DESDE EL FONDO SUR

EL INM EN LA ANTÁRTIDA Javier Sanz de las HerasAnalista Predictor del Centro Nacional de Predicción de Madrid.Instituto Nacional de MeteorologíaNota de la RAM. Este reportaje está dividido en dos part...

EL INM EN LA ANTÁRTIDA Javier Sanz de las HerasAnalista Predictor del Centro Nacional de Predicción de Madrid.Instituto Nacional de MeteorologíaNota de la RAM. Este reportaje está dividido en dos partes. El primero constituye el núcleo del artículo y el segundo, con dos anexos, es un complemento con unos mapas de la base española en la Antártida y algunas fotos de la estación, instrumentos y oficina meteorológica que se cita en el texto.Ha sido mi primer paso por el Cabo de Hornos y por el Pasaje de Drake y el viaje fue realmente movido. Mala mar.

“La mar es mala mujercuando mala mujer la mar es cruzel cielo caído por querer ser luz”.Llegué a la Base Antártica española (BAE) de Isla Livingston en las Shetlands del Sur la primera semana de enero de 2004. Todavía bastante desconcertado por los increíbles días en Tierra de Fuego y en Ushuaia y por la gente que había conocido en el remolcador Las Palmas A-52 durante la travesía. El barco llevaba predicciones del INM para el Drake de “mar gruesa a muy gruesa con mar de fondo del W de 6 a 7 metros”. Mucha mar, demasiada para un castellano de tierras secas y calmas.Foto 1. Vista general de la base Antártica española Juan Carlos I en Isla Livingston.La información técnica y del personal de la BAE que llevaba, procedía de mi encuentro durante dos días en Ushuaia con el meteorólogo Manuel Bañón, curtido antártico y Jefe de la BAE a finales del siglo pasado. Con todo ello mi ubicación fue rápida. Todo está bastante organizado y en su sitio. La Unidad de Tecnología Marina (UTM) del CSIC (Consejo Superior de Investigaciones Científicas) controla todo el funcionamiento de la BAE con su personal técnico (mantenimiento, cocina, informática, comunicaciones, sanidad, embarcaciones, guías de montaña, reciclaje de materiales, laboratorios,…) y se encargan de dar apoyo a los proyectos científicos.Foto 2. Llegada y desembarco en Isla Livingston a primeros de enero de 2004.Cuando llegué a mediados del verano austral, todo este trabajo estaba hecho. Sólo había que ir recogiendo datos diarios, archivarlos, procesarlos e ir manteniendo las instalaciones. Esta era una parte del trabajo encomendado: recogida de datos de radiación (UVA, UVB, directa, difusa, global,…), mantenimiento de los radiómetros y sus aplicaciones informáticas.Otra parte del trabajo era la observación meteorológica, recogida de datos y confección de los partes synop que se emitían cada 6 horas, vía satélite. Estos partes se confeccionan de manera automática con datos de temperatura, dirección y fuerza del viento, presión y tendencia barométrica. Estos partes automáticos se pueden “manipular” desde el laboratorio, añadiendo datos de cantidad y tipo de nubes, temperatura de subsuelo, etc.Durante el invierno se queda funcionando en la BAE una estación automática EMA-7 que va recogiendo y archivando datos durante todo el año para su posterior procesamiento por los técnicos.La tercera parte de mi labor fue la de predicción. Al inicio de la Campaña se elaboró en el INM un plan de apoyo técnico para el envía diario, vía correo electrónico, de mapas del ECMWF (European Center for Medium range Weather Forecasting) desde Madrid. Se eligió una ventana de mapa que abarcaba desde el sur de Chile y Argentina hasta la totalidad de la Península Antártica. Diaria y puntualmente recibía los mapas solicitados: 500 hPa, superficie, mar de viento y mar de fondo desde D+0 hasta D+3, así como un meteograma con predicción de diferentes variables hasta un D+5. Con estos mapas se confeccionaban las predicciones básicas y necesarias para la BAE y el personal de apoyo.Con el transcurso de los días y con la verificación de las predicciones con la información de retorno de los propios usuarios, poco a poco se va creando un modelo conceptual y personal para cada