Ahuyentando tormentas: los esconjuranderos y comunidors. Parte I

Meteorología popular

Meteorología popular

Francisco Martín León
Ramón Pascual Berghaenel

Palabras clave: tormenta, convección, esconjurandero, comunidor, altar, arquitectura popular.

Nota del primer autor. Hace algún tiempo recibí un correo de mi amigo y compañero meteorólogo del INM, divulgador y experto en meteorología de montaña, Ramón Pascual. He aquí su trascripción:

“Hola

Os envío dos fotografías sobre los “Esconjuranderos”, que espero que sean de vuestro interés. Si lo necesitáis las tengo a mucha mayor resolución.

Una buena información sobre estos temas se encuentra en http://www.huexpo.net/ en el apartado Rutas, Las creencias en el Pirinéo.

Guasob

Esconjuradero del siglo XVI (templete para combatir las tormentas) situado en la zona más alta del barrio del Tozal, en el pueblo de Guaso, cercano a la población de Aínsa, en la comarca del Sobrarbe. A su derecha y en la lejanía se distingue el macizo de las Tres Sorores (Treserols en aragonés), que incluye la cima del Monte Perdido de 3355 m.

Labuerdab

Esconjuradero situado junto a la iglesia románica de San Vicente de Labuerda, en el extremo oeste del pueblo del mismo nombre. Este pequeño núcleo se encuentra también cercano a Aínsa. Sobre el edificio, al fondo, la Peña Montañesa, de 2298 m.

Los esconjuraderos o esconjuraderas reciben el nombre de "Comunidors" en Cataluña.

Un saludo, 

Ramón Pascual Berghaenel
Meteorólogo
Grupo de Predicción y Vigilancia
Centre Meteorològic Territorial a Catalunya
Instituto Nacional de Meteorología

Me interesé por el tema y, al final, hemos realizado conjuntamente este pequeño reportaje sobre estas construcciones tan peculiares en diversas zonas de la península. En este trabajo nos hemos centrado en las edificaciones del Pirineo y Cataluña. El artículo se presenta de una manera informal, según las fuentes originales consultadas y aportes de diferentes personas. Ha aquí el resultado.

Agradecimientos. Queremos agradecer a varios amigos de Cataluña que nos han enviado algunas notas sobre este tema. Damos las gracias, especialmente, a Miguel Ángel Ruiz Peláez por su aporte personal en comentarios y fotos.

Introducción

Las tormentas, las lluvias intensas, los rayos y truenos, y un largo etcétera tuvieron amedrentados a nuestros antepasados, sobre todo a aquellos cuyas vidas dependían directamente de la temperie. Perder los cultivos, ganado, la casa, los bienes, etc., y, en general, el trabajo de un tiempo considerable en unos minutos por la llegada de una inoportuna tormenta, vientos huracanados, etc., tuvo que ser, y es, un hecho muy doloroso.

¿Cómo se defendían de las inclemencias del tiempo? ¿Cómo ahuyentaban a las tormentas, los rayos, granizadas y lluvias devastadoras?. No había radares, ni imágenes de satélite, no lanzaban cohetes con ioduro de plata, ni había avionetas “salvadoras”. La oración, los conjuros y otras actividades mágicas eran las únicas herramientas de las que disponían para luchar contra la intemperie. Unas veces aliados con la magia y otras con la religión, los conjuros, oraciones y ritos, mitad pagano, mitad religioso, se mezclaban entre si para alejar o mitigar el efecto de los males del tiempo.

En algunos pueblos y poblaciones se construyeron pequeñas edificaciones para “luchar” contra las tormentas realizando estas prácticas, cuyo origen estaba perdido en la lejanía de los tiempos. Las campanas de las iglesias fueron otro de los elementos que se utilizó en la desigual lucha contra los meteoros dañinos. Pero eso es otro tema.

Lo llamativo del caso, que nos trae a cuento, es que las edificaciones de las que vamos a hablar salieron, en general, físicamente del recinto religioso donde se celebraban las misas tradicionales y por tanto estaban expuestas a los vientos y otros elementos atmosféricos. ¿Quizá para que el celebrante estuviera más en contacto con la realidad mundana y, por supuesto, con la atmósfera?.

Transcribimos, con sus referencias, lo que hemos encontrado en la red y nos han apuntado algunos lectores.

Los esconjuraderos del Sobrarbe

Los esconjuraderos son unas sencillas construcciones de piedra, orientadas a los cuatro puntos cardinales y cercanas al templo parroquial que servían para conjurar, desconjurar o esconxugar, los males que atenazaran al pueblo, en su mayoría en forma de tormentas. Estas construcciones son habitualmente cuadradas, aunque las hay también circulares, y en ocasiones tienen una cruz encima de la techumbre o dentro del edificio.

