La Oficina de Meteorología de Australia (BOM) contra el mundo: "aún no hay El Niño". ¿Por qué?

El Niño está cerca de establecerse por completo pero todavía quedan algunas reticencias desde el servicio de meteorología de Australia, ¿Cuáles son y en qué se diferencian de otros organismos?

Ciclón tropical
El Niño generalmente inhibe la formación de ciclones tropicales al aportar cizalladura del viento pero puede intensificarlos debido a un incremento en la temperatura superficial del agua del mar.

Han surgido algunas discrepancias en relación a la declaración de El Niño entre algunas agencias de meteorología y el Bureau of Meteorology Australiano (BOM) debido a que se emplean criterios diferentes para catalogar la ocurrencia de un determinado evento atmosférico.

¿Qué es El Niño?

El ENSO (El Niño-Southern Oscillation) es un patrón climático caracterizado por cambios en la temperatura superficial del océano pacífico tropical. Estas variaciones de la temperatura del agua generan cambios en el régimen de temperaturas y precipitaciones en muchas partes del mundo. Cuando las aguas marítimas en esta zona del planeta están más calientes de lo normal hablamos de El Niño y cuando están más frías, La Niña.

El mayor indicador de El Niño son las anomalías positivas en la temperatura superficial del agua del mar (tonos rojizos) en el Pacífico oriental. Estas anomalías deben mantenerse en el tiempo.

En condiciones normales, los vientos del este (alisios) soplan a través del pacífico, empujando agua caliente hacia las costas de Australia y Oceanía. Como resultado, afloran aguas frías en las costas de Sudamérica. Durante El Niño, los vientos del este se debilitan o incluso cambian de dirección por lo que el agua del mar cerca de las costas de Sudamérica se calienta.

El BOM aún no declara El Niño

El pasado 5 de julio, el BOM informaba en un comunicado de prensa que las anomalías de temperatura superficial del agua del mar habían alcanzado niveles de El Niño en el océano Pacífico tropical, pero no determinados cambios atmosféricos que son determinantes a la hora de definir el evento. Estos cambios tienen que ver con el régimen de precipitaciones y la distribución de presión atmosférica en la cuenca oceánica.

En condiciones de El Niño, la mayor predominancia de agua caliente hacia las costas de Sudamérica provoca ascensos de aire vigorosos y formación de tormentas en las costas de América del Sur. El aire sube y deja tras de sí un vacío por lo que se forman bajas presiones. Este ciclo se cierra en el lado opuesto del Pacífico con aire descendente, aguas frías y un anticiclón resultante. Estos son los cambios atmosféricos a los que se refiere el BOM a la hora de definir El Niño.

Actualmente, el BOM ha establecido una alerta por el Niño que todavía no es una certeza absoluta de que el evento vaya a ocurrir puesto que todavía hay en torno a un 30% de probabilidades de que no llegue a desarrollarse.

Los criterios del BOM

El BOM toma en consideración una serie de criterios a la hora de considerar un evento de El Niño: Anomalías continuadas en la temperatura superficial del agua del mar hacia el Pacífico central y oriental, la distribución de nubosidad a lo largo de la línea del ecuador, la dirección e intensidad de los vientos alisios medidos a lo largo del tiempo y los cambios en la circulación atmosférica.


En vista a las observaciones que se han realizado en las pasadas semanas, es muy probable que el BOM se sume a otras agencias de meteorología y declare oficialmente El Niño en el plazo de unos quince días. Tras ser declarado, habrá que monitorizar su intensidad y los efectos producidos en diferentes rincones del planeta.