Lo que nadie te dice antes de viajar con mascota: consejos para cuidarlas durante el trayecto

Viajar con mascotas se ha convertido en una realidad cada vez más común. En algunos casos, pequeños descuidos pueden generar estrés o problemas de salud en los animales. Con planificación y precauciones, el trayecto puede ser seguro para todos.

Perros y viajar
Algunos perros ya viajan con un arnés con GPS incorporado, un accesorio cada vez más utilizado por viajeros que desean monitorizar en tiempo real la localización y el nivel de actividad de su mascota durante los desplazamientos.

Cada vez somos más los españoles que compartimos nuestra vida con un animal de compañía. Según datos recientes, alrededor del 49% de los hogares en España conviven con al menos una mascota.

Esta tendencia confirma que muchos tratan a su animal como un miembro más de la familia, por lo que cada vez es más común plantearse viajar con ellos de vacaciones o escapadas. Pero viajar con mascota (sea un perro, un gato u otro animal doméstico) requiere planificación, previsión y responsabilidad.

¿Está tu mascota en condiciones de viajar? El primer filtro que pocos hacen

Antes de reservar un vuelo o subir al coche, los expertos recomiendan evaluar de manera honesta si la mascota está preparada para afrontar un trayecto.Y esa comprobación empieza por su salud, es decir, vacunación actualizada, desparasitación y ausencia de enfermedades que puedan agravarse durante el viaje.

Hay que tener muy en cuenta la edad de tu mascota: los animales muy jóvenes o de edad avanzada suelen experimentar más estrés, fatiga o desorientación.

El comportamiento también importa. Muchos propietarios pasan por alto que no todas las mascotas toleran el transportín o las horas de encierro propias de un traslado. Si el animal nunca ha viajado, los veterinarios aconsejan realizar desplazamientos cortos previos, a modo de adaptación progresiva.

Viajar fuera de España, la letra pequeña que debes conocer

Los viajes internacionales añaden una capa adicional de requisitos. Dentro de la Unión Europea, perros, gatos y hurones deben cumplir tres puntos básicos: microchip, vacuna antirrábica en vigor y pasaporte europeo para animales de compañía.

En la mayoría de casos, la vacuna antirrábica debe administrarse al menos 21 días antes del viaje, un detalle que suele pasar desapercibido y puede arruinar la planificación, pues sin ella no podrás viajar.

Si el viaje se realiza hacia países fuera de la Unión Europea o desde ellos, se requiere un certificado zoosanitario oficial, emitido por un veterinario acreditado y con validez limitada en el tiempo. Además, algunos destinos establecen controles estrictos en frontera o periodos de cuarentena.

Para especies distintas a perros, gatos o hurones, como pueden ser conejos, aves o reptiles, las normas varían de forma significativa. Las autoridades sanitarias recomiendan consultar la legislación del país de destino con suficiente antelación.

El avión, un transporte seguro, pero no siempre apto para todos

Las aerolíneas suelen permitir el transporte de mascotas pequeñas en cabina, siempre que el animal (junto con el transportín) no supere los límites de peso y tamaño fijados por la compañía. En la mayoría de casos, el máximo oscila entre los 8 y 10 kilos.

Los animales más grandes deben viajar en bodega, en un compartimento presurizado y climatizado. Aunque se trata de un procedimiento habitual y generalmente seguro, sigue siendo una opción que implica más estrés y un mayor control veterinario previo.

Los transportines deben cumplir las especificaciones marcadas por la normativa internacional: espacio suficiente para que el animal se mueva, base impermeable, buena ventilación y, en trayectos largos, sistemas de hidratación fijados de forma segura. El día del vuelo, se aconseja llegar con tiempo suficiente, evitar grandes ingestas de alimento antes de embarcar y permitir que el animal libere energía mediante un buen paseo previo.

Consejos clave que marcan la diferencia durante el trayecto

Aunque cada mascota es distinta, los especialistas coinciden en una serie de recomendaciones universales.

  • Identificar el transportín con datos del propietario.

  • Preparar un pequeño kit de viaje con comida habitual, agua, juguetes, manta y artículos de higiene.

  • Respetar, en la medida de lo posible, la rutina del animal para minimizar el estrés.

  • Revisar si el destino es realmente adecuado, pues no todas las mascotas toleran bien los cambios bruscos de entorno o los viajes prolongados.

En definitiva, viajar con una mascota puede ser una experiencia positiva y enriquecedora, pero solo si se realiza con planificación, criterio y respeto por el bienestar del animal. La improvisación, en estos casos, suele traer complicaciones: desde trámites incompletos hasta episodios de estrés o riesgo sanitario.

La clave es sencilla. Hay que informarse, anticiparse y decidir con honestidad si el viaje es la mejor opción para el animal, y no solo para el dueño.

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