Hay olas cada vez más poderosas por el cambio climático

El aumento de temperatura global, junto con los cambios en los patrones de viento está haciendo que las olas sean cada vez más poderosas, especialmente en el hemisferio sur, y crezca la amenaza de erosión en las costas.

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Desde 1970, el océano absorbió más del 90% del calor ganado por el planeta. Esto tiene una variedad de impactos en las costas y los ecosistemas.

Las variaciones a largo plazo de las olas afectan a una amplia gama de actividades y procesos en los que la hidrodinámica del agua juega un papel esencial, como la operatividad de los puertos, los recursos de energía de las olas, el transporte marino, los ecosistemas costeros y la calidad del agua. Además, los cambios en la subida de las olas pueden aumentar significativamente el riesgo de erosión costera e inundaciones. A largo plazo, los cambios en el poder y la direccionalidad de las olas pueden afectar los patrones de transporte de sedimentos y la morfología costera a gran escala. Por lo tanto, descifrar la importancia relativa de la variabilidad natural y el calentamiento global es un punto de partida clave para reconstruir los entornos costeros y adaptarse al cambio climático.

Una nueva investigación ha analizado el comportamiento de las olas descubriendo que las costas de Australia Meridional y Australia Occidental, las islas del Pacífico y el Caribe, Indonesia Oriental y Japón, y Sudáfrica ya están experimentando un mayor poder de las olas debido al calentamiento global. “Observamos las condiciones de las olas durante los últimos 35 años y descubrimos que su potencia ha aumentado desde al menos la década de 1980, principalmente concentrada en el hemisferio sur, ya que se bombea más energía a los océanos en forma de calor”, dijo el autor del trabajo, Thomas Mortlock.

Observamos las condiciones de las olas durante los últimos 35 años y descubrimos que su potencia ha aumentado desde al menos la década de 1980, principalmente concentrada en el hemisferio sur, ya que se bombea más energía a los océanos en forma de calor.

Desde la década de 1970, el océano absorbió más del 90% del calor ganado por el planeta. Esto tiene una variedad de impactos, que incluyen olas de calor marinas más prolongadas y frecuentes, blanqueamiento de corales y mayor suministro de energía para tormentas. Las olas del océano fueron dando forma a las costas de la Tierra durante millones de años. Por tanto, cualquier cambio pequeño y sostenido en ellas puede tener consecuencias a largo plazo para los ecosistemas costeros y las personas que dependen del océano.

Las olas son generadas por los vientos que soplan a lo largo de la superficie oceánica. A medida que el agua absorbe calor, la superficie del mar se calienta, lo que hace que el aire cercano también se caliente y suba (esto se llama convección). Esto ayuda a estimular la circulación atmosférica y los vientos, dándole más velocidad. En otras palabras, llegamos a una cascada de impactos: las temperaturas más cálidas de la superficie del mar provocan vientos más fuertes que alteran las condiciones globales de las olas del océano.

Causas naturales vs. cambio climático

La investigación muestra que, en algunas partes de los océanos del mundo, la energía de las olas está aumentando debido a la energía eólica más fuerte y al desplazamiento de los vientos del oeste hacia los polos. Esto es más notable en las regiones tropicales de los océanos Atlántico y Pacífico, y las regiones subtropicales del Océano Índico.

Pero no todos los cambios en las condiciones de las olas son impulsados por el calentamiento de los océanos debido al cambio climático originado por los humanos. Algunas áreas de los océanos del mundo todavía están más influenciadas por la variabilidad climática natural, como El Niño y La Niña, que el calentamiento de los océanos a largo plazo.

Según esta investigación, parece que los cambios en las condiciones de las olas hacia el ecuador están más impulsados por el calentamiento del océano debido al cambio climático causado por el hombre, mientras que los cambios en las olas hacia los polos siguen más afectados por la variabilidad climática natural.