En Sobrarbe, comarca pirenaica de Huesca, los encontrarás en Asín de Broto, Burgasé, Campol, Asín, Guaso, Almazorre, Mediano y San Vicente de Labuerda. Cuando la bruxa del lugar enviaba la tormenta, repicaban las campanas, el mosén corría a refugiarse en el esconjuradero, y lanzando a viva voz las formulas sagradas, asperjaba agua bendita contra las nubes negras. Hoy se conserva una de esas fórmulas que el mosén gritaba en San Vicente:

"Boiretas en San Bizien y Labuerda: no apedregaráz cuando lleguéz t'Araguás: ¡zi! ¡zas!"

A los esconjuraderos hay que ir en días despejado..., no porque pongamos en duda su funcionamiento sino porque normalmente desde su situación podremos ver las vistas más hermosas.

San Vicente de Labuerda. El recinto cuadrado en la parte derecha de la imagen es el esconjuradero.

Tormentas y conjuros en un pueblo escondido

Para dirigirnos a San Vicente de Labuerda es recomendable partir de la población de Aínsa. Desde allí, se tomará la carretera nacional en dirección a Bielsa y Francia. A cuatro kilómetros se encuentra Labuerda, donde hay una interesante iglesia de los siglos XVI y XVII. En este pueblo se toma el desvío a San Vicente, a donde se llega tras recorrer dos kilómetros por una estrecha carretera local.

San Vicente

San Vicente de Labuerda es un pequeño pueblo rodeado de montes con espesos pinares. Sus escasas viviendas se disponen a los lados de una única calle, en la que destaca la torre bajo medieval de casa Buil, con ventanas geminadas y saeteras, a cuyos pies puede verse la capilla familiar, del siglo XVII.

Un recomendable paseo es la ascensión a la ermita de San Visorio, situada a unos 40 minutos del pueblo, a media ladera del espeso monte situado al oeste del mismo. El camino se toma junto a la iglesia. A pesar de su escaso interés arquitectónico, podemos disfrutar en ella de magníficas vistas sobre el valle del Cinca y asomarnos a algunas creencias tradicionales pirenaicas, como la cristianización de las fuentes mediante la construcción de edificios sagrados o la vida de este santo francés martirizado en tierras de Sobrarbe, descrita en unas curiosas pinturas populares del siglo XIX.

El esconjuradero y el conjunto parroquial de San Vicente

La iglesia se encuentra separada del pueblo, en su extremo oeste, formando parte de un pintoresco recinto que engloba también el esconjuradero, el cementerio y la casa parroquial o abadía.

El esconjuradero, un templete cuadrado de hechura similar a los de Mediano y Guaso, se encuentra en un extremo del recinto y sirve como pórtico de acceso a este. La casa parroquial, adosada a la iglesia, era un magnífico edificio del siglo XVI, que, aunque en un lamentable estado de ruina, otorga todavía un gran atractivo al conjunto. Aún se pueden ver las inusuales bóvedas de cañón apuntado en la planta principal y, en un extremo, el gran horno de pan.

La iglesia es un gran edificio del siglo XII en cuyo exterior pueden contemplarse en toda su pureza las formas románicas. No menor interés tiene su retablo mayor, con magníficas pinturas góticas de finales del siglo XV representando la vida y martirio de San Vicente, obra de Juan de Labadía.

La opinión de la Iglesia sobre los conjuros

La Iglesia se vio obligada a aceptar, asumir y, a veces, modificar creencias populares, a menudo enraizadas con tradiciones paganas. Pero lo hacía a regañadientes. A pesar de lo usual de las prácticas del conjuro de las tormentas y de la construcción de esconjuraderos, éstas no eran bien vistas por las altas jerarquías. En una obra de 1529, Tratado muy sutil y bien fundado de las supersticiones y hechicerías y vanos conjuros, el inquisidor fray Martín de Castañega critica la proliferación de conjuradores que “juegan con la nube como con una pelota”, “procuran echar la nube fuera de su término y que caiga en el de su vecino” y afirman falsamente convertir el granizo en agua. A cambio recomienda, sin demasiado éxito por lo que hemos visto, que el pueblo se congregue junto al sacerdote, rece letanías y plante una cruz frente a la tormenta.

Referencia del texto:

Mediano Esconjuradero

Mediano

Si desde Aínsa nos dirigimos ahora hacia el sur, dirección Barbastro, llegaremos al cabo de unos 15 kilómetros al pueblo nuevo de Mediano. Allí debemos tomar un desvío a la izquierda en dirección a la presa del mismo nombre. A unos centenares de metros del desvío, cuando divisemos la iglesia de Mediano, podemos dejar el vehículo y acercarnos a pie hasta ella.

