Los agricultores de arroz de España y del resto de la Unión Europea han sido abandonados, advierte la UPA
La UPA alerta de que los agricultores de arroz en España y la Unión Europea afrontan abandono institucional, precios injustos y una competencia exterior creciente que pone en riesgo la viabilidad del sector.

La Unión de Pequeños Agricultores y Ganaderos (UPA) ha lanzado una advertencia contundente: los productores de arroz de España y del conjunto de la Unión Europea se sienten completamente abandonados por las instituciones comunitarias.
Según la organización, el sector vive una de sus peores etapas, marcada por la falta de apoyo, la competencia desleal y unos costes de producción cada vez más difíciles de asumir.
El arroz es un cultivo estratégico en Europa, y España destaca como uno de los principales productores. Regiones como Andalucía, Extremadura, Comunidad Valenciana, Cataluña y Aragón dependen en gran medida de este cultivo para mantener su tejido rural y su actividad económica.
Sin embargo, la rentabilidad de las explotaciones ha ca��do en picado en los últimos años, poniendo en riesgo su continuidad.
Competencia desleal y precios hundidos
Entre los problemas más graves que denuncian los agricultores está la fuerte presión que ejercen las importaciones de arroz procedentes de países extracomunitarios. Según la UPA, estas importaciones llegan a precios muy bajos debido a que se producen con normativas ambientales y laborales mucho menos exigentes, y en algunos casos con ayudas directas que distorsionan el mercado.
El mejor arroz del Mundo está en Castilla-La Mancha; está en Las Minas, en Hellín.
— Julián Martínez Lizán (@jmlizanab) October 15, 2025
159 hectáreas de arroz cultivadas este año en Las Minas, dentro del ámbito de la DO Calasparra, en la que este año se han sobrepasado las 600 hectáreas de cultivo.
Siega del arroz en El Maeso. pic.twitter.com/JaGsFQnuFl
Mientras tanto, los agricultores europeos deben cumplir normas estrictas en cuanto a sostenibilidad, uso de fitosanitarios y reducción del impacto ambiental. Si bien estas regulaciones son esenciales para proteger el entorno, suponen importantes costes económicos. La UPA señala que los productores no se niegan a respetarlas, pero consideran injusto competir con productos importados que no cumplen los mismos estándares.
El resultado es un mercado desequilibrado en el que los precios se mantienen por debajo de lo que los agricultores necesitan para cubrir sus gastos. Muchos arroceros venden sus cosechas por debajo del coste de producción, lo que genera pérdidas continuas y alimenta el descontento.
Costes disparados y falta de apoyo institucional
Otro de los factores que agudizan la crisis es el incremento de los costes de producción. Fertilizantes, energía, agua para riego y maquinaria han alcanzado precios desorbitados en los últimos años. Para los agricultores, que no pueden repercutir estos aumentos en el precio final de su producto, la situación se ha vuelto insostenible.
La UPA critica que, pese a este escenario, las medidas de apoyo de las instituciones europeas son insuficientes. Denuncian la falta de una estrategia clara para el sector arrocero dentro de la Política Agraria Común (PAC) y reclaman mecanismos que garanticen precios justos, refuercen los controles sobre las importaciones y activen cláusulas de salvaguarda cuando sea necesario.
El arroz, esencial para el paisaje y la biodiversidad
La crisis del arroz no solo afecta a la economía rural. El cultivo desempeña un papel crucial en la conservación de ecosistemas únicos. Zonas como el Delta del Ebro, la Albufera de Valencia o las marismas del Guadalquivir dependen del manejo tradicional del arroz para mantener su equilibrio ecológico y la vida de numerosas especies.

La UPA alerta de que el abandono del cultivo tendría consecuencias irreversibles para estos espacios naturales. Sin un apoyo decidido al sector, regiones enteras podrían perder su biodiversidad y su paisaje característico.
Necesidad de una respuesta urgente
Ante este panorama, la UPA exige una reacción inmediata tanto de Bruselas como de los gobiernos nacionales. La organización reclama un plan integral que incluya medidas de mercado, ayudas económicas y una protección más eficaz frente a la competencia exterior.
“El futuro del arroz europeo está en juego”, advierte la organización. Los agricultores han mantenido vivo este cultivo durante décadas, produciendo alimentos de calidad bajo estándares estrictos y protegiendo el territorio. Ahora, insisten, es el turno de las instituciones para garantizar que el arroz siga siendo parte esencial del campo europeo.
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