La tormenta del Campo de Belchite explicada por Nacho Espinós: por qué fue tan adversa y ocasionó tantos daños

El pasado viernes 13, la comarca zaragozana del Campo de Belchite sufrió unas graves inundaciones a causa de una gran tormenta que se ancló en la zona que dejó más de 100 l/m2 en poco tiempo.

Las tormentas de hace unos días en el Campo de Belchite provocaron grandes daños en las infraestructuras de la zona.

Todavía tenemos en la retina las trágicas imágenes de la famosa DANA del 29 de octubre de 2024 que afectó a la provincia de Valencia. El tiempo no se detiene, y desgraciadamente tampoco lo hacen las inundaciones. El pasado viernes 13 el Campo de Belchite fue la comarca más castigaada, con los desbordamientos de los ríos Cámaras y Aguasvivas, entre otros.

Una gran tormenta estalló en la comarca y en zonas adyacentes, dejando fenómenos severos como granizo muy grande y lluvias que superaron incluso los 100 l/m² en Herrera de los Navarros, municipio aguas arriba del río Cámaras, provocando una gran crecida súbita que afectó aguas abajo a los municipios de la comarca.

Tormentas muy organizadas que golpearon a la misma zona durante horas

Ese día, gran parte de Aragón se encontraba bajo aviso naranja, es decir, riesgo importante, por tormentas y por precipitaciones intensas. Sobre las 17:00 h de la tarde, una enorme célula convectiva creció en el sur de Zaragoza, y dejó granizo de gran tamaño y precipitaciones muy fuertes en muchas comarcas.

Los ingredientes para la generación de grandes células tormentosas estaban en el menú. Teníamos la presencia de aire frío en altura, altos niveles de humedad en capas bajas de la atmósfera y mucho calor acumulado de todo el día. Esta mezcla generó una gran inestabilidad, que favoreció el desarrollo de nubes muy convectivas y lluvias torrenciales en poco tiempo.

De hecho, desde Meteored ya alertamos de la presencia de esta tormenta y de muchas otras que crecieron ese día. Los cumulonimbos crecieron hasta los 14/16 km de altura, lo que generó pedrisco de gran tamaño y precipitaciones torrenciales debido a la alta energía que disponían estos torreones.

Pero sin duda, el factor diferencial fue el estancamiento de la célula convectiva en ese sector. No es raro que se formen núcleos organizados como este en verano, pero lo inusual y destructivo fue que permaneciera casi estacionaria, descargando con tanta intensidad y durante tanto tiempo en la misma zona, y de hecho algunos expertos hablan de un tren convectivo. Esa persistencia fue la clave que provocó las crecidas excepcionales de los ríos en la comarca.

Una gran y súbita crecida de los ríos de la zona

Una vez explicado el fenómeno, toca poner la lupa en el agua que ha caído del cielo... ¿a dónde va? Pues la respuesta es sencilla: el agua busca las zonas deprimidas, es decir, los barrancos. Es por ello que en estas situaciones es muy importante mirar el radar e ir siguiendo las estaciones meteorológicas que hay aguas arriba, para así poder anticipar una riada.

Riada
Conocer el territorio es clave para poder reducir el riesgo de inundación.

Aunque sería una temeridad comparar estas inundaciones con las de Valencia del año pasado, sí que comparten cierta similitud: una tormenta (no de las mismas características) anclada aguas arriba de los municipios afectados, que genera una colosal crecida súbita de las ramblas y arroyos.

Afortunadamente, no se reportaron fallecimientos, pero sí que hubo momentos de mucha tensión entre la población, ya que hubo numerosos rescates de gente atrapada en la riada. Los daños materiales sí que son numerosos, ya que unas cuantas infraestructuras se han visto dañadas por el gran caudal de estos cursos fluviales.

Algunas estimaciones hablan de un caudal de 800 m³/s en el río Aguasvivas a su paso por la presa romana de Almonacid de la Cuba, un valor superior al caudal medio del río Ebro, por lo que fue un milagro que no se produjeran víctimas.

A pesar de que mucha gente no lo sabe, es de vital importancia conocer el territorio en el que vives, descubrir los riesgos que entraña tu municipio, y tener en cuenta que aunque nunca pase nada, no significa que tarde o temprano pueda pasar.

Un panorama desolador

Numerosos son los reportes días después de la tragedia: lodo, troncos y otros materiales siguen presentes en los municipios del Campo de Belchite, donde tardarán un tiempo en recuperar la vida normal. Esta situación recuerda también a la situación que vivieron los municipios de l'Horta Sud los días posteriores a aquel fatídico 29 de octubre de 2024.

Aunque parece que la barrancada de Valencia nos sirvió como ejemplo de cómo no se hacen las cosas, seguimos repitiendo los errores del pasado. Las inundaciones no cesan ni cesarán en un futuro, e incluso podrían ser más devastadoras, por lo que tano la población como las administraciones competentes deben de seguir trabajando para mejorar la prevención, gestión y planificación de riesgos naturales, destacando los planes locales específicos.