Don Lorenzo Cimorra Amo: homenaje a un colaborador

Nota de la RAM. Queremos hacer un homenaje a los innumerables colaboradores del INM que repartidos por todo el estado español hacen un trabajo simple, eficaz e importante en la toma y recogida de datos allí donde las nuevas tecnologías no pueden llegar. Lorenzo Cimorra fue uno de ellos. Este colaborador llegó a tomar datos más allá de donde su capacidad física y mental lo permitía. Su hija Pilar nos recuerda su figura y trabajo. Gracias Pilar por recordarnos a tu padre.

En el año 1962, mis padres, Lorenzo Cimorra Amo y Pilar Monge Pérez, con sus dos hijos, Pilar, la que escribe estas líneas, y Fernando, entonces un bebé, llegan a vivir a Ariza, un pequeño pueblo de la provincia de Zaragoza rayano con las provincias de Soria y Guadalajara.

Mi padre, Lorenzo, era Guarda Forestal y a su llegada a Ariza se le invitó junto con su compañero Juan Manuel Nieto a ser colaboradores del Servicio Meteorológico Nacional. Mi padre se encargó de la sección de climatología y Juan Manuel de la de pluviometría.

Día tras día, año tras año, desde aquellos años sesenta, mi padre madrugaba para poder observar la temperatura de las ocho de la mañana, anotarla en su cuadernillo, anotar la temperatura máxima, la mínima, hallar la media y anotarlo todo. A fin de mes, pasarlo a la “tarjeta rosa”, como él decía, para enviarlo al Servicio Meteorológico Nacional. Y esto durante toda una vida. Si salía de viaje pedía a mi hermano, a mí o a algún otro amigo que anotara las temperaturas, con la preocupación de no saber si lo haríamos correctamente. Recuerdo que mi hermano aprendió la media aritmética con mi padre hallando la media de las temperaturas máxima y mínima.

Después de su cita con el termómetro empezaba su trabajo (en aquellos años sin horarios, sin festivos, sin vacaciones de verano...), un trabajo que intentó cumplir con todo el amor a la naturaleza que se puede tener. Y este amor por la naturaleza y por el trabajo voluntario y gratuito lo transmitió a sus hijos y estos lo están transmitiendo a sus nietos. Su hijo preparó un trabajo sobre meteorología en su carrera; su nieto mayor ha estudiado Ciencias Ambientales y todos, hijos y nietos han colaborado en tareas de voluntariado.

Día a día y año a año en 1989, llegó su jubilación como agente forestal, pero él sigue con su colaboración con la meteorología hasta 1995.

La vida tenía previsto para mi padre un deterioro considerable desde poco después de su jubilación. El día 1 de Noviembre de 1995 cuando fui por la mañana a su casa, pues íbamos a ir al cementerio, me dijo que no le salía la media de las temperaturas máxima y mínima (se le había olvidado sumar y dividir, a él, que no había usado nunca calculadora).

Yo le dije: “Papá, no te preocupes, ya te traeré una calculadora y te volverá a salir”, pero ese día fui consciente de que la lucidez mental de mi padre llegaba a su fin.

Durante unas semanas me encargué yo de tomar las temperaturas, pues para él ese servicio era sagrado, pero cuando empezaron los repetidos ingresos en el hospital tuvimos que dejar la colaboración.

Agradecí al servicio meteorológico que nos permitiera quedarnos con el material (caseta, termómetro y material impreso), pues él, cuando su salud se lo permitía, seguía anotando las temperaturas, la mayoría de las veces incorrectamente.

En febrero de 1996 moría. Había dedicado su vida a su familia, a la protección del Medio Ambiente y a la climatología.

Con cariño guardo algunos cuadernillos con anotaciones de las temperaturas, algunas agendas con las que, en los últimos años, el Ministerio de Medio Ambiente agradeció sus servicios, así como el diploma que ya fallecido enviaron a mi madre agradeciendo su labor a favor de la climatología.

Esta pequeña reseña de la vida de mi padre, sirva como un cariñoso recuerdo a su vida y a su dedicación humilde y callada a la protección de la Naturaleza y a la Meteorología.

Ariza, 20 de Noviembre de 2005

Carta de Pilar a la RAM:

Como os dije por teléfono, nos ha emocionado, tanto a mí como a mi madre y mi hermano, que diez años después de la muerte de mi padre, alguien siga recordándolo por su trabajo sencillo y callado, por una labor de voluntariado y colaboración, tan de moda en este momento, y tan poco valorado otras veces.

Os mando ese pequeño escrito, que como os dije puedes usarlo como os parezca, mando también una fotografía de mi padre cuando aún estaba en activo, copias de anotaciones diarias (unas mejor y otras peor), copia del diploma que nos enviaron tras su muerte y de la tarjeta que enviaba con el resumen de los datos al Centro Meteorológico de Zaragoza. También he encontrado una tarjeta de pluviometría, supongo que en algún momento ayudaría a su compañero, no lo sé.

Si puedo ayudaros en algo más no dudéis en poneros en contacto conmigo.