¿Qué tipos de árboles son los mejores para descontaminar las ciudades?

Lidiar con la contaminación del aire en las ciudades está siendo un auténtico rompecabecas: calles peatonales, carriles bici, zonas de bajas emisiones... pero ¿alguien se ha parado a pensar qué tipo de árboles son mejores para descontaminar el aire de las ciudades?

El aire contaminado es bien conocido como el asesino silencioso, nueve de cada diez personas respiran aire contaminando provocando alrededor de siete millones de muertes prematuras al año en todo el mundo.

En España, la contaminación de las ciudades principalmente generada por el tráfico de vehículos, ocasiona cada año 6.000 muertes prematuras. Madrid y Barcelona encabezan el listado de las ciudades con el aire más contaminado de nuestro país.

Las principales medidas para paliar la mala calidad del aire se focaliza en cambiar modelo del transporte urbano, fomentando el uso de los medios de transporte públicos y de la bicicleta, facilitando la realización de trayectos a pie y promoviendo estándares más estrictos y restrictivos en las emisiones de los vehículos. Pero, parece que se olvidan de lo más simple, un solo árbol puede abrsober aproximadamente entre 10kg y 30 Kg de CO2 al año.

Los mejores árboles para mejorar las ciudades

Las ideas más simples a veces son las más extraordinarias. El plantar un árbol puede liberarnos de grandes cantidades del gas de efecto invernadero por excelencia, el dióxido de carbono, y además, producir el oxígeno que necesitamos para vivir.

Si te estás preguntando si estos contaminantes pueden afectar a la fotosíntesis de los árboles, la respuesta es no. Todo muy idílico ¿no? Pues bien, aquí llega la mala noticia: los árboles no descomponen los contaminantes y quedarán en el sustrato afectando al ecosistema en el suelo.

¿Qué especies son las más idóneas?

No todos los árboles son igual de eco-eficientes. La capacidad de absorción, incluso de un mismo árbol, puede variar en función de varios criterios: la especie, edad, tamaño, clima...

Aún así, un reciente estudio confirma que los árboles de hoja ancha y caduca son menos eficientes en la limpieza del aire que los árboles de hoja perenne y en forma de aguja. Un ejemplo claro de ellas son las coníferas: pinos, abetos y cedros.

Un pino carrasco es capaz de absorber las emisiones generadas por 30 coches de tamaño medio que hagan una media de 10.000 kilómetros al año.

De todo ellos, el pino carrasco es uno de los árboles que más CO2 absorben. De hecho, se calcula que un ejemplar maduro de este tipo de conífera puede llegar a retener hasta 50 toneladas de CO2 al año. Y ¡estamos de suerte! La Península Ibérica es un lugar idóneo para el crecimiento de esta especie.

Los pinos pueden soportar el frío extremo del invierno y la sequía del verano, por lo que son nuestros grandes aliados en la lucha contra el cambio climático.

Además de esta especie, en los entornos urbanos también podríamos incluir la melia, la acacia de tres espinas, la jacaranda y el olmo debido a su alta capacidad de fijación.

¿Dónde debemos plantar?

Ojo, no todo es cocer y cantar. Una vez determinada la especie, debemos estudiar el terreno para encontrar el lugar idóneo para plantarlas. Si nos encontramos en una calle estrecha y larga, plantar árboles podría ser contraproducente ya que el aumento de la vegetación puede reducir el flujo de aire, afectando negativamente a la dispersión de contaminantes.

En tal situación, lo mejor sería optar por una vegetación baja, como los setos. Por todo ello, es crucial una buena planificación urbana, muy cuidadosa y que combine diferentes especies de árboles para optimizar la purificación del aire.

Otros beneficios de los árboles en las urbes

Aparte de disminuir la contaminación de las ciudades, los árboles pueden contribuir a regular la temperatura, sí, como si de un aire acondicionado natural se tratase.

Las grandes urbes tienen cada vez más asfalto y hormigón, produciendo las famososas islas de calor que, en Europa, causaron 15 000 muertes el pasado año. Aumentar la cobertura de árboles al 30% puede reducir localmente la temperatura hasta 0,4 ºC durante los calurosos meses de verano.