Qué hacer (y qué no hacer) para que tu potus crezca vigoroso y con hojas grandes
Esta planta clásica se adapta a todo, pero explota de verdad cuando entiendes qué necesita. Con estos trucos, el potus saca hojas grandes y se vuelve una fabulosa cascada verde.

En casi todas las casas argentinas hay un potus que cuelga de una repisa, sobrevive a mudanzas y se banca semanas enteras sin que nadie lo registre. Pero cuando alguien le da un poco de atención, ese potus se transforma en un pequeño bosque colgante.
El secreto para que saque hojas grandes, firmes y de un verde sólido está en una combinación simple de luz, agua y espacio. Y cuando esas tres cosas coinciden, la planta avanza como si tuviera un plan propio.
El riego: la diferencia entre un potus flaco y uno vigoroso
El potus no sigue un calendario rígido. Marca su propia agenda según la estación. En primavera y verano, con un riego cada 5 a 7 días queda más que cómodo. En otoño e invierno, puede esperar entre 10 y 12 días sin problemas. La tierra indica cuándo es el momento: si la superficie se siente seca, la planta pide agua.

Es importante regar generosamente hasta que el agua escurra por debajo. Así las raíces profundas se hidratan de verdad. Pero nada de charcos eternos. El agua acumulada en el plato frena el crecimiento y achica las hojas.
El agua fría estresa a la planta, así que se recomienda usar agua a temperatura ambiente. Además, mojar las hojas seguido puede generar manchas y hongos.
Si este esquema se cumple, el potus responde con brotes nuevos y hojas más anchas.
Luz: el motor silencioso del tamaño de las hojas
El potus proviene de la selva y necesita luz filtrada. Lejos del sol directo funciona mejor que al lado de una ventana que azota al mediodía.

Cuanta más luz indirecta, mayor es la superficie de las hojas. En rincones muy oscuros sobrevive, sí, pero se estira como buscando una salida y produce hojas más chicas.
Trucos de espacio, sustrato, fertilización y limpieza
Cuando la maceta le queda pequeña, el potus lo avisa con claridad: las raíces empiezan a asomarse por los agujeros de drenaje, la tierra se compacta y el riego deja de absorberse parejo.
Ese es el momento ideal para cambiarlo a un recipiente apenas más grande, no gigante. Un salto de dos o tres centímetros de diámetro suele alcanzar. Si lo pasás a una maceta enorme de una sola vez, la tierra retiene demasiada humedad y la planta se frena. En cambio, con un tamaño justo, el potus avanza firme, enraíza mejor y saca hojas más grandes.

El sustrato debe ser aireado. Una mezcla con turba, perlita y un toque de compost permite que las raíces trabajen cómodas. En los meses cálidos, una dosis de fertilizante para plantas verdes cada 20 a 30 días potencia el crecimiento.
Un consejo efectivo es pasarle un paño húmedo por las hojas para quitar el polvo que bloquea la luz. Ese gesto simple mejora la fotosíntesis y el brillo.
Y el truco que hace la diferencia: poda mínima pero estratégica. Al cortar la punta de un tallo, la planta ramifica y se vuelve más frondosa, no solo más larga.
Ciclo de vida y multiplicación
El potus vive muchos años sin mostrar desgaste. Cuando una rama se alarga demasiado, se corta un tramo con nudo y se coloca en agua. En pocos días salen raíces nuevas. Es una planta generosa: un potus inicial puede terminar en varias macetas distintas.
Es versátil, pero algunos lugares lo favorecen más, como los estantes altos, donde las lianas forman una cascada verde. O los baños luminosos, donde la humedad embellece el follaje. También los dormitorios con claridad suave y sin sol directo.
Epipremnum aureum 'N' Joy' pic.twitter.com/G4J3jeveGv
— Armando Maravilla - Wonder (@wonder_m_r) May 27, 2023
Sobre paredes con soportes el potus puede trepar y desarrollar hojas más grandes que en modo colgante. Con un poco de espacio, la planta cambia la sensación del ambiente sin demandar grandes esfuerzos.
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