Gemma del Caño, farmacéutica: cuidado con la cerveza sin alcohol que emborracha, tiene riesgos

Estás en un bar, te sirven una cerveza “sin alcohol”, la bebes… te sientes relajado y un poco aturdido. No estás borracho, pero “algo pasa”. Si no ves el riesgo, sigue leyendo.

Cerveza
Crea una cerveza sin alcohol que emborracha, pero siempre que algo tiene efecto en tu cerebro (aunque no de positivo en un alcoholímetro) es una droga y tiene un riesgo.

Según diversos medios británicos, se estaría desarrollando una “cerveza GABA", sin etanol pero con efectos de embriaguez leve porque actúa sobre el sistema nervioso, concretamente sobre el neurotransmisor GABA.

¿Qué nos hace sentir “borrachos”?

Cuando hablamos de embriaguez, hablamos de alteraciones de la conciencia, del control motor, del juicio, de la coordinación y del estado de ánimo. Detrás de todo eso hay sustancias que modifican la acción del sistema nervioso central. Un actor clave es el GABA (ácido gamma-aminobutírico) el principal neurotransmisor inhibidor del cerebro.

El etanol potencia los receptores GABA, lo que significa que las neuronas envían menos señales y la comunicación cerebral se ralentiza. Al mismo tiempo, inhibe el sistema excitador del glutamato, reduciendo la activación cerebral. El resultado: relajación, desinhibición, coordinación alterada, reacción lenta y, en algunos casos, euforia.

Además, se libera dopamina, lo que refuerza la sensación de placer. En resumen: la sensación de “estar borracho” es el resultado de frenar el cerebro y liberar los mecanismos del placer. Si otra sustancia provoca eso, aunque no sea alcohol, el riesgo es el mismo.

¿Qué convierte algo en una droga?

Aquí llega la parte importante: cualquier sustancia que altere tu percepción, tu coordinación o tu juicio es una droga. No importa si contiene etanol o no. Si una bebida sin alcohol activa el sistema GABA y produce desinhibición o vértigo, está generando una alteración de la conciencia. Y con eso llegan los mismos riesgos: menor control, más accidentes y peor juicio.

drogas
La definición de droga (y de la adicción) la da el efecto, no el alcoholímetro.

Aunque no des positivo en la prueba de alcoholemia, podrías estar en deterioro psicomotor, lo cual en muchos países ya es sancionable. Y desde el punto de vista de salud pública, normalizar productos que “parecen inocentes” pero que alteran la mente es una puerta abierta a banalizar el riesgo. En definitiva: alterar la percepción = alterar el cerebro = droga.

¿Por qué es peligroso?

Esto se vuelve especialmente peligroso cuando conduces, trabajas o tomas decisiones críticas. Aunque no tomes alcohol en sangre, si tu cerebro está alterado, no estás en condiciones óptimas. Que no aparezca en el alcoholímetro no significa que estés bien. Una sustancia nueva puede afectar tu tiempo de reacción o tu coordinación igual o más que el alcohol.

Además, las normas actuales se basan casi siempre en el etanol, pero si surgen nuevos compuestos sin control, habrá vacíos legales. Y desde el punto de vista sanitario, hay otro problema: no conocemos la dosis, los efectos, las interacciones ni la seguridad a largo plazo. Siempre que haya alteraciones del juicio o de la coordinación, el riesgo de accidente o lesión aumenta.

La “cerveza GABA”: ¿qué sabemos?

El ejemplo que lo ha puesto de moda es la cerveza sin alcohol que “emborracha”, desarrollada por el psicofarmacólogo británico David Nutt. Su empresa ha lanzado bebidas sin etanol (como Sentia Spirits) que aseguran provocar un “ligero zumbido” o sensación de relajación social al actuar sobre el sistema GABA.

Sin embargo, no existen estudios clínicos sólidos que confirmen sus efectos ni su seguridad. Los propios fabricantes advierten que no se debe conducir tras su consumo, aunque no se detecte etanol. Tampoco se conocen bien la dosis, la duración del efecto ni las posibles consecuencias a largo plazo.

cerveza
No hay datos sobre los efectos a largo plazo de esta cerveza.

En algunos informes, explican que estas bebidas tienen un “efecto techo” (un límite de acción para evitar el descontrol) y una duración corta, de menos de una hora. Pero los huecos de información siguen siendo grandes. En definitiva: es una bebida que puede alterar el cerebro sin alcohol, y ese es precisamente el punto crítico.

“Sin alcohol” no es “sin riesgo”

Así que, la historia de esta “cerveza sin alcohol que te emborracha” es una llamada de atención. No es el etanol el único responsable de la embriaguez, sino los mecanismos cerebrales que inhiben y desinhiben nuestra conducta. Si algo provoca esos efectos, aunque el test diga que estás “limpio”, estás bajo los efectos de una droga.

Y eso importa. Porque cuando actúas —conduces , trabajas, tomas decisiones— necesitas que tu cerebro esté coordinado y lúcido. Si algo altera eso, el peligro es el mismo, aunque venga en una lata que ponga “sin alcohol”.

alcohol
Cualquier sustancia que altere la percepción es un riesgo para muchas actividades.

La próxima vez que escuches “no da resaca” o “es natural”, pregúntate: ¿por qué me hace sentir distinto? ¿Qué está actuando en mi cerebro? Porque si altera la percepción, altera tu mente. Y ahí ya no estamos hablando de refrescos, sino de drogas con otro nombre.

En resumen, la embriaguez no es patrimonio del etanol y la seguridad no puede depender de lo que marca un aparato. Saber cómo actúan estas sustancias no es moralismo, es conocimiento y prevención. Porque tu cerebro no distingue entre un “pecado” y un “con”: solo sabe que está siendo manipulado

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