¡Sorpresa! Una piedra de ágata resulta ser un huevo de dinosaurio

Durante más de 100 años, la colección de minerales del Museo de Historia Natural de Londres guardó un secreto a la vista de todos. ¿Cómo llegó un huevo de dinosaurio a camuflarse en una piedra de ágata?

huevo de dinosaurio
El ágata que, además, es un huevo de dinosaurio. Foto del NHM de Londres.

Todos tenemos claro que en los museos, cada objeto de colección narra una historia. Pero pocas veces sucede que en un mismo objeto convivan en secreto dos historias, y a la vista de todos. Esto pasó en el Museo de Historia Natural (MHN) de Londres, que por más de 100 años tuvo un huevo de dinosaurio, sin saberlo.

Todo comenzó cuando Robin Hansen, uno de los curadores del museo, seleccionó una piedra de ágata para integrar la nueva exposición sobre minerales. Una piedra de unos 15 centímetros, de forma esférica perfecta, con un interior de bandas rosas y blancas. Hasta ahí, nada sospechoso.

Poco después, el curador viajó a Francia, donde un coleccionista le enseñó un huevo de dinosaurio agatizado. En ese momento a Hansen se le encendió la bombilla y dudó seriamente si la piedra que acababan de exhibir en el museo también podría ser un huevo.

Volvió a Londres dispuesto a investigar su piedra. Llamó a los expertos en dinosaurios del Museo, el profesor Paul Barrett y la Dra. Susannah Maidment, que inspeccionaron el ejemplar de ágata con escáneres. La sospecha de Hansen era cierta: la forma, tamaño y composición coincidía con los de un huevo de dinosaurio.

Y no sólo eso. También descubrieron, por las hendiduras en los costados, que junto a ese huevo hubo al menos otros dos, lo que indicaba que este ejemplar era parte de un nido. Pero, ¿cómo viajó esta ágata-huevo por 60 millones de años hasta Londres?

En busca del nido perdido

Los expertos investigaron la historia de la piedra. Había sido hallada por Charles Fraser, que vivió en la India entre 1817 y 1843. 40 años más tarde, la piedra se registró como ejemplar de ágata en la colección de mineralogía del Museo.

“Estas fechas significan que se recolectó al menos 80 años antes de que los huevos de dinosaurio fueran reconocidos científicamente por primera vez, y potencialmente antes de que existiera la palabra dinosaurio” sostiene el Museo.

Por el lugar donde se encontró, la superficie de su cáscara, forma y tamaño, los investigadores piensan que se trata del huevo de un titanosaurio, la especie más común en el territorio que hoy es India, China y también Argentina, hace 67 millones de años.

Titanosaurio
El titanosaurio fue la espacie más grande que habitó el planeta. Imagen del NHN de Londres.

A pesar de ser el animal terrestre más grande que habitó la Tierra, (medía 37 metros y pesaba 57 toneladas), los huevos de titanosaurio eran asombrosamente pequeños. La estrategia del animal (como la de las tortugas o los cocodrilos) era poner grandes nidadas de 30 o 40 huevos.

El lugar donde se encontró la piedra se conoce como las “Trampas de Deccan”, que hace millones de años se caracterizaba por su gran actividad volcánica. Aquí se han encontrado muchos fósiles de titanosaurios, por lo que los científicos creen que el animal utilizaba esta zona para incubar sus huevos, justamente por la temperatura más cálida del suelo.

Entonces, la hipótesis es que un volcán entró en erupción poco después de que un titanosaurio dejara sus huevos anidados. La lava cubrió el nido. Más tarde, la roca volcánica se solidificó, pero el huevo se mantuvo intacto en su interior.

¿Cómo se formó la rara ágata-huevo?

El MHN explica que después de que todas las estructuras internas y el embrión se pudrieran, el agua rica en sílice debía haberse filtrado repetidamente a través de la roca y la cáscara del huevo. Esto llenó el vacío, creando el espécimen de ágata en bandas que finalmente se desenterró decenas de millones de años después.

El último 31 de marzo, el museo inauguró una muestra sobre dinosaurios, y la famosa ágata-huevo integra la exposición que narra la historia de los titanosaurios.