fue operativa aunque no en la forma institucionalizada y capilar con que Lamarck soñaba. De todas formas a cada observador se le proporcionaron los instrumentos necesarios para realizar las observaciones con las advertencias concernientes qué datos había que adquirir (discriminando entre datos indispensables y datos no esenciales), en qué hora del día debían efectuarse las adquisiciones y como tenían que ser anotadas de forma definitiva. Sin embargo el proyecto de Lamarck se desarrolló sólo desde el 1800 hasta el 1804, ya que por diferentes acontecimientos políticos, el despacho central fue cerrado, la red disuelta y a Lamarck no se le permitió con los datos recogidos. Lamarck era consciente que el éxito de las predicciones del tiempo que realizaba era importante no sólo porque habría confirmado su teoría sino también porque el impacto económico de las predicciones le habría permitido ganar dinero, necesario a una familia numerosa que no vivía en bienestar.

El tenía claro que los conocimientos disponibles no permitían predicciones ciertas, por lo tanto introdujo la palabra "probabilidad” en lugar de "previsión" ya que nadie puede "ver antes" como presumían los charlatanes, a los que, a menudo, lo comparaban los adversarios, que escribían almanaques Nell’Annuaire pour l’an XIV propuso una escala cualitativa de probabilidad graduada desde “A” hasta “F”, según la mayor o menor probabilidad del evento. Antes sólo Dalton (1766-1844) había asociado las probabilidades a las predicciones del tiempo. Sin embargo Lamarck fue el primero a comprender que esta asociación era imprescindible para realizar las predicciones. De todas formas confiaba, con una posición todavía determinista, en el éxito de sus predicciones ya que si los astrónomos podían predecir con mucha antelación la posición del Sol y la Luna, y si los dos astros eran causa de los fenómenos atmosféricos, entonces se habría podido predecir con la misma antelación también dichos fenómenos.

Utilidad social de las predicciones del tiempo y modalidad de comunicación

Ya hemos dicho que Lamarck comprendió que los progresos de la meteorología y el éxito de las predicciones habrían podido tener un impacto socio-económico importante para diferentes actividades humanas. Hasta entonces las observaciones meteorológicas habían sido desarrolladas sobre todo por terratenientes (observaciones geórgico meteorológicas de tradición virgiliana) y por médicos (observaciones médico meteorológicas de tradición hipocrática) trámite las Sociedades Reales que las habían garantizado por todo el siglo XVIII, así que, en aquella época, la palabra “meteorología" estaba en relación con la ciencia que estudiaba los efectos de los fenómenos meteorológicos sobre los seres vivientes. De estas sociedades Lamarck lamentaba la escasa atención por las causas de los fenómenos atmosféricos que volvía imposible la efectuación de predicciones a más largo plazo. En sus Anuarios, que tuvieron un discreto éxito de público, se dirigió explícitamente a campesinos, médicos y marineros y ya desde sus primeras obras, aparece clara la certidumbre de que cada actividad del hombre podría sacar ventajas económicas desde predicciones correctas.

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Figura 2. Annuaire pour l’an XIV

En el Annuaire pour l’an XIV, Lamarck, que fue por muchos años oficial del Ejército francés, ilustró, basando su afirmaciones sobre la información aportada por una grande cantidad de informes militares, cómo el empleo de predicciones del tiempo correctas hubiera podido evitar la quiebra de unas misiones de la armada francés. En el Annuaire pour l’an 1809 intentó superar la tradición hipocrática adelantando la que, en nuestros días, es conocida como biometeorología, enseñando cómo el conocimiento de las causas permite poner en relación los fenómenos meteorológicos con las enfermedades estacionales. Intentó realizar lo mismo, por lo que concierne la tradición virgiliana, explotando sus grandes conocimientos de botánica. Dedicó, en fin, mucha atención a la fase de comunicación de las predicciones, fase en la que estas se transmiten de la comunidad de los meteorólogos al público. Estaba convencido que las predicciones son socialmente útiles si los usuarios pueden comprenderlas sin ambigüedad.