una de las zonas de predicción. Obviamente sirven los conocimientos atmosféricos generales y sirve mucho la experiencia, pero en mi caso pocas veces había dado predicciones tan locales, tan remotas, tan especializadas, en definitiva, tan diferentes a las de mi trabajo habitual en el Centro Nacional de Predicción de Madrid.Foto3. Salida de los guías de montaña para la colocación de una antena de emisión vía satélite.Foto 4. Atardecer veraniego en la Península de Byers. A la derecha se observa el iglú almacén de alimentos y material científico.También se realizaban predicciones para situaciones y acciones puntuales, como predicción del estado del mar para lanzar mangueras para el trasbordo de combustible, predicciones aeronáuticas para los helicópteros de la Armada chilena que trajeron hasta nuestra BAE a SAR Don Juan Carlos I en visita oficial, predicciones para los científicos de la BAE Gabriel de Castilla en Isla Decepción y para los científicos de la Base antártica de Bulgaria (nuestros únicos, hospitalarios, magníficos, incondicionales e irrepetibles vecinos) .Las predicciones son muy apreciadas y valoradas en la zona, por la ayuda que ello supone para las labores diarias de los técnicos así como para la realización de los experimentos de los científicos (geólogos, glaciólogos, biólogos, comunicaciones,…). Esta información puede llegar a optimizar el tiempo del investigador y así aprovechar al máximo su estancia en este gigantesco laboratorio.Foto 5. Personal científico y técnico de la BAE en la 2ª fase de la Campaña Antártica 2003-2004.En Byers, la meteorología es bastante complicada. Soporta vientos constantes de entre 15 y 25 nudos de media, lo que hace bastante difíciles las condiciones de supervivencia (la sensación térmica es muy baja), de desembarco de pertrechos y para la realización de experimentos. Es una península completamente abierta al mar y es la primera zona de Isla Livingston que se queda sin nieve. Es elevado el número de días con muy baja visibilidad y con precipitaciones, de no mucha entidad, pero sí lo suficientemente molestas como para entorpecer mucho los experimentos científicos.Al remolcador Las Palmas se le facilita diariamente información de estado del mar (mar de viento y mar de fondo) y de viento. Sus subidas y bajadas por el Pasaje de Drake hacia Ushuaia (Argentina) y Punta Arenas (Chile) son constantes, así como su periplo por las bases de la península Antártica. Tenía un briefing casi diario con el capitán para optimizar sus movimientos dependiendo de la meteorología.Fotos 6 y7. Estrecho de Neumayer camino de Palmer Station (Base permanente USA)Durante el invierno se queda funcionando en la BAE una estación automática del INM y una Estación Campbel de recogida de datos meteorológicos, así como instrumentos de estudios geomagnéticos. Estos aparatos reciben energía, en principio, de unos paneles solares que pierden su efectividad al principio del otoño austral debido a la poca insolación. Esto se complementa con un aerogenerador eólico que es lo que de verdad alimenta eléctricamente durante la invernada. Esta campaña se montó un moderno aerogenerador que se probó con vientos de algo más de 90 km/h y funcionó a la perfección. Durante el invierno se supone que tendrá que soportar vientos bastante superiores.No quisiera cerrar este artículo sin agradecer al Departamento de Informática del INM su perfecta y puntual colaboración, a todos los que han estado detrás de su ordenador solventándome problemas vía correo electrónico (Alberto Castejón, César Zancajo, Isidoro Sojo, Jose Vicente Albero, Manolo Bañón y algún otro que se me olvidará) y al personal técnico de la UTM de la BAE que siempre estuvo al pie del cañón.Foto 10. Refugio de montaña con motos de nieve.Foto 13. Vista aérea de Bahía Sur con el remolcador Las Palmas fondeado.Página de referencia en Internetwww.utm.csic.es/Bae/bae.htmlAnexo IAnexo IITrabajando en el interior de la oficina.

Esta entrada se publicó en Reportajes en 18 Nov 2004 por Francisco Martín León