Hormigas voladoras y lluvias, de la mano en otoño

Con las primeras lluvias del otoño llegan, fielmente, las hormigas voladoras. Pero ¿de dónde vienen y a dónde van? Te contamos las peculiaridades de estos insectos.

Las hormigas con alas no suponen ningún peligro, pero pueden resultar muy molestas.
Las hormigas con alas no suponen ningún peligro, pero pueden resultar muy molestas.

Es un clásico de esta época del año. Con la llegada de las primeras lluvias consecutivas del otoño, las hormigas con alas no faltan a su cita. Pueden resultar incómodas ya que inundan nuestras ciudades apareciendo de forma masiva. Pero ¿por qué justo ahora? La respuesta es sencilla: por necesidad.

Las hormigas voladoras abandonan el hormiguero con el objetivo de procrear. En primer lugar, se alimentan de los granos de las plantas que han germinado en primavera por lo que encuentran, al acabar el verano y con la llegada de la lluvia, un buen banquete a su alcance. Tras conseguir alimento y disponer de la energía necesaria, están listas para el “vuelo nupcial”, es decir, para aparearse.

Por otro lado, la meteorología está estrechamente relacionada con su aparición. Tras varios días consecutivos de lluvia, la tierra queda reblandecida facilitando la formación de nuevos nidos. También influyen las temperaturas. Normalmente es más fácil verlas cuando el sol calienta y las temperaturas son suaves.

Las hormigas reinas que han procreado, las únicas fértiles, ponen en esos nidos sus huevos. En este proceso, pierden sus alas ya que no les serán necesarias en un futuro al permanecer siempre en el nuevo hormiguero. De las crías que nazcan, habrá algunas con alas. Ellas serán las encargadas de crear nuevos nidos cuando regrese el otoño. El hecho de que la tierra sea apta para la creación de nuevos nidos nos indicará, al mismo tiempo, que está en condiciones óptimas para la siembra, por lo que esta “pista”, ha sido utilizada tradicionalmente por los agricultores.

Además, las hormigas se comportan de forma distinta en función de las diferentes situaciones meteorológicas. Por ejemplo, cuando las temperaturas son muy elevadas, construyen túneles secundarios en el hormiguero. Con el frío, llevan cereal abundante al hormiguero para que fermente, suba la temperatura y se generen hongos que les sirvan de alimento.

Otros predictores meteorológicos

Las hormigas no son la única especie que anuncia lluvias o que vienen a la par. Existen otras capaces de avisarnos de que algo va a suceder y, de hecho, existen numerosos refranes en nuestro país que así lo reflejan. Por ejemplo, la chicharra canta con el calor, el vuelo de las libélulas anuncia viento y lluvia y las abejas zumban de forma constante permaneciendo en el interior de la colmena con las precipitaciones.

Además de los insectos, hay otras especies animales que también son sensibles a la meteorología. Las medusas se protegen en el litoral horas antes de una tormenta, las ballenas, en cambio, se comportan de forma contraria alejándose de la costa.

El comportamiento de las medusas puede anunciarnos un cambio de tiempo.
El comportamiento de las medusas puede anunciarnos un cambio de tiempo.

En cuanto al comportamiento de las aves, su vuelo es el mejor indicador de un cambio de tiempo. Las golondrinas anuncian ambiente estable con el vuelo alto y tiempo revuelto con el vuelo bajo. Los gorriones se reúnen en bandadas cerca del suelo cuando se acerca la lluvia y se esconden entre las hojas y ramas secas con las heladas.

Estos cambios meteorológicos también son apreciables por las personas, especialmente por las que han sufrido alguna fractura, padecen de las articulaciones o tienen alguna cicatriz. Sea como fuere, los
modelos meteorológicos siempre nos ofrecerán una previsión más fiable que nuestra rodilla…