Cuando las olas entran en casa: ¿cambio climático o algo más?

En los últimos temporales de levante hemos visto que numerosas viviendas, playas y paseos marítimos han sufrido importantes daños. ¿Es una prueba del cambio climático o hay más? Aquí te lo contamos.

El aumento de los temporales extremos es sólo uno de los factores que explican la preocupante regresión que sufren muchos sectores costeros del Mediterráneo.

En los últimos días, se han visto imágenes y vídeos de viviendas situadas en las costas alicantinas destrozadas por los sucesivos temporales de levante que en los últimos años han provocado daños muy importantes en playas, puertos y paseos marítimos del litoral mediterráneo, con arenales que en la actualidad están muy mermados. ¿Son señales claras del cambio climático?

Un Mediterráneo más cálido y temporales extremos

El cambio climático se manifiesta en las aguas españolas del Mediterráneo con un incremento de la temperatura en torno a 1,5 ºC desde 1982 según el CEAM, algo muy destacable teniendo en cuenta que hablamos de apenas unas décadas. Esto se refleja en el tiempo y en el clima de esa vertiente, donde se está viendo un aumento importante de las lluvias torrenciales y de las noches tropicales.

En cuanto al nivel del mar, los últimos estudios señalan que sube en torno 1 mm al año, aunque a corto y medio plazo el carácter cerrado de la cuenca mediterránea y la elevada evaporación que se produce ayudarán a que el ascenso sea más moderado que en otras regiones. Entonces, ¿cómo es posible que desaparezcan las playas?

La intervención humana, clave en el problema

Desde el boom turístico de mediados del siglo XX, los cordones dunares de las costas mediterráneas dejaron paso a macrourbanizaciones, por lo que actualmente la arena no se puede desplazar de forma natural hacias otras zonas, que es uno de los factores que explican la alarmante regresión costera que vemos hoy en día.

También hay que tener en cuenta que se ha producido una reducción drástica en los aportes de sedimentos (arenas, limos y cantos) de los ríos y las ramblas por la construcción de presas y la modificación o destrucción de los cauces, lo que condena a muchas playas y calas a una imparable regresión. Las grandes avenidas juegan un papel primordinal en la regeneración natural costera.

Otro factor que explica que el mar gane terreno en ciertos sectores costeros es la construcción de espigones perpendiculares a la deriva litoral, que es la encargada de distribuir los sedimentos a lo largo de las costas. Esto se traduce en que hay tramos de costa en los que la arena gana terreno al mar, mientras que al otro lado del espigón pasa totalmente lo contrario.

Adaptar la normativa al contexto actual

Por tanto, vemos que en el caso concreto de las costas mediterráneas, la combinación de los efectos del cambio climático (ascenso del nivel del mar o temporales más extremos) y la intervención del ser humano explican que muchas playas estén en las últimas, y que antiguas viviendas de pescadores o de familias pudientes se vean golpeadas más a menudo por las olas durante los temporales de levante.

La lógica nos dice que lo más sensato sería pactar con los propietarios de estas viviendas o construcciones y recuperar el Dominio Público Marítimo y Terrestre, aunque a veces la propia Administración es la que complica el problema, siendo la Modificación de la Ley de Costas de 2013 un buen ejemplo de ello. Sin duda, la planificación territorial tiene que adaptarse al nuevo e imparable contexto actual de cambio climático en un mundo más humanizado.