Lo que el viento se llevó, y lo que trajo también

El transporte de semillas, el vuelo de las aves, la navegación marítima y los molinos son algunos de los beneficiados por el viento a lo largo de la historia. Hoy en día, la energía eólica y la influencia del viento en el ser humano se unen a su campo de estudio.

Manga de viento, instrumento que mide la dirección y la fuerza del viento respecto a la horizontal del suelo.
Manga de viento, instrumento que mide la dirección y la fuerza del viento respecto a la horizontal del suelo.

Hoy, Día Global del Viento, es la fecha perfecta para descubrir el gran potencial que tiene el viento, tanto en la generación de energía como en la influencia que tiene sobre el ser humano. Es por ello que numerosos parques eólicos y expertos del tema de nuestro país celebren conferencias y diferentes actividades para dar a conocer y tomar conciencia sobre este tipo de energía limpia y renovable.

La energía eólica como propuesta para frenar el cambio climático

Uno de los grandes beneficios que aporta el viento es la generación de energía eólica. Esta fuente de energía renovable no contamina, es inagotable y, además, reduce el consumo de combustibles fósiles, evita las emisiones de CO2 a la atmósfera y, por consiguiente, no contribuye al cambio climático. Y es que según datos de la Asociación Empresarial Eólica (AEE) -la voz del sector eólico nacional-, España es el quinto país del mundo por potencia eólica instalada y la segunda fuente de generación eléctrica -en nuestro país- durante el 2017, con más de 23.000 MW de potencia acumulada.

Dicha energía, por tanto, es considerada una gran apuesta estratégica, una garantía de sostenibilidad ambiental y una energía de futuro para España. Además de una fuente de riqueza y empleo, ya que aporta al PIB nacional casi 3 millones de euros; una fuente de energía barata, pues el viento es un elemento natural de nuestro medio; y una historia de éxito nacional, pues somos ejemplo a nivel mundial.

“Anda con tiento cuando tengas la cara al viento”

A lo largo de la historia se ha intentado analizar y comprender la influencia del viento sobre la salud humana según su velocidad, temperatura y grado de humedad. Se consideraba que era un agravante dentro de las patologías mentales, ya que estaba relacionado con una mayor presencia de migrañas, cuadros depresivos, ansiedad, intentos de suicidio e irritabilidad en días con vientos específicos. Hipócrates fue el primero en observarlo y, desde entonces, muchos son los expertos que han sacado diferentes teorías.

En España, por nuestra ubicación geográfica, gozamos de diferentes vientos que permiten el desarrollo de la energía eólica.
En España, por nuestra ubicación geográfica, gozamos de diferentes vientos que permiten el desarrollo de la energía eólica.

Unos determinaron que sí había cierta relación entre las conductas suicidas y psicóticas con la dirección y velocidad del viento en zonas con viento cálido, aunque no era considerado el único factor desencadenante, sino que era una combinación de ellos. Mientras que otros, apuntaban a que eran las partículas cargadas -iones positivos o negativos- las posibles desencadenantes de las patologías mentales (como las crisis esquizofrénicas e intentos de suicidio, entre otras). Sin embargo, se ha demostrado que este tipo de planteamientos son solo especulaciones e hipótesis sin pruebas.

Como dato curioso, ¿sabías que, en Suiza, la gente teme al efecto Foehn que cruza los Alpes? La intensidad que provoca este fenómeno puede llegar a perturbar tanto la conducta de algunas personas que el Código Penal del país lo recoge como atenuante en ciertos delitos; además de aumentar los dolores de cabeza y la fatiga en general. Por ello, el Servicio Meteorológico Nacional de Suiza (MétéoSuisse) ha desarrollado un índice que calcula cada 10’ el nivel de Foehn en las diferentes estaciones de medición.

Por su parte, en España, este efecto también estaba recogido en nuestro Código Penal, y se dice que el viento de Tramontana, el viento del Sur, el viento del Norte y el viento del Siroco -procedente del Sáhara- son los principales aires que más incidencia tienen sobre los trastornos mentales.