Cómo afecta el frío de otoño a la presión de los neumáticos: el enemigo silencioso de tus ruedas ha llegado
Con la bajada de temperaturas, el aire de tus neumáticos cambia más de lo que imaginas. Descubre cómo el otoño puede alterar la presión y el agarre sin que lo notes.

Cuando el termómetro empieza a caer, algo más que el paisaje cambia. Las temperaturas bajas modifican la forma en que el aire se comporta dentro de los neumáticos, haciendo que la presión descienda incluso sin que haya fugas visibles. Es un fenómeno físico: el aire frío ocupa menos volumen, por lo que el interior de las ruedas pierde densidad y, con ello, presión.
Esto significa que con cada descenso de unos pocos grados, los neumáticos se desinflan ligeramente. En muchos casos, el conductor no lo percibe, pero el coche sí lo nota. El agarre disminuye, las distancias de frenado aumentan y el control sobre el volante se vuelve menos preciso. En resumen: la seguridad baja sin que nadie lo advierta.
Además, el caucho, ese material elástico que recubre las llantas, se endurece al enfriarse. Por debajo de los 10 °C pierde flexibilidad, lo que limita su capacidad de adaptarse a las irregularidades del asfalto. Este cambio reduce la adherencia, especialmente sobre superficies húmedas o heladas, y puede acelerar el desgaste del neumático.
Presión, consumo y rendimiento: la clave del otoño
La presión de inflado no sólo afecta a la seguridad. También incide directamente en el gasto de combustible y en las emisiones del coche. Cuando las ruedas están más blandas de lo que recomienda el fabricante, aumentan la resistencia a la rodadura: el motor necesita más energía para mover el vehículo y eso se traduce en un mayor consumo. En algunos casos, la diferencia puede alcanzar hasta un 10% más de gasto de gasolina, con un impacto proporcional en las emisiones de CO₂.
️ Conducir en #moto en otoño: 5 curiosidades que debes saber
— Aurgi (@aurgi) October 7, 2025
1️ Hojas secas = peligro oculto
En el asfalto mojado son tan resbaladizas como el hielo.
2️ #Neumáticos más fríos
Con la bajada de temperaturas, tardan más en agarrar bien. pic.twitter.com/52j9afG48C
En cambio, mantener la presión adecuada permite una conducción más eficiente, alargando la vida útil de los neumáticos y reduciendo el desgaste irregular.La pérdida de presión durante el otoño puede parecer mínima, pero es acumulativa.
Por cada 5 °C que desciende la temperatura ambiente, se pueden perder aproximadamente 0,07 bares. Es decir, tras varias semanas de frío, los neumáticos podrían tener una presión peligrosamente baja sin que se note a simple vista. Por eso, revisar el inflado al menos una vez al mes es una práctica esencial cuando llega la época otoñal.
Cuidados de los neumáticos al llegar el frío otoño
Antes de salir a la carretera en esta época del año, conviene realizar una pequeña revisión visual. Observar si hay bultos, cortes o grietas en el caucho puede evitar sustos. Estos daños, aunque parezcan superficiales, pueden provocar un reventón repentino al circular. También hay que fijarse en las válvulas y en los tapones, responsables de mantener el aire dentro y proteger el neumático del polvo y la humedad.

El equilibrado y la alineación de las ruedas son otros puntos a tener en cuenta. Un desequilibrio provoca vibraciones y desgaste irregular, mientras que una mala alineación hace que el vehículo pierda estabilidad y se desplace de forma incorrecta. Son problemas que se agravan con el frío, cuando las carreteras presentan más irregularidades y el caucho responde peor a los impactos.
Por último, la profundidad del dibujo no es un simple detalle estético. Las ranuras del neumático actúan como canales que expulsan el agua y evitan el aquaplaning. La normativa exige al menos 1,6 mm, pero durante el otoño e invierno se recomienda alcanzar los 3 mm para mejorar el agarre y reducir la distancia de frenado en asfalto húmedo o con nieve.
Conducir en frío: pequeñas rutinas que marcan la diferencia
Más allá del mantenimiento técnico, la forma de conducir también influye en el comportamiento de las ruedas cuando bajan las temperaturas. Evitar acelerones, frenazos y giros bruscos no sólo mejora la seguridad, también ayuda a conservar la estructura del neumático. Los cambios suaves en la dirección y la velocidad permiten que el caucho se caliente de manera progresiva, alcanzando la temperatura óptima para ofrecer su máximo agarre.
Vuelven el frío, la nieve y el hielo, así que si vas a coger el coche recuerda que es vital llevar los limpias y los neumáticos en buenas condiciones#NoEsPorLaMulta pic.twitter.com/gqonSRjuro
— Guardia Civil (@guardiacivil) December 2, 2017
Circular con suavidad también reduce el desgaste de la banda de rodadura. En condiciones de frío, lluvia o nieve, el asfalto presenta una capa invisible de humedad o hielo que multiplica el riesgo de deslizamiento. Por eso, mantener una distancia de seguridad mayor y frenar con anticipación se convierte en una regla básica para el otoño.
Finalmente, es recomendable revisar los neumáticos cuando el coche ha estado detenido durante horas. Las temperaturas nocturnas pueden alterar la presión y endurecer la goma. Una comprobación rápida por la mañana, antes de emprender el viaje, puede ser la diferencia entre un trayecto seguro y un susto en carretera.
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