Tormentas y fenómenos adversos que despiertan al final del verano

Tras varios meses de "letargo", la circulación del hemisferio norte empieza a activarse y los episodios inestables se hacen más frecuentes en nuestra latitud. ¿Qué tipo de fenómenos pueden aparecer en esta época?

Los "cumulonimbus arcus" son formaciones nubosas frecuentes en líneas de turbonada y tormentas organizadas en las que tienen lugar fuertes rachas de viento.

Cuando finaliza el verano, la radiación solar ya ha disminuido significativamente en todo el hemisferio norte. El polo empieza a enfriarse, pero los océanos en cambio alcanzan su máxima temperatura en latitudes medias y bajas. Esto se traduce en una intensificación de la circulación de latitudes medias y da lugar a la formación de las primeras borrascas de entidad de la temporada, cosa que ya han experimentado en las Islas Británicas estos últimos días.

En nuestra región, la aparición de bajas aisladas, frentes y vaguadas que traen inestabilidad y frío en altura contrasta mucho con la elevada temperatura de los mares que nos rodean y que aportan calor y humedad. Es por ello que la convección suele hacer acto de presencia cada vez que se retira la dorsal anticiclónica, al igual que sucede durante el resto del verano, pero dando lugar a estructuras tormentosas frecuentemente más grandes y persistentes que las que observamos durante el comienzo del verano o en primavera.

Septiembre suele ser uno de los meses más favorables para el desarrollo de estructuras tormentosas complejas como son los Sistemas Convectivos de Mesoescala. Estas estructuras precisan de numerosas células de tormenta en su interior, interaccionando entre ellas y dando vida a un sistema de mayores dimensiones tanto espaciales como temporales. Suelen generar intensas precipitaciones en áreas bastante extensas y durante tiempos prolongados, por lo que suponen en ocasiones un riesgo por el potencial que tienen de producir inundaciones.

Son frecuentes en esta época del año cuando las depresiones en altura (DANAs o popularmente conocidas como "Gotas Frías") se descuelgan en las proximidades de la Península Ibérica. La convección que se desarrolla en el entorno de este sistema puede encontrarse con una masa de aire muy rica en energía y humedad, especialmente si en superficie las brisas arrastran una masa de aire con gran recorrido sobre el Mediterráneo. Es importante no asociar sólo estos fenómenos a las DANAs: la inestabilidad asociada a un frente frío o a una vaguada, como la que nos afectará este fin de semana, también puede ser suficiente para desarrollar este tipo de sistemas.

Lineas de Turbonada y "Derechos"

Una forma particular de Sistema Convectivo de Mesoescala que es habitual en esta época del año son las Lineas de Turbonada. Estas formaciones se desarrollan en entornos con bastante cizalladura vertical (diferencias de velocidad y dirección del viento con la altura) y destacan por su característica distribución en forma de línea o elipse muy excéntrica. Suelen están formadas por una línea de tormentas que puede superar los 100km de longitud en cuyo interior se pueden generar potentes frentes de racha. A diferencia de los Sistemas Convectivos de Mesoescala con formas circulares o de "racimo", en este tipo de estructuras a veces las lluvias intensas suponen un riesgo menor frente al fuerte viento que pueden generar.

Un fenómeno particular asociado a las líneas de turbonada más grandes son los "derechos", que básicamente resultan de las descendencias de una línea de turbonada especialmente grande y severa. Consisten en la formación de un frente de racha muy extenso (>400km) en el cual, por definición, los vientos superan los 90km/h de forma generalizada y los 120km/h de forma puntual, aunque en ocasiones se han registrado más de 200km/h. Este tipo de fenómenos, por sus dimensiones, son difíciles de ver en la Península Ibérica, no obstante al final del verano y bajo condiciones muy particulares pueden llegar a observarse. Tal vez el caso más impactante tuvo lugar el 23 de agosto de 2003.

Recientemente, ha tenido lugar un evento muy significativo en Iowa (EE.UU) el pasado 10 de agosto, en el cual se reportaron vientos superiores a los 160km/h con picos estimados de 220km/h en los puntos más afectados. Algunos medios lo calificaron como "huracán terrestre", sin embargo hay que tener cuidado con la terminología. Aunque un derecho puede generar vientos de la misma intensidad que un huracán, es un fenómeno con un mecanismo de formación es totalmente diferente: en el caso de un derecho no hablamos de un ciclón tropical ni de una borrasca, sino de un viento lineal asociado a un grupo de tormentas severas, generalmente una gran línea de turbonada.