EL FORERO: FABULA Y AUTOCRITICA DE UNA OBSESION

Adolfo Sánchez Martínez, [email protected] forero cruzó los brazos sobre la mesa del ordenador y hundió la cabeza entre ellos.Acababa de salir la última actualización del GFS y no podía s...

Adolfo Sánchez Martínez, Bomarzo

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El forero cruzó los brazos sobre la mesa del ordenador y hundió la cabeza entre ellos.

Acababa de salir la última actualización del GFS y no podía ser peor. Manchas ocres y granates ondulaban sobre la Península. La piel de toro acababa de perder el último tren del frío en el invierno del dos mil cuatro, mientras en algunos lugares de la vieja Europa, apenas se podía andar por las calles de las ciudades cubiertas de nieve recién caída.

Tres meses de ilusión enterrados en altas presiones, ponientes y bonanzas. El forero levantó la mirada y la fijó en la viva representación del tedio, la mediocridad y la rutina y tomó una decisión. No aguantaría otro invierno así, prefería sumirse en un profundo sueño y tal vez el paraíso fuese un febrero del 56 perpetuo.

El forero se levantó y se dirigió al cuarto de baño. Abrió un viejo armarito de espejo y chapa. Sobre un estante reposaba un bote casi lleno de Tranxilium 500. Lo miró y por un momento dudó, pero apretó los dientes pensando que la esperanza era una gran traidora que sólo le haría prolongar la agonía de este invierno casi tropical. Agarró el bote con fuerza y regresó a su habitación.

Frente al enemigo, el forero volcó sobre la palma de su mano derecha el contenido del frasco, depositando en ella diez o quince píldoras alargadas de color rojo y blanco. Dejó el bote sobre la mesa y se las echó a la boca, ayudándose a tragar con un largo sorbo de un bote de Coca-Cola caliente.

Luego, pinchó en el archivo de wetterzentrale el mapa de Febrero de 1.956 y se quedó dormido.

El forero fue viajando por la carretera que lleva del sueño profundo al sueño eterno, pero su corazón siguió latiendo varias horas.

Tal vez fue uno de los espasmos últimos lo que hizo que su dedo accionase el ratón, pinchando en algún lugar de la pantalla, activando un enlace preseleccionado.

Junto al forero inerme, la pantalla se puso blanca y poco a poco fue deslizando una imagen frente a él. Era la última actualización a cuatro días vista. Donde antes hubo colores ocres y granate, ahora asomaban el verde y el azul. Hasta la vieja Península llegaba una lengua gélida y húmeda, casi como en el mapa del 56, como en el paraíso.

A los pocos días, sobre el lugar donde reposaba para siempre el cuerpo del forero, caía la nieve.

Esta entrada se publicó en Fotos y animaciones en 03 Abr 2004 por Francisco Martín León