¿Por qué los rayos no caen en línea recta?

Las descargas eléctricas que provocan las nubes de tormenta nos demuestran el poder que puede llegar a tener la naturaleza. Su resplandor nos llama tanto la atención como el curioso recorrido que describe el rayo en el cielo.

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Los rayos nunca caen en línea recta. Foto de Clinton Naik por Unsplash.

Las caprichosas ramificaciones que dibujan los relámpagos en plena tormenta nunca dejarán de sorprendernos. No hay dos rayos iguales. Eso queda evidente en las fotografías que los expertos en retratar la naturaleza suben casi a diario en las redes sociales durante estos días de tanta inestabilidad atmosférica.

El aire, en condiciones normales, no es conductor de la electricidad. Si lo fuera, tendríamos un grave problema porque toda la electricidad que circula de forma segura por los cables llegaría hasta nosotros y acabaría con nuestras vidas. Durante las tormentas, se genera tal diferencia de potencial entre las nubes y el suelo, hablamos de millones de voltios, que la descarga eléctrica consigue cruzar el aire, inicialmente aislante. Este camino no es fácil ya que transcurre por un medio no conductor, motivo por el cual no puede viajar en línea recta.

El símil del agua y la pendiente

La mejor manera de entenderlo es usando el símil del agua y la pendiente. Necesitamos una botella de agua y nos tenemos que situar en la parte más elevada de una buena pendiente de tierra. Así, podremos recrear lo que le ocurre a un rayo.

Al vaciar la botella de agua en el suelo, podremos comprobar cómo el agua no cae en línea recta. Se desviará hacia los lados, tomará curvas, a veces irá recta, pero por poco tiempo, y luego se frenará en algunos surcos. Se dividirá y bajará por más de un camino distinto. Incluso puede llegar a juntarse de nuevo. ¿Por qué? Porque el agua buscará la forma más rápida y sencilla de bajar lo antes posible.

El aire no es perfecto

Cuando pensamos en el aire que nos rodea, nos imaginamos una mezcla de gases homogénea y bien ordenada. En realidad, esto no es así. Hay zonas con más humedad que otras, distintas presiones y temperaturas variadas. Además, hay corrientes.

A la que un rayo emerge de una nube, tiene que luchar para hacerse un hueco en un medio no conductor. Y para hacerlo, buscará siempre el camino más fácil, aunque tenga que recorrer una distancia más larga. De esta manera, lo hará por las zonas del aire que le opongan menor resistencia y más facilidades, motivo por el cual se desvía tantas veces.