Unos investigadores suizos de la EPFL encuentran aditivos de neumáticos en las hortalizas que se comercializan

Un estudio ha detectado compuestos tóxicos derivados del caucho con el que se fabrican las ruedas en vegetales comercializados en tiendas y supermercados, lo que revela una nueva vía de contaminación que conecta el tráfico rodado con la seguridad alimentaria.

Un estudio ha demostrado que los tóxicos de los neumáticos se transfieren a las verduras y hortalizas que consumimos

Sustancias químicas que habitualmente forman parte de la composición de los neumáticos de los automóviles y que son potencialmente perjudiciales para la salud, han sido detectadas en un buen número de frutas y vegetales a la venta en mercados y supermercados de Suiza.

El hallazgo, que podría tener implicaciones significativas para la salud pública y la seguridad alimentaria, ha sido posible gracias al trabajo de cuatro investigadores –Florian Breider, Thibault Masset, Kelyan Prud’homme y Beat J. Brüschwellerde– de la Escuela Politécnica Federal de Lausana (EPFL).

El estudio, que ha sido publicado en Journal of Hazardous Materials, un foro internacional que promueve la investigación de vanguardia mediante la publicación de artículos en las áreas de Ciencias Ambientales e Ingeniería, evidencia cómo los residuos del tráfico rodado pueden infiltrarse en la cadena alimentaria humana.

Así llegan los tóxicos del tráfico a motor a nuestras cocinas

Cada año se liberan en todo el mundo unos 6 millones de toneladas de partículas procedentes del desgaste de los neumáticos.

Estas sustancias químicas se introducen en los entornos agrícolas a través de la escorrentía de las carreteras, las aguas residuales recuperadas y la deposición atmosférica, que es el proceso por el cual sustancias gases, partículas o aerosoles presentes en la atmósfera son depositadas sobre la superficie terrestre.

Hasta ahora, se sabía que estos compuestos derivados de los neumáticos afectaban negativamente a los ecosistemas. Pero este estudio va más allá: ha demostrado la transferencia de dichos aditivos y sus metabolitos a los vegetales, lo que afecta directamente a la ingesta dietética humana.

¿Cuáles son esos compuestos tóxicos?

Uno de los principales compuestos detectados, derivado del desgaste de neumáticos, es una sustancia química conocida como 6-PPD-quinona (6-PPD-Q), un antioxidante ampliamente utilizado para prolongar la vida útil del caucho, porque mejora la fuerza y elasticidad de las ruedas.

Pero el 6PPD-quinona también es altamente tóxico. Ha sido relacionado, por ejemplo, con la mortandad masiva de peces en ríos de América. Por eso, ahora preocupa por su potencial impacto en la salud humana.

El equipo suizo llevó a cabo el análisis de un centenar de las frutas y hortalizas más comunes en los supermercados, mercados y tiendas del país, incluidas algunas especializadas en productos orgánicos.

Casi un tercio de ellas contenían trazas de once químicos, entre ellos, el 6PPD-quinona, especialmente patatas y espinacas. La presencia en estos productos confirma la capacidad de estos contaminantes para ser absorbidos por los cultivos y, por ende, introducirse en la dieta humana.

La clave está en el agua

La principal vía por la que estos contaminantes llegan a los suelos agrícolas es a través del agua de escorrentía procedente de carreteras y calles urbanas, que arrastran partículas de neumáticos que terminan en ríos o estaciones de tratamiento de aguas residuales.

Planta de depuración de aguas residuales

Además, en muchos países europeos, los lodos resultantes del tratamiento de aguas se utilizan como fertilizante en los campos, cerrando así un ciclo involuntario de contaminación.

De hecho, los investigadores han mostrado su preocupación porque el problema detectado en Suiza se pueda estar dando en otros países de Europa occidental en los que la agricultura se expone a los mismos riesgos.

¿Hay motivos para la alarma?

Aunque aún es pronto para estimar el alcance real de este problema, el estudio de la EPFL se suma a la creciente preocupación global sobre las formas de contaminación invisible que afectan al medio ambiente y la salud humana, como los microplásticos.

La presencia de partículas sintéticas en alimentos como pescado, la sal e incluso el agua embotellada ha sido ampliamente documentada en los últimos años.

Ahora, este nuevo informe sugiere que incluso los productos frescos y aparentemente “limpios” podrían no estar exentos de peligro.

Posibles soluciones

Afrontar este nuevo riesgo para la salud requiere invertir en políticas públicas que prioricen en la investigación y la prevención frente a los contaminantes modernos, promover mejores prácticas en la gestión de residuos urbanos o fomentar alternativas más sostenibles en la fabricación de neumáticos.

También, revisar el uso de lodos de depuradora como fertilizantes, especialmente en cultivos destinados al consumo humano directo.

Mientras tanto, los consumidores debemos recordar la importancia de lavar con esmero las verduras y hortalizas que llevamos a nuestra mesa.

Referencia de la noticia

Florian Breider, Thibault Masset, Kelyan Prud’homme, Beat J. Brüschweiler (2025). Assessment of tire-derived additives and their metabolites into fruit, root and leafy vegetables and evaluation of dietary intake in Swiss adults. Journal of Hazardous Materials, volume 494. https://doi.org/10.1016/j.jhazmat.2025.138432.