La joya medieval del siglo XII que pocos visitan y es Patrimonio Mundial desde hace 35 años
Lejos de los circuitos turísticos más conocidos, esta joya monumental sorprende al descubrirla. No es Ávila o Segovia, pero comparte con estas ciudades la grandeza medieval y un legado monumental digno de admiración.

Hoy viajamos al corazón de una comarca tranquila, alejada del bullicio turístico habitual. Allí, entre montañas suaves, viñedos centenarios y bosques de encinas y pinos se encuentra este lugar que rezuma historia, espiritualidad y arte en cada una de sus piedras.
El majestuoso monasterio medieval que aún guarda el alma de la Corona de Aragón
Estamos hablando del Monasterio de Santa María de Poblet, que, situado en la provincia de Tarragona, es una de las grandes joyas del Císter en Europa y uno de los conjuntos monásticos más importantes del mundo.
Su ubicación, al pie de las montañas de Prades y en plena ruta de expansión cristiana hacia el sur durante la Reconquista, no fue casual. Construido bajo los principios del estilo románico tardío y gótico cisterciense, el monasterio destaca por su sobriedad, equilibrio y armonía arquitectónica.
#JuevesDeArquitectura (y #patrimonio) #cisterciense.
— Pedro Cobo / Fotógrafo (@PedroCobo_Foto) May 5, 2022
Real Monasterio de Santa María de #Poblet, Tarragona.
Fue una de las #abadías más importantes de Europa, fundada en el s.XII aunque el edificio actual es del XIV, su época de mayor esplendor. pic.twitter.com/KuR93YRCW5
La iglesia abacial, el corazón espiritual del recinto, fue consagrada en 1197, y con el paso de los siglos, se añadieron dependencias, claustros, dormitorios, refectorios y un impresionante conjunto de murallas que lo convirtieron en una auténtica ciudad monástica autosuficiente.
Panteón real y símbolo del poder catalano-aragonés
Lo cierto es que este monasterio no sólo fue un centro espiritual y agrícola de gran relevancia, sino también un símbolo del poder político. A partir del siglo XIV, se convirtió en panteón real de la Corona de Aragón. De hecho, allí reposan los restos de reyes como Jaime I el Conquistador, Pedro el Ceremonioso o Alfonso el Benigno, cuyos sepulcros esculpidos en alabastro aún pueden admirarse en el interior de la iglesia.
Los Sepulcros Reales del Monasterio de Santa María de Poblet (Tarragona), góticos pero tan ingeniosamente integrados en el crucero de la gran iglesia abacial cisterciense que, lejos de desentonar, le dotan si cabe de mayor magnificencia #BuenosDias #FelizLunes #FelizSemana pic.twitter.com/z0m5pHC3U5
— Románico en España (@RomanicoEspana) January 2, 2023
Durante siglos, Poblet fue un importante foco de cultura, copiado y preservando manuscritos, formando a monjes y extendiendo su influencia por toda la región. Su biblioteca y scriptorium eran referencia en el mundo monástico. Además, gracias a la riqueza de sus tierras y a los privilegios otorgados por la monarquía, el monasterio se convirtió en una institución económica poderosa.
Del abandono al renacer espiritual, la segunda vida de una joya espiritual medieval
Como muchas instituciones religiosas, el monasterio sufrió los avatares del tiempo. En 1835, con la desamortización de Mendizábal, fue exclaustrado y sus dependencias quedaron vacías. Durante casi un siglo, el recinto se deterioró y fue víctima de saqueos y abandono. No fue hasta 1940 cuando comenzó su lenta recuperación, gracias a la llegada de una nueva comunidad de monjes cistercienses.
De acuerdo a los preceptos de Bernardo de Claraval, los monasterios cistercienses se despojaron de todo lo anecdótico y superfluo; sin embargo, nunca escatimaron en grandiosidad arquitectónica. Para ejemplo, el Real Monasterio de Santa María de Poblet (Tarragona) #FelizMiercoles pic.twitter.com/32GXClvO3B
— Románico en España (@RomanicoEspana) October 27, 2021
Hoy en día, el Monasterio de Poblet vuelve a estar habitado por una comunidad viva que mantiene las tradiciones y el espíritu del Císter. Sus muros acogen oración, trabajo y silencio, fieles al lema “ora et labora”. Este renacer culminó con el reconocimiento internacional, y en 1991, la UNESCO lo declaró Patrimonio de la Humanidad por su valor histórico, artístico y espiritual.
A pesar de su importancia, Poblet sigue siendo un lugar poco conocido, lo que ha permitido conservar su autenticidad y atmósfera serena. Las visitas guiadas revelan joyas como el claustro o la sala capitular, en un entorno natural que invita al silencio y la contemplación.