El ISCIII encuentra una relación entre la contaminación y los ingresos hospitalarios por causas neurológicas en España

El aire que respiras puede influir en tu salud cerebral más de lo que imaginas. Un estudio del Instituto de Salud Carlos III liga picos de contaminación a más ingresos neurológicos urgentes, ¿estamos preparados?

Una parte relevante de los ingresos por demencia, Alzheimer, Parkinson o esclerosis múltiple podría deberse a la contaminación

La salud del cerebro no depende solo de la genética o del estilo de vida. También se ve afectada por el entorno cotidiano, el aire que respiramos y el calor o el frío que soportamos. Un estudio liderado por el Instituto de Salud Carlos III (ISCIII) ha puesto cifras a esa relación en España, analizando cómo la contaminación atmosférica y las temperaturas extremas se asocian con ingresos hospitalarios urgentes por causas neurológicas.

Los resultados son difíciles de ignorar. Una parte relevante de los ingresos por demencia, Alzheimer, Parkinson o esclerosis múltiple podría estar vinculada a exposiciones ambientales a corto plazo. Y esto no habla de un futuro hipotético, sino de impactos medibles en la vida real, día a día.

Más de 15.000 hospitalizaciones analizadas

La investigación se ha diseñado como un estudio ecológico retrospectivo de series temporales. En términos prácticos, los autores han cruzado, día a día, los ingresos urgentes hospitalarios por causas neurológicas con mediciones ambientales del mismo periodo, buscando patrones de riesgo a corto plazo.

El análisis se ha realizado en 10 de las provincias más pobladas de España y ha cubierto seis años completos, hasta el 2018. En total, se examinaron 15.437 hospitalizaciones urgentes por enfermedades neurológicas, con el objetivo de estimar cuántas podrían atribuirse estadísticamente a la contaminación y a episodios de temperaturas extremas.

Analizando la contaminación por tráfico

El estudio incorpora contaminantes habituales en entornos urbanos y periurbanos, con especial relevancia del tráfico y de la dinámica atmosférica. Se han utilizado concentraciones medias diarias de PM10 y PM2,5 (partículas en suspensión), NO₂ (dióxido de nitrógeno) y O₃ (ozono troposférico).

Contaminación
Se ha evaluado la exposición a olas de calor y olas de frío mediante temperaturas máximas y mínimas diarias en episodios extremos

Además, se ha evaluado la exposición a olas de calor y olas de frío mediante temperaturas máximas y mínimas diarias en episodios extremos. Esto permite captar el efecto de condiciones puntuales, esto es, picos de contaminación, días de calor intenso o frío marcado, sobre el riesgo inmediato de ingreso.

Un 12% de ingresos relacionados con la contaminación

De los más de 15.000 ingresos urgentes analizados, el estudio estima que cerca de 2.000 (12,5%) pueden atribuirse a la contaminación atmosférica. En comparación, casi 200 (1%) se asociarían con temperaturas extremas, es decir, con episodios de calor o frío intensos.

Al desglosar por contaminante, el patrón no es uniforme. Durante el periodo estudiado, los autores estiman 245 ingresos atribuibles a partículas (PM), frente a 581 asociados a NO₂ y 1.107 vinculados a ozono (O₃). En otras palabras, el ozono, un contaminante secundario que se forma en la atmósfera a partir de otros precursores, aparece con un peso particularmente destacado en esta estimación de impacto.

Un problema creciente

El propio ISCIII subraya un punto crítico, y es que la combinación de envejecimiento poblacional, cambio climático y concentración urbana puede amplificar el problema. Si más personas viven en ciudades y la frecuencia de episodios de temperaturas extremas aumenta, el “terreno de juego” para impactos agudos también se ensancha.

Contaminación
La combinación de envejecimiento poblacional, cambio climático y concentración urbana puede amplificar el problema

Los autores recomiendan reforzar con urgencia las medidas para reducir la exposición a la contaminación. La lógica es directa, aunque no todos los ingresos se pueden prevenir, disminuir los niveles de contaminantes y amortiguar los picos de exposición reduce un factor de riesgo modificable a escala poblacional.

Este tipo de evidencia apunta a un enfoque doble. Primero, políticas de calidad del aire más ambiciosas (reducción del tráfico contaminante, control de precursores del ozono, zonas de bajas emisiones bien diseñadas y evaluadas). Segundo, planes de salud pública para olas de calor y frío con enfoque preventivo, especialmente para población vulnerable.

Referencia de la noticia

Iriso, M., Linares, C., Díaz, J., et al. (2025). How air pollution and extreme temperatures affect emergency hospital admissions due to neurological diseases: A study in 10 Spanish provinces. Atmospheric Environment, 364, 121663.

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