Este punto de la ruta solo se puede visitar en un breve período del año, cuando el pantano se encuentra en sus niveles mínimos a finales del verano, de mediados de agosto a las últimas semanas de septiembre.

Ubicado junto al cauce del río Cinca, poco antes de que este se interne en el abrupto desfiladero del Entremón, Mediano era un pueblo próspero. En el siglo XIX contaba con unas 15 casas y un molino junto al cauce.

El pantano de Mediano se comenzó a construir en la década de los 20 del pasado siglo, pero las obras no finalizaron hasta aproximadamente 40 años después. A finales de la década de los 60 se inauguró el pantano que sumergió el pueblo y supuso el abandono de numerosas localidades de los alrededores.

Hoy solo queda en pie la iglesia, cuya torre suele asomar durante todo el año sobre el nivel del agua del pantano. Es un magnífico edificio del siglo XVI, que combina las formas góticas con elementos decorativos renacentistas. Su puerta está tapiada.

El esconjuradero

A pocos metros de la fachada principal de la iglesia, se encuentra el esconjuradero. Como la mayor parte de los esconjuraderos de la comarca se trata de un templete cuadrado abierto a los cuatro puntos cardinales por arquerías de medio punto, que en este caso son tres ventanas y la puerta.Desconocemos las fechas de construcción de estas edificaciones, aunque todas ellas se elevaron a partir del siglo XVI y no existe ninguna posterior al XVIII.

Cómo se combatían las tormentas

Una tormenta repentina podía arruinar la cosecha de un año. Por eso, eran una de las principales amenazas contra la economía rural. Todos los campanarios solían contar con una campana dedicada a Santa Bárbara, abogada contra las tormentas, que se hacía sonar cuando estas se aproximaban. También los sacerdotes recitaban plegarias y conjuros contra las tormentas, para alejarlas de los campos del pueblo. Los esconjuraderos surgieron con esta finalidad, aunque esta práctica podía hacerse desde los pórticos de las iglesias o desde cámaras situadas en lo más alto de los campanarios. En todo el Pirineo hispano francés parecen encontrarse únicamente en Huesca (6 de los 9 que hay en la provincia están en el Sobrarbe), Lleida y Girona.

Texto tomado de:

http://www.huexpo.net/000_estructura/?id=21&hoja_ruta=2&ruta=1

Guaso. Esconjuradero

Una atalaya para las tormentas

Guaso se encuentra al sur de Aínsa. Desde la zona nueva de esta animada población debemos dirigirnos hasta el extremo sur del puente que cruza el río Ara. Allí se encuentra el inicio de la carretera local que conduce al Parque de la Sierra y Cañones de Guara y que tras siete kilómetros de curvas cerradas entre pinares y prados desemboca en Guaso.

El esconjuradero se encuentra junto a la iglesia, en lo más alto del barrio llamado del Tozal. Puede llegarse en vehículo hasta las puertas de esta.

Guaso

El pueblo de Guaso se extiende sobre una gran superficie, repartido en diversas agrupaciones de casas, o barrios, en algunos casos bastante distantes entre sí. El barrio donde está el esconjuradero es el principal, ya que en él se encontraba la iglesia; un paseo por sus empinadas calles nos deparará interesantes muestras de arquitectura popular, como casa Salinas, frente a la iglesia. En la fuente de este barrio arranca una senda que conduce a la ermita románica de la Virgen de las Viñas, escondida entre la vegetación a unos cientos de metros.

Además vale la pena acercarse a algunos de los restantes barrios, como El Arrabal, donde, en el exterior de casa Juan Broto, puede verse un rico conjunto de figuras protectoras del siglo XVI, o el barrio de Bestreguí, originalmente una enorme casa con un patio central que en el siglo XIX se fragmentó en diversas viviendas.

El esconjuradero

Como en los restantes puntos de la ruta, el templete para combatir las tormentas está en las proximidades de la iglesia, donde también se hallan la vivienda del párroco, una interesante cruz de término y los exiguos restos de un castillo medieval (en la cima del cerro, a unos pocos metros del esconjuradero). La iglesia de Guaso es románica, del siglo XII, aunque la mayor parte de sus elementos datan de una reforma del siglo XVI. Su interior no puede visitarse. El esconjuradero de Guaso se encuentra en un lugar privilegiado, con magníficas vistas al valle del Ara, la peña Montañesa y el Monte Perdido. Su aspecto es parecido al de Mediano, aunque con alguna ligera variante: una construcción de planta cuadrada, abierta a los cuatro puntos cardinales esta vez con grandes arcadas de medio punto y cubierto con un tejado cónico de losas.