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Figura 3. Sistema general de vientos de Lamarck. Fuente: Tesis de Petit-Perrin.

En toda su obra los términos son utilizados cuidadosamente; clasifica nubes y vientos, distingue la tempête dall’orage y las diferentes tipologías de “buen" tiempo y “mal" tiempo, siempre con la conciencia de que el juicio que se expresa sobre el tiempo es subjetivo, en cuanto depende de las eventuales pérdidas o ventajas que el evento meteo puede crear al sujeto interesado a la predicción. Hay que decir que la clasificación de las nubes de Lamarck fue suplantada por la propuesta hecha por el inglés Howard (1772-1864), mientras que la clasificación de los vientos fue suplantada por la propuesta hecha por el almirante inglés Beaufort (1744-1857). Las dos clasificaciones inglesas, que se utilizan actualmente, se prefirieron a las de Lamarck, según lo que opina el histórico de la meteorología Fierro, porque estaban escritas en latín.

El problema de la verificación de las predicciones

Lamarck tomó en consideración incluso el problema de la verificación de las predicciones, todavía particularmente delicado, pero no logró solucionarlo. Por cuanto él no explicitó los cálculos que le permitieron expresar las probabilidades, parece interesante su enfoque finalizado no sólo a la corrección de las predicciones equivocadas sino también a la evaluación de las correctas. Se advierte, además un intento, aunque incompleto, de empezar una actividad de reforecast que, basándose en el evento que se verificó y los datos disponibles en el momento de la predicción, intenta comprender por qué la predicción no ha tenido éxito e individuar los errores con el fin de realizar una calibración. Está claro que a Lamarck le faltaban los instrumentos técnicos y matemáticos y los conocimientos para cumplir una verificación exitosa, por esto sus intentos hoy pueden parecer superficiales e ingenuos.

La meteorología lamarckiana: conclusionesLa meteorología lamarckiana no quería limitarse a explicar lo que era noto sino que pretendía predecir el ignoto. En la época en que prevalecía la posición determinista laplaciana, la imposibilidad de reducir la meteorología al determinismo era índice de ignorancia. Lamarck entendió que la meteorología no podía reducirse ni a una simple suma de fenómenos físicos ni a la física de la atmósfera. En su recorrido intelectual se alejó del newtonianesimo para acercarse a una visión de la naturaleza más similar a la que hoy tienen las ciencias de la complejidad, expresando también una concepción muy moderna de previsión y de probabilidad. La misma elección de indicar como ciencias fundamentales la meteorología, geología y biología (que hoy forman parte de las ciencias de la complejidad) manifiestan la intranquilidad de que llevó sucesivamente al alejamiento de la idea laplaciana de predicibilidad del mundo, y del empleo de la matemática en este ámbito, y a la controversia con Lavoisier sobre la función del experimento en el estudio de la naturaleza. De hecho Lamarck deja la búsqueda, típicamente newtoniana, de las causas para privilegiar la observación de la evolución de los fenómenos, comprendiendo la necesidad de construir una nueva ciencia que habría necesitado la contribución de toda la comunidad científica.

El carácter no fácil, el hecho de no aceptar críticas, su indisponibilidad al compromiso, y sus posiciones en contraste con el pensamiento dominante en el periodo de la restauración napoleónica le habían aislado de la comunidad científica. Sobre todo su obras concernientes la meteorología fueron causas de muchas críticas por sus compañeros y de una humillación pública por parte de Napoleón. Las teorías meteorológicas de Lamarck por cierto eran discutibles, sin embargo en aquella época no se tenían los conocimientos adquiridos en los dos siglos siguientes. Lo que extraña del trabajo de Lamarck es la modernidad de los temas tratados que han sido desarrollados y desentrañados hasta nuestros días. La meteorología es una ciencia joven, y aunque las reflexiones históricas estén todavía al principio, la figura de Lamarck meteorólogo merecería estudios más profundos y una revalorización, ya que los conocimientos actuales son, a ciencia cierta, se deben incluso a su trabajo generoso y solitario.

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Esta entrada se publicó en Reportajes en 17 May 2011 por Francisco Martín León