Adiós esperanza post-COVID: frustrante informe de la ESA sobre el aire

Un año después del comienzo de la pandemia, se han detectado repuntes importantes y preocupantes de la contaminación del aire en las principales ciudades de China. El resto del plneta podríamos ser los siguientes. Aquí te contamos más.

La calidad del aire ya está volviendo a los niveles previos a la pandemia en las principales ciudades de China.

Hace un año, el mundo se paralizaba por el rápido avance del coronavirus responsable de la COVID-19. China, Europa y muchos otros países tuvieron que confinar a sus ciudadanos durante dos meses para evitar una mayor propagación de un enemigo invisible del que nadie sabía nada. Aunque nos pueda parecer imposible, tuvo algunas consecuencias positivas para el planeta.

Todos recordamos las aguas transparentes de los canales de Venecia o los animales campando por el centro de las ciudades desiertas. Uno de los aspectos más llamativos fue la enorme mejoría de la calidad del aire en las ciudades más grandes, acostumbradas a todo lo contrario. Parecía que había algunas esperanzas para la Tierra, pero los últimos datos de la Agencia Espaciel Europea nos han devuelto a la realidad.

Preocupante repunte de la contaminación del aire en China

En los últimos meses se está produciendo un repunte muy importante de la contaminación del aire en China, donde las duras restricciones impuestas durante la pandemia les ha permitido difrutar de algo parecido a la normalidad que conocíamos antes de la llegada del coronavirus. Los últimos datos son muy preocupantes.

Gracias a Tropomi, una herramienta a bordo del satélite Copernicus Sentinel-5P, que forma parte de la primera misión de Copernicus dedicada a monitorear nuestra atmósfera, se ha observado que las concentraciones de dióxido de nitrógeno en Beijing han aumentado un 35% en febrero de 2021, volviendo a los niveles de febrero de 2019, tras la caída de la contaminación del aire durante el invierno y la primavera de 2020.

Más llamativo resulta el caso de Chongqing, donde los niveles de NO2 se desplomaron aproximadamente un 45% entre febrero de 2019 y febrero de 2020, para volver a valores que actualmente casi duplican a los que se tenían antes de la irrupción de la COVID-19. Sin duda, mala noticia.

Panorama desalentador para el resto del planeta

Desgraciadamente, desde la ESA apuntan a que este escenario lo viviremos también en el continente europeo, Estados Unidos y en el resto de los países que presentan un alto nivel de industrialización, ante la previsible reducción de las restricciones que tenemos actualmente. A corto y medio plazo el panorama no resulta esperanzador.

Todo apunta a que sucederá algo parecido en el resto del mundo cuando se relajen las restricciones impuestas por la situación sanitaria, lo que nos deja en un escenario preocupante.

Esta reducción momentánea de la contaminación y de las emisiones no va a detener el actual proceso de calentamiento global, debido a la acumulación y a la incercia de los GEI en nuestra atmósfera durante tantos años. El problema de la contaminación del aire o la emergencia climática han quedado en un segundo plano frente a la pandemia. Pero no olvidemos que las primeras siguen llevándose muchas vidas cada año.