Tiempo anticiclónico, boinas y 'smog' rivalizan con nuestra salud

El año 2020 ha comenzado con mucha calma. El tiempo anticiclónico nos ha hecho pasar unas navidades bastante tranquilas, pero no toda tranquilidad es 'buena'. Los niveles de contaminación han subido bastante estas últimas semanas. Aquí te contamos más.

Madrid
Boina sobre Madrid. Niebla y contaminación que se puede notar en el cielo de la capital.

'Al mal tiempo buena cara'. Todo el mundo ha oído hablar de esta expresión que va aliada al devenir borrascoso, donde la inestabilidad se apodera, aunque este dicho podría cambiar según la perspectiva. Hemos pasado unos cuantos meses con lluvias intensas, pero ahora enero parece que ha llegado con más calma, o por lo menos lo que llevamos de mes.

Nieblas y heladas, así comienza el año

Por definición, en un anticiclón la presión atmosférica es superior al aire circundante. En el comienzo de estas navidades, el anticiclón se asentó sobre la Península. Esta situación ha provocado, en la mayor parte de España, tiempo estable y ausencia de precipitaciones. Los anticiclones en invierno suelen ser muy robustos y persistentes, por lo que en muchos puntos de la Península se han producido inversiones térmicas.

Se ha podido apreciar estas jornadas la formación de niebla en el interior de las depresiones, como por ejemplo en los valles del Tajo, Duero, Guadiana y Ebro a primeras horas de la mañana. Este meteoro ha provocado el descenso de temperaturas en los puntos más hundidos, siendo más cálidas en cotas más altas. Los bancos de niebla han sido persistentes en varias regiones del interior, especialmente en Castilla y León, y también en puntos del norte, en Navarra y Aragón.

Por otra parte, con este tiempo dominado por las altas presiones, las heladas han afectado también a distintas zonas del centro y del norte peninsular, provocando amaneceres bastante gélidos. En ocasiones, las nieblas se mezclan con partículas contaminantes. Este fenómeno se llama 'smog' -adaptación de la palabra humo y niebla en inglés- y lo hemos tenido estos últimos días en las grandes ciudades, sobre todo en Madrid y en Pontevedra.

Tiempo estable y contaminación

Con la bonanza meteorológica la calidad del aire disminuye. El viento es muy débil y las masas de aire quedan inmóviles distribuyéndose en el espacio según sus particularidades físicas. Las masas frías -más densas y pesadas- quedan junto a la superficie, y las cálidas -menos densas y ligeras-, se superponen haciendo de 'tapadera'. Los gases contaminantes emitidos por la industria y los coches acaban atrapados junto al aire frío, a ras de suelo, y las ciudades se tornan muy poco saludables.

Por ejemplo, en Madrid hace poco estuvieron a punto de activar el protocolo anticontaminación. El pasado sábado se superaron los umbrales para hacerlo. Fueron dos estaciones de una misma zona las que superaron los 180 microgramos por metro cúbico de dióxido de nitrógeno. Sin embargo, solo ocurrió durante una hora en vez de dos, que es el límite. Las vacaciones, las plenas fiestas navideñas, el descenso del tráfico... han sido los factores que han evitado que la situación no haya ido a más.