Hace más de 100 años, un astrónomo italiano dibujó un mapa de Marte y despertó la imaginación de todo el mundo

Hace más de 100 años, uno de los astrónomos más importantes de todos los tiempos dibujó un mapa de Marte increíblemente preciso para la época, lo que despertó el interés de todo el mundo por el planeta rojo.

Marte
Probablemente sea gracias a un astrónomo italiano que Marte haya sido estudiado tan a fondo durante décadas.

Giovanni Virginio Schiaparelli fue un famoso ingeniero, astrónomo e historiador de la ciencia italiano que, en la segunda mitad del siglo XIX, contribuyó de manera increíble al conocimiento actual del espacio y de Marte.

De hecho, tras licenciarse en Ingeniería por la Universidad de Turín en 1854, Schiaparelli comenzó a estudiar astronomía tanto en Alemania, en el Observatorio Real de Berlín, como en Rusia, en el Observatorio Imperial Ruso de Pulkovo, en San Petersburgo.

Tras regresar a Italia en 1860, comenzó a trabajar en el Observatorio Astronómico de Brera. En los años siguientes se interesó por los meteoros y los cometas, teorizando que existía una conexión entre ellos, por ejemplo, demostrando la relación entre la lluvia de meteoros de las perseidas (la que admiramos alrededor de la noche de San Lorenzo, en agosto) y el cometa Swift-Tuttle, o la que existe entre las leónidas y el cometa Tempel-Tuttle.

Schiaparelli fue uno de los astrónomos más brillantes

Además, realizó casi once mil mediciones de estrellas dobles visuales, es decir, aquellas que, vistas desde la Tierra a través de instrumentos ópticos como los telescopios, aparecen muy próximas entre sí en el cielo. Estas estrellas pueden estar realmente próximas y unidas gravitacionalmente, o bien estar lejos, sin ningún vínculo, pero parecer próximas solo por un efecto de perspectiva.

Pudo realizar estos estudios precisos gracias al nuevo telescopio que consiguió adquirir para el Observatorio de Brera, un refractor fabricado en Alemania por los talleres Merz. Se trataba de un telescopio con una calidad óptica muy elevada que permitía realizar mediciones micrométricas con extrema precisión.

También se interesó por la historia de la ciencia, convirtiéndose en uno de los mayores estudiosos de su siglo en la historia de la astronomía antigua.

Sin embargo, hoy en día se le recuerda sobre todo por sus estudios sobre Marte, iniciados en 1877 casi por casualidad, y por sus meticulosas publicaciones sobre el planeta, editadas entre finales del siglo XIX y principios del XX.

Canali Marte
Los mapas de Marte elaborados por Schiaparelli se llenaron de numerosos canales rectilíneos, efecto de una ilusión óptica.

De hecho, el astrónomo apuntó su innovador telescopio hacia Marte, ya que las condiciones meteorológicas de la noche del 23 de agosto de 1877 no permitían realizar mediciones de las estrellas dobles. Fue así como se dio cuenta de que la precisión del instrumento que tenía a su disposición le permitía distinguir detalles de la superficie del planeta que no aparecían en ninguno de los mapas disponibles en aquella época.

Posteriormente, Schiaparelli dedicó tres obras al planeta rojo: "El planeta Marte" de 1893, "La vida en el planeta Marte" de 1895 y una segunda obra titulada "El planeta Marte", publicada en 1909, un año antes de su muerte.

A lo largo de los años, llevó a cabo un estudio sistemático de la topografía marciana, aprovechando las diversas oposiciones del planeta para poder observarlo durante períodos prolongados. En aquella época, los astrónomos pasaban horas y horas mirando por el ocular del telescopio, tratando de aprovechar los momentos en que las condiciones meteorológicas y astronómicas permitían realizar observaciones.

En aquella época no era posible realizar fotografías astronómicas aceptables, por lo que el resultado de las observaciones se registraba manualmente mediante dibujos. Obviamente, de esta manera, la elaboración de mapas era muy complicada e imprecisa. Además, Schiaparelli fue víctima de una auténtica ilusión óptica que llevó al astrónomo a dibujar detalles que en realidad no existían.

Una ilusión óptica alimentó el error

De hecho, sus representaciones se llenaron de estructuras rectilíneas y delgadas que el astrónomo denominó “canales”. El error se vio agravado por una traducción errónea de este término al inglés, traducido como “canals”, término que indica una construcción artificial, en lugar de “channels”, que indica una conformación del terreno que también puede tener un origen natural.

El propio astrónomo se mantuvo siempre muy cauteloso a la hora de plantear hipótesis sobre la verdadera naturaleza de estos canales. Sin embargo, no todos los astrónomos de la época fueron tan prudentes, como por ejemplo el estadounidense Percival Lowell, quien afirmó que se trataba de obras construidas por una civilización extraterrestre, alimentando así el mito del pueblo marciano.

Casi un siglo después, entre 1965 y 1977, gracias a las imágenes recogidas por las sondas espaciales Mariner 4 y Mariner 9, se aclaró definitivamente la cuestión relativa a estos canales.

Sea como fuere, independientemente de estas imprecisiones, Giovanni Schiaparelli sigue siendo recordado como uno de los máximos estudiosos del planeta rojo y probablemente también sea mérito suyo que en las décadas siguientes nuestro primo Marte haya sido estudiado tan a fondo.

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