Barcos que vuelan sobre el agua: así funcionan los nuevos sistemas de transporte marítimo que prometen futuro más verde

Si el siglo XX fue el de los trenes de alta velocidad y los aviones comerciales, el XXI podría ser el de los barcos que vuelan sobre el agua. Una nueva generación de transporte marítimo que une eficiencia, silencio y respeto por el mar.

Candela P-12 Voyager
El Candela P‑12 Voyager, de casi 12 metros y 12 pasajeros, usa hidroalas que reducen la resistencia un 80 % y le permite recorrer 40 millas a 25 nudos sin emisiones. Fuente: Candela.com

En España el transporte marítimo sigue siendo una columna vertebral del turismo y la movilidad. Cada año, millones de pasajeros cruzan las aguas entre la península y las islas Baleares o Canarias, y los puertos de Barcelona, Valencia o Málaga se consolidan como referentes europeos en tráfico de cruceros y ferris.

Sin embargo, mientras la conciencia ambiental crece y la necesidad de reducir emisiones se vuelve urgente, el sector busca reinventarse. Y en ese horizonte de innovación aparece un protagonista inesperado: el barco que “vuela” sobre el agua.

Los orígenes del barco que se eleva sobre las olas

Aunque hoy parezca una tecnología futurista, el concepto de hacer que una embarcación se eleve sobre el mar no es nuevo. A finales del siglo XIX, el ingeniero italiano Enrico Forlanini fue el primero en diseñar un prototipo de hidroala. O lo que es lo mismo: un barco equipado con alas submarinas (foils) que levantan el casco fuera del agua al ganar velocidad.

En 1906, su creación alcanzó una velocidad de 68 km/h en el Lago Maggiore, Italia, hito que marcó el inicio de una idea revolucionaria: reducir la fricción del agua para ganar velocidad y eficiencia.

Décadas más tarde, ingenieros como Alexander Graham Bell (conocido por ser el inventor del teléfono) y su colaborador Casey Baldwin perfeccionaron el sistema, creando en 1919 el “HD-4”, un hidroala capaz de superar los 110 km/h. Sin embargo, la complejidad y el coste de estas máquinas las mantuvieron fuera del uso comercial. Al menos hasta ahora.

El renacer ecológico del hidroala: Gustav Hasselskog y los Candela

Más de un siglo después, el sueco Gustav Hasselskog ha devuelto la idea a la superficie, literalmente, con un enfoque sostenible. Fundador de Candela Technology, Hasselskog presentó en 2019 el Candela C-7, el primer barco eléctrico de producción en serie con foils de control automático.

Su tecnología permite que la embarcación “despegue” sobre el agua, reduciendo la resistencia hasta un 80% y aumentando significativamente la autonomía eléctrica.

Hoy, su compañía fabrica modelos como el Candela C-8 y el Candela P-12 Shuttle, un ferry urbano que ya se prueba en Estocolmo y que promete cambiar la movilidad marítima. Este último, totalmente eléctrico, puede transportar hasta 30 pasajeros a una velocidad de 30 nudos sin generar olas ni ruido, y con un consumo energético equivalente al de un coche eléctrico.

La ciencia detrás del barco que vuela sobre el agua

El principio es simple pero brillante: al aumentar la velocidad, las alas submarinas (foils) crean una fuerza de sustentación que eleva el casco del barco fuera del agua. Al hacerlo, se reduce drásticamente la fricción, el principal enemigo del transporte marítimo eficiente.

SeaBubbles
SeaBubbles es el innovador taxi fluvial eléctrico con alas submarinas que “vuela” sobre el Sena sin dejar estela ni emitir ruido. Fuente: SeaBubbles.com

Sensores y sistemas electrónicos ajustan en tiempo real el ángulo de las alas para mantener un vuelo estable, incluso con oleaje. El resultado es una navegación suave, silenciosa y sin estela: perfecta tanto para zonas costeras protegidas como para rutas turísticas donde el impacto ambiental debe minimizarse.

Ventajas de un futuro sin ruido ni estelas

Los hidroalas eléctricos como los de Candela o el francés SeaBubbles (que ya opera en Ginebra y París) prometen una nueva era de sostenibilidad marítima. Entre sus principales ventajas destacan:

  • Cero emisiones directas: al funcionar con motores eléctricos alimentados por baterías, eliminan por completo la contaminación de CO₂ y partículas.

  • Sin ruido ni vibraciones: los pasajeros disfrutan de un viaje más placentero, mientras la fauna marina no se ve perturbada.

  • Eficiencia energética: al reducir la fricción, necesitan mucha menos energía que una lancha convencional.

  • Sin estela: evitan la erosión costera y el impacto sobre otras embarcaciones o ecosistemas sensibles.

Además, su mantenimiento resulta más sencillo y económico al eliminar los motores de combustión y las hélices tradicionales. Ciudades como Estocolmo, Ginebra o Venecia ya prueban flotas de hidroalas eléctricos para el transporte urbano, y se prevé que pronto lleguen a rutas turísticas mediterráneas.

En España, la combinación de costa extensa, innovación tecnológica y compromiso con la sostenibilidad convierte al país en un escenario ideal para su adopción. De hecho, ya se están dando los primeros pasos. La empresa Candela Technology realizó una travesía desde Sotogrande (España) hasta Ceuta (África) con su modelo hidroala‑eléctrico Candela C‑8 con muy buenos resultados.

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