Heladas tardías, un riesgo inesperado sobre todo para el Martes Santo

La Semana Santa empezará con temperaturas más frescas que las de estos últimos días. Las heladas tardías serán protagonistas en amplias zonas del interior, pero puede que la próxima semana traiga algo más: te lo explicamos aquí.

Heladas Semana Santa
El impacto de una helada varía mucho entre enero y abril. En zonas de montaña siguen siendo habituales, pero en cotas bajas pueden afectar a la vegetación, sobre todo tras un marzo muy cálido.

En los últimos días lo más destacable ha sido el calor prematuro que hemos experimentado tanto en la Península como en Canarias. Las temperaturas han alcanzado valores extraordinarios para esta época del año, con 5 récords absolutos batidos el miércoles. Y hoy todavía podrían caer algunos más en el este con el viento de poniente.

La masa de aire a 850 hPa (unos 1500 metros) tenía temperaturas que superaban el percentil 99,5% en buena parte del territorio, o dicho de otra forma, de cada 200 días de finales de marzo y principios de abril, sólo 1 alcanza valores de temperatura como los observados, y en algunos casos ni eso.

Una masa de aire más fresca un importante descenso térmico y heladas

Tras este episodio de altas temperaturas, una masa de aire mucho más fresca impulsada por la lejana borrasca Mathis invadirá la Península este fin de semana. El cambio será significativo puesto que en algunos casos el descenso térmico superará ampliamente los 10 ºC en 48 horas. Estas bajas temperaturas, sin embargo, serán mucho más habituales para la época del año; ya que se situarán entre los percentiles 10 y 20 en bastantes zonas, lo que significa que de cada 10 días de estas fechas, al menos 1 o 2 suelen ser aún más fríos que los que nos esperan.

Aunque sean débiles, las heladas en estas fechas puede provocar un impacto mayor en el campo que las que se producen en pleno invierno.

Este refrescamiento irá acompañado de algunas precipitaciones débiles dispersas en el norte, localmente moderadas en el Pirineo, donde nevará en cotas altas. Sin embargo, aunque se trata de una situación relativamente habitual, no debemos perder de vista que este nuevo escenario traerá heladas cuyo impacto será mucho mayor que las que se producen en pleno invierno. Sobre todo si el final del invierno o el comienzo de la primavera, como ha sido el caso, han sido cálidos.

Heladas Martes Santo
La heladas afectarán a más zonas durante la madrugada y mañana del Martes Santo, y no sólo se producirán en zonas de montaña.

La semana arrancará con esta masa de aire frío sobre nosotros, pero con un tiempo relativamente estable y sin precipitaciones apreciables. La escasa nubosidad permitirá que las temperaturas diurnas asciendan con amplitudes térmicas muy marcadas en zonas de interior, especialmente el martes y el miércoles cuando la temperatura que tengamos a primera hora de la mañana nada se parecerá a la que haya a mediodía.

Las mínimas inferiores a 0 ºC no sólo se producirán en el entorno de los sistemas montañosos o en cotas altas. Entre el lunes y el miércoles las heladas serán probables (pero en general débiles) en amplias zonas de las mesetas, tanto en cotas superiores a 600 metros como en zonas inferiores favorables a las inversiones térmicas. De hecho, en valles propensos a fuertes inversiones térmicas las heladas pueden ser moderadas, con mínimas en torno a -5 ºC.

Las temperaturas nocturnas tardarán más en subir

El ascenso de las mínimas será mucho más progresivo y se producirá más avanzada la semana. Es probable, no obstante, que la semana finalice con un nuevo descenso de las temperaturas diurnas, pero con mínimas suaves, y sin perder perder de vista la incertidumbre en el pronóstico, que es aún elevada.

¿Volverán las lluvias durante la Semana Santa?

La semana empezará sin precipitaciones y con nubosidad escasa en la mayor parte del territorio y parece que así continuará durante los días inmediatamente posteriores. Sin embargo, como ya hemos explicado continúa existiendo una incertidumbre importante a partir de Jueves Santo.

Un escenario muestra una persistencia de las altas presiones sobre la Península, mucho más debilitadas, pero que garantizarán el ambiente estable en la mayor parte del territorio, mientras que el otro escenario, más probable, contempla la llegada de bajas presiones desde el Atlántico con un consecuente riesgo de precipitaciones en algunas regiones.