Cambio climático y Mediterráneo: ¿demasiado calor para los turistas?

España es un país que vive del turismo, pero el cambio climático puede poner en peligro la situación actual. En el extranjero ya se cuestiona si el creciente calor mediterráneo es el ideal para sus vacaciones.

Chanclas con calcetines
A los turistas no les gusta el clima cada vez más caluroso de España

Que el cambio climático es una realidad poca gente lo pone ya en duda. Sus efectos son cada vez más visibles y el más evidente sigue siendo el que afecta a las temperaturas. Es cierto que aún hay mucha confusión sobre lo que es cambio climático y no lo es entre la población, ya que ciertos periodos puntuales de frío o calor se siguen relacionando con él, cosa que nunca debe hacerse.

El cambio climático requiere de plazos más largos. Nuestras generaciones ya lo están notando, pero no de forma muy significativa. Vemos en los informativos cómo suceden algunos fenómenos con el cambio climático como posible motivo, como trozos de hielo gigantes que se desprenden de las banquisas, animales que desaparecen o migran, o comportamientos distintos de la atmósfera.

El aumento de las temperaturas es quizá lo que más está alarmando a la población. Y tenemos suficientes motivos. Pero hoy vamos a hablar de uno que podría afectar gravemente a nuestra economía. El sector turístico puede ver cómo año tras año las reservas vacacionales de extranjeros, especialmente los del centro y norte de Europa, descienden. El motivo es el excesivo calor que puede llegar a hacer en nuestro país. Es algo de lo que ya se está hablando. Como ejemplo, este reciente artículo del periódico británico The Guardian.

El “buen tiempo” español, en duda

Muchos jóvenes no lo recordarán, pero las vacaciones que teníamos hace algunos años solían ser, casi siempre, entre julio y agosto. El coche de nuestros padres no tenía aire acondicionado, ni tampoco el alojamiento donde nos hospedábamos. Mucho menos en el pueblo. Los veranos eran, en este sentido, más pesados. Hoy en día nos hemos acostumbrado a la comodidad en este sentido.

Los vecinos del centro y norte europeo que vienen desde hace tantos años a veranear a España lo hacen básicamente buscando el sol y las buenas temperaturas. Ayudan, y mucho, otros factores como la gastronomía, el entorno, la amabilidad de la gente... pero es nuestro clima el que básicamente los atrae. Es fácil ver a ciudadanos ingleses o alemanes quemados por el sol. Lo disfrutan todo lo que pueden porque durante el año tienen pocas oportunidades de verlo.

La Rambla de Barcelona
Pasear por las calles en agosto a veces se hace incómodo por el calor

Pero el futuro no parece tan prometedor. Nuestro clima, especialmente el Mediterráneo, el que más turistas suele atraer, está cambiando. Lo hace poco a poco, sin que apenas nos demos cuenta. Las temperaturas están dejando de ser confortables algunas semanas de julio y agosto, con valores muy superiores a los 30 grados. Lo mismo sucede por la noche. Las famosas noches tropicales en las que no se baja de los 20 grados son cada vez más frecuentes y así, difícilmente se puede dormir.

En el artículo de The Guardian, periódico con millones de lectores tanto en su edición en papel como digital, se empieza a plantear esta problemática con el cambio climático como principal enemigo de nuestro turismo extranjero. Razón no les falta, así que tocará reinventarse. También se comenta otro efecto, en este caso beneficioso para nosotros. Los inviernos no serán tan rigurosos y puede que el tiempo más confortable se reparta a otros meses, y no solo a los del verano.

Replanteando la temporada alta

La temporada alta turística es bien conocida por todos nosotros. A la hora de reservar nuestras vacaciones sabemos que los precios serán más altos. Es la época con más reservas ya que es cuando solemos coger las vacaciones.

Estos últimos años el panorama está cambiando. Por un lado, es difícil encontrar hoy en día un trabajo que te permita disfrutar de todos los días libres en julio y agosto. A las empresas les interesa más repartir las vacaciones a lo largo de todo el año, así se ahorran el cierre en verano. Si a esto le sumamos que el calor en verano puede llegar a ser insoportable, especialmente las últimas semanas de julio y primeras de agosto, muchos consideran que la temporada alta debería ampliarse. De hecho, muchos ya lo han hecho y han incluido el mes de junio entero así como septiembre. Motivos no faltan.

Lo que no cambia son las vacaciones escolares, que van ligadas al tiempo que aparentemente es más confortable. Quizá esto también debería replantearse, ya que los padres ya no disfrutan de las vacaciones siempre en este periodo.