Los esconjuraderos como remedio contra las calamidades

Existe un documento del siglo XVIII procedente de Guaso en el que se recoge un testimonio según el cual varios vecinos habían perdido sus haciendas a causa de las tormentas y otras calamidades naturales. La solución para esta situación fue la construcción del esconjuradero, que, en una sociedad cuya economía dependía totalmente de la climatología, se consideraba imprescindible.

Texto tomado de:

http://www.huexpo.net/000_estructura/?id=21&hoja_ruta=4&ruta=1

Los comunidors en Cataluña

(Comentarios de los lectores: Foro de Meteoclimatic de Cataluña)

Nota etimológica:

Según el diccionario de la Enciclopedia Catalana el vocablo comunidor deriva del verbo comunir que a su vez proviene del latín commonere y significa conjurar el mal tiempo con oraciones o exorcismos. El comunidor es una pequeña edificación en forma de porche abierto a los cuatro vientos, cubierta y situada cerca de una iglesia, donde se resguardaba el sacerdote que esconjuraba las tormentas y granizadas. Por tanto esconjuradero y comunidor hacen referencia a lo mismo. Una variante del comunidor es el reliquier en el cual se exponían reliquias para conjurar las tormentas.
El conjuro iba dirigido contra la granizada más que contra el propio rayo, ya que en la época medieval y algunos siglos posteriores, si una persona moría carbonizada “solo” era motivo de tristeza resignada, pero una granizada implicaba el ayuno para toda una comunidad.

El comunidor de Son del Pi

Aunque quedan bastantes ejemplares en Cataluña, uno especialmente destacable es el del conjunto monumental de Son del Pi en la comarca pirenaica del Pallars Sobirà. Este comunidor ,de varias plantas tiene en su parte superior una original estructura de madera con un pequeño techo que sostiene dos campanas que servían para reunir a la comunidad antes de proceder a los actos protocolarios que conjuraban las fuerzas de la naturaleza. El capellán era el que se situaba en el comunidor a invocar: si había sequía se pedía lluvia si había lluvias torrenciales que parasen, si había tormentas que cesasen e incluso, si había epidemias, que se acabaran.

La visión del comunidor de Son flanqueando como un centinela la entrada al conjunto monumental confirma el espíritu defensivo medieval original de la estructura global. La restauración de 1996, después de un derrumbamiento sucedido en los años ochenta, permite acceder hoy en día hasta las plantas superiores.

Santa Maria de Porqueres

En una aldea llamada antiguamente Porcarias, situada sobre un altozano en la orilla occidental del lago de Banyoles (Comarca del Pla de l’Estany, Girona), ya en el año 840 había una capilla que, en un pergamino muy viejo y roído se cita como Santa Maria al cap de l'estany (Santa Maria en la cabecera del lago). En el año 906 se hace mención de la misma como posesión del Monasterio de San Joan de les Abadesses y se tiene noticia de que en el 1097 dependía del Monasterio de Sant Esteve de Banyoles.

A la izquierda de la iglesia hay un comunidor que como particularidad sirve para proteger un padrón (pedró) acabado en una cruz de hierro que corona el tejadillo.

Vallfogona de Ripollès

(Texto y fotos de Miguel A. Ruiz Peláez)

En el Ripollès, comarca pirenaica vecina a la anterior, encontramos otro comunidor junto a la iglesia de Vallfogona de Ripollès, en una de las zonas más lluviosas y tormentosas de Catalunya.

En las siguientes imágenes se puede observar su magnífico aspecto (con una cruz cubierta en su interior) y los “rayos” arbóreos que caen sobre él, justificando plenamente su existencia en este lugar…….

Textos fueron tomados del foro de Meteoclimatic: http://forum.meteoclimatic.com/index.php?board=1;action=display;threadid=13562

(Texto y fotos de Ramón Baylina)

Aquí tenéis unas fotos del espectacular "comunidor" del pueblo de Son, cerca de Esterri.

El "comunicador" de Unarre en el Pallars Sobirà

(Texto y fotos de Isidro Jabato (CMT Catalunya) el comunicador de Son del Pi)

Campanario y cabecera de la iglesia románica de Sant Just y Sant Pastor. El comunicador aparece a la izquierda de la imagen

Campanario de la iglesia románica de Sant Just y Sant Pastor y el comunidor en primer plano.

Nota de agradecimiento. Los autores de este artículo queremos agradecer a las personas que nos han enviado múltiples fotos y textos para hacer posible este reportaje.

Esta entrada se publicó en Reportajes en 18 Jun 2005 por Francisco Martín León