Este es el árbol que provoca asco cada primavera en España

La primavera es una de las épocas más esperadas del año, sin embargo, para muchos ciudadanos españoles esta temporada viene con una incomodidad bastante particular: el desagradable aroma que emana de los árboles en las calles de nuestras ciudades. ¿Por qué generan tanta repugnancia en la población?

Peral de Callery

El árbol en cuestión se denomina peral de flor o peral de Callery (Pyrus calleryana), y fue nombrado así en honor a Joseph-Marie Callery, quien lo trajo de Asia a Europa en el siglo XIX.

El peral de Callery es un árbol vistoso que puede llegar a medir entre 10 y 15 metros de altura. En la primavera, sus ramas se cubren de flores blancas y sus frutos son pequeñas peras redondas y duras, no aptas para el consumo humano. En el otoño, las hojas cambian de color en tonos rojos, amarillos o morados, convirtiéndolo en uno de los árboles ornamentales más populares.

En la actualidad, esta especie se encuentra en muchas ciudades y parques de todo el mundo, siendo especialmente común en Estados Unidos.

En Madrid, hay alrededor de 7.000 árboles de peral de flor, la variedad más extendida en la ciudad es la Chanticleer, que fue introducida en 2003. Además, esta especie también se puede encontrar en otras ciudades españolas como Girona, La Coruña y Zaragoza.

¿A qué se debe tanto rechazo?

A pesar de que el peral de Callery es un árbol de aspecto llamativo, su olor es un gran inconveniente, ya que libera compuestos químicos con una fragancia desagradable que se asemeja al olor del pescado en mal estado o incluso, según algunos testimonios, al olor del semen humano.

Aunque los científicos aún no han determinado el origen químico preciso del aroma del peral de Callery, se cree que contiene trimetilamina y dimetilamina, gases que se asocian comúnmente con el olor a pescado y amoníaco respectivamente, pero ¿y el olor a semen?

Expertos de la universidad de California surgieren que el olor podría provenir de una molécula llamada pirrolina, que también se ha asociado con el olor del esperma humano y se encuentra en las aminas, derivadas del amoníaco.

¿Si huele tan mal porque se plantan en nuestras ciudades?

Los árboles urbanos cumplen una función importante en nuestra sociedad, proporcionando beneficios tanto estéticos como medioambientales. Sin embargo, elegir los árboles adecuados para las zonas urbanas puede ser una tarea complicada. Para ello, existen varios criterios a considerar.

Función

Se debe considerar la función que el árbol va a cumplir en su relación con el ser humano, como dar sombra, mitigar las rachas de viento, proporcionar bienestar y beneficios medioambientales como albergar biodiversidad.

Espacio

El espacio disponible es un factor determinante, ya que el crecimiento de los árboles puede estar limitado por el mobiliario urbano, los edificios o por un subsuelo plagado de servicios que desaconsejan los árboles de grandes raíces.

Adaptación al entorno

La adaptación al entorno es un elemento clave, ya que algunos árboles autóctonos de la península ibérica no se adaptan bien a los espacios urbanos, especialmente en las calles. Es importante elegir árboles que se adapten bien al entorno y a la contaminación de las ciudades.

Clima y microclima

No sólo los elementos del clima como las temperaturas, las precipitaciones o los índices de humedad son imprencindibles para la elección, también debemos considerar si la sombra es predominante o no durante gran parte del día.

Evitar potenciales invasores

Es importante elegir árboles que no sean invasores, ya que esto puede causar problemas a largo plazo en el ecosistema urbano.

Interacción con el ser humano

Se deben evitar especies con espinas en áreas de recreo y tener en cuenta posibles alergias y otras molestias que puedan generar las plantas y árboles. Es importante seleccionar especies que sean seguras y agradables para la población que va a interactuar con ellas en zonas urbanas.

Como hemos visto, entre todos los criterios principales para la selección de árboles en zonas urbanas, el olor no suele ser uno de ellos. Si bien algunos árboles pueden tener un aroma agradable, la mayoría de las veces el olor no es un factor determinante para su elección.

Es importante tener en cuenta que aunque el olor no sea un factor principal, se debe evitar la elección de especies con olores desagradables o que puedan generar molestias a los vecinos aunque esto, a veces, no se consiga.