La medusa luminiscente o clavel de mar ya está en España: qué hacer si te pica una de las más temidas del Mediterráneo
Expertos en biología marina avisan de que la Pelagia noctiluca, que habita el Mediterráneo, ya está en las costas españolas este verano. Descubre por qué aumenta su presencia y cómo prevenir su picadura.

Disfrutar de las costas españolas es, sin duda, uno de los mayores alicientes que vienen de la mano de la temporada estival.
Sin embargo, el cambio climático –y el desequilibrio que produce en los ecosistemas marinos– está provocando la proliferación de especies marinas que pueden alterar la tranquilidad de un día de playa.
Una de las más temidas por la intensidad de su picadura es la medusa luminiscente, conocida popularmente como clavel de mar (Pelagia noctiluca).
˖°. Pelagia Noctiluca pic.twitter.com/SNNKebydYm
(@marinecuties) July 25, 2023
Una especie nativa del Mediterráneo y que cumple su función ecológica, aunque el aumento de su número y la frecuencia con la que aparece en las costas obliga a extremar precauciones.
Una visitante asidua y peligrosa
El clavel de mar se distingue fácilmente por su color rosado o violáceo y por la característica luminiscencia que puede observarse por la noche, cuando sus tentáculos emiten destellos en la oscuridad del agua.
Un espectáculo que, sin embargo, esconde un potente sistema de defensa: miles de células urticantes (nematocistos) capaces de liberar toxinas al menor contacto.
La Pelagia noctiluca no es una desconocida en aguas españolas, aunque su número parece haberse incrementado en los últimos años, según advierten los biólogos marinos.
Increíble la belleza de la medusa, Pelagia noctiluca y lo dolorosa que puede llegar a ser su picadura. pic.twitter.com/uKToUmORWy
— Mario Navarro (@Mario17N) March 20, 2024
Este aumento se debe, entre otros factores, a la subida de las temperaturas del mar y a la sobrepesca de sus depredadores naturales, como las tortugas marinas.
¿Qué ocurre si te pica un clavel de mar?
La picadura de esta medusa es especialmente dolorosa. Al tocar sus tentáculos, las células nematocistos liberan un veneno que provoca una sensación de quemazón inmediata, enrojecimiento y erupciones cutáneas.
En algunos casos pueden aparecer ampollas, y las personas más sensibles podrían experimentar náuseas, mareos o, en raras ocasiones, reacciones alérgicas graves.
NUEVA INFOGRAFÍA
— María Ramírez Sánchez (@lovenursingmery) July 3, 2019
️Mamá,me ha picado una medusa!
️Hace unos días, @luciapediatra realizaba esta entrada desmontando mitos sb la correcta actuación ante la picadura de una
️Gracias Lucía por dejarme entrar en tu casa y realizar este resumen con la evidencia q te caracteriza pic.twitter.com/0CVKnEArt1
Los expertos recomiendan mantener la calma si ocurre una picadura. La mayoría de los síntomas remiten en unas horas o pocos días, aunque la molestia puede prolongarse.
Cómo actuar ante una picadura
Ante la picadura de una Pelagia noctiluca, los especialistas del Instituto Español de Oceanografía (IEO) aconsejan seguir estos pasos.
- Salir del agua de inmediato para evitar más contactos con tentáculos que puedan seguir flotando cerca.
- No frotar la zona afectada, ni con arena ni con toallas, ya que esto puede romper los nematocistos que todavía están adheridos a la piel y liberar más veneno.
- Retirar cuidadosamente los restos de tentáculos, preferiblemente con pinzas o guantes.
- Aplicar agua salada (¡jamás dulce!, lo que podría activar los nematocistos que no se hayan roto) para limpiar la zona.
- Aplicar frío local, usando bolsas de hielo envueltas en un paño, durante intervalos de 5 a 10 minutos. Así se aliviará el dolor y la inflamación.
- Acudir de inmediato a un centro médico en caso de reacciones más intensas: dificultad para respirar, hinchazón excesiva, mareo…
El uso de amoniaco, vinagre o alcohol está desaconsejado para esta especie en concreto, ya que puede empeorar la reacción cutánea.
Prevenir mejor que curar
Los ayuntamientos y servicios de socorrismo suelen izar banderas blancas con medusas dibujadas en color morado para alertar de su presencia, por lo que conviene estar atentos antes de entrar al mar.
Además, es aconsejable evitar bañarse en zonas donde se observe acumulación de restos gelatinosos flotando.
Por otro lado, el uso de camisetas de lycra o neopreno puede reducir significativamente el riesgo de contacto directo con los tentáculos. También es útil utilizar alguna loción inhibidora, que paraliza los dardos urticantes de las medusas sin dañarlas, aunque no es eficaz al cien por cien.
Mitos y verdades sobre las medusas
Para disfrutar de un baño seguro y con las mejores garantías para evitar sustos, lo mejor es estar informado, desterrando creencias populares sin ninguna base científica, y actuar con prudencia.
- “Si me pica una medusa, debo orinarme encima”
Falso. La orina no neutraliza el veneno y, según su composición (un PH más ácido o básico), incluso podría estimular la liberación de más toxinas. Mejor usar agua salada y frío local. - “El vinagre siempre ayuda con las picaduras”
No siempre. Para algunas medusas como la Pelagia noctiluca, el vinagre puede agravar la liberación de nematocistos. Su uso se limita a especies concretas como la Carabela portuguesa. Ante la duda, de nuevo, mejor agua salada. - “Las medusas solo pican si están vivas”
Falso. Incluso los tentáculos desprendidos o medusas muertas en la orilla pueden provocar picaduras, ya que sus células urticantes siguen activas.
#SabíasQue una bandera de color blanco con medusas informa de la presencia de medusas en el mar.
Guardia Civil (@guardiacivil) June 30, 2020
Normalmente se coloca con otra bandera de color amarillo.
#VeranoSeguro #Vacaciones2020 pic.twitter.com/JxwMblvyRY
- “Las medusas son invasoras”
Depende. Como ya hemos apuntado, muchas especies, como el clavel de mar, son nativas del Mediterráneo. Lo que ocurre es que las condiciones actuales (cambio climático, pesca excesiva) favorecen su proliferación. - “Solo pican si las tocas”
Casi siempre cierto. Las medusas no atacan activamente; liberan toxinas al contacto directo. Por eso es clave evitarlas y no manipularlas, ni siquiera con palos o redes.