La flor que lo resiste todo: florece todo el verano sin riego ni tierra fértil

Descubre la planta que transforma cualquier rincón árido en un oasis floral sin esfuerzo, ni riego ni fertilizantes, ideal para quienes no tienen tiempo (ni ganas) de cuidar su jardín.

Gaura lindheimeri
Al principio, la gaura requiere un pequeño empujón para arrancar, pero una vez arraigada, se las apaña muy bien sola. Con las lluvias naturales le basta para seguir floreciendo.

En un mundo donde cuidar un jardín parece misión imposible para quienes viven a contrarreloj, hay una planta que se planta (literalmente) como la gran aliada de los que no quieren complicaciones. Se trata de una especie resistente, decorativa y que convierte incluso la grava más olvidada en un espectáculo lleno de flores. Sin fertilizante, sin riego continuo y sin tierra rica. ¿Suena a ciencia ficción? Pues no lo es.

Esta flor silvestre, que responde al nombre científico de Gaura lindheimeri, y conocida popularmente como gaura, está revolucionando jardines y terrazas por una simple razón: sobrevive sin que tengas que prestarle atención. Y no sólo eso, florece durante meses como si nada, como si el verano no se acabara nunca. Vamos, que lo mismo sirve para quien no tiene tiempo como para quien simplemente no quiere liarse con la manguera.

Un espectáculo floral que no pide nada a cambio

Mientras muchas plantas se marchitan en cuanto aprieta el sol, la gaura es una campeona vegetal que aguanta con estilo. Su origen sureño, entre Texas y Luisiana, la entrenó para crecer entre piedras y soportar sequías con una elegancia que sorprende. De hecho, su sistema de raíces profundas le permite "beber" agua a mucha más profundidad que otras plantas, lo que le da una autonomía casi total.

No necesita suelos ricos, ni sombra, ni abonos milagrosos. De hecho, si el suelo está demasiado nutrido, en lugar de flores, saca más hojas. Por eso es perfecta para espacios donde nada más prospera: caminos, zonas con grava, rocallas o cualquier rincón del jardín donde el agua no llega ni de milagro.

La gaura rinde al máximo bajo el sol directo. Aunque aguanta algo de sombra, cuanto más sol reciba, más intensas y numerosas serán sus flores.

Lo mejor es su floración prolongada: desde junio hasta bien entrado el otoño, lanza flores nuevas que parecen pequeñas mariposas al viento. Y todo sin mover un dedo.

La gaura: una flor con cero mantenimiento y todo ventajas

Si el tiempo, o las ganas, no están de tu lado, la gaura es tu solución. Sólo necesita algo de mimo al principio, cuando la plantas. Después, puedes olvidarte de regarla. La lluvia será suficiente para mantenerla viva y floreciente.

Gaura lindheimeri
La gaura se adapta mejor a terrenos pobres y soleados, sin necesidad de fertilizantes. Un suelo demasiado fértil hará que crezca más follaje y menos flores.

Además, es una planta perenne, lo que significa que no tendrás que volver a sembrarla cada temporada. Aguanta el invierno (incluso con temperaturas bajo cero), y con una poda ligera en febrero, vuelve con fuerza la primavera siguiente. Esa poda consiste en cortar los tallos secos a unos diez centímetros del suelo. Nada más.

¿Y si vives en un piso? También sirve. Sólo asegúrate de usar macetas profundas con buen drenaje. Eso sí, no la pongas en sombra, porque ama el sol como tú amas los fines de semana.

Cómo y dónde colocar la gaura para que luzca al máximo

La clave del éxito con esta planta está en no complicarse. Sitúa la gaura donde reciba Sol la mayor parte del día. Ni sombra parcial ni medias tintas: luz directa. Si puedes plantarla en una zona de grava o suelo arenoso, mejor que mejor.

Combina de maravilla con otras especies igual de duras y vistosas como la lavanda, las gramíneas ornamentales o la salvia. En conjunto, crean un jardín de aspecto salvaje pero muy calculado. También es excelente para bordes de caminos o zonas de paso donde no sueles regar.

Por su aspecto ligero y etéreo, aporta movimiento visual. Cuando sopla el viento, parece que las flores de la gaura bailan. Por eso la llaman también "planta mariposa". Ideal para romper la rigidez de los jardines más estructurados o para dar vida a terrazas minimalistas.

Ideal para un jardín con conciencia ecológica

En tiempos de restricciones de agua y cambios climáticos, no tiene mucho sentido seguir llenando el jardín de plantas que piden más agua que una piscina. La gaura es la aliada perfecta para un jardín más sostenible, resistente y fácil de mantener.

Gaura lindheimeri
La gaura atrae a insectos beneficiosos como mariposas y abejas, convirtiendo tu jardín en un pequeño refugio natural que también ayuda a mantener el ecosistema.

Además, es un imán para abejas, mariposas y otros polinizadores. Así que no sólo embelleces tu espacio, también colaboras con el medioambiente. Un detalle a tener en cuenta en la era del colapso ecológico. Con su bajo consumo de recursos y su capacidad de adaptación, la gaura es una de esas rarezas botánicas que embellecen sin pedir nada a cambio. Si la plantas, no te vas a arrepentir.

Así que ya sabes, si lo tuyo no es estar con la regadera en mano pero te gustaría que tu jardín (o balcón) pareciera sacado de una postal veraniega, esta planta es para ti. Aguanta el calor, el frío, la sequía y la falta de nutrientes. Y encima, te regala flores durante medio año. ¿Qué más se puede pedir?