Los expertos lo confirman: el agujero de la capa de ozono de la Antártida de 2025 se ha cerrado en un tiempo récord
Los expertos de Copernicus afirman que el pasado 1 de diciembre de 2025 marca un punto de inflexión para la monitorización atmosférica global con el cierre prematuro del agujero de ozono de la Antártida.

Tras un comienzo de década turbulento, caracterizado por agujeros en la capa de ozono inusualmente grandes, en el que factores externos como la erupción del volcán Hunga Tonga en 2022, con la emisión de vapor de agua estratosférico, habían provocado que el agujero de la capa de ozono fuera inusualmente grande y persistente, el año 2025 trajo consigo una atmósfera de gran esperanza para el futuro.
Se trata del cierre del agujero de la capa de ozono más temprano registrado desde 2019 y uno de los más tempranos en los últimos cuarenta años, un hecho que reaviva el optimismo sobre la salud del escudo de gas que protege la vida en la Tierra.
Según las mediciones del Servicio de Monitoreo Atmosférico Copernicus (CAMS), implementado por el Centro Europeo de Previsiones Meteorológicas a Plazo Medio (CEPMPM), este año el agujero alcanzó su máxima extensión anual en septiembre, alcanzando los 20 millones de km². Para ponerlo en perspectiva, se trata de un área aproximadamente el doble del tamaño de Europa. Sin embargo, la profundidad del agujero (es decir, el adelgazamiento de la capa de ozono) ha sido mucho menos crítica que en el pasado.

Sin embargo, ya en noviembre, la estructura comenzó a contraerse rápidamente. Las visualizaciones 3D desarrolladas por Copernicus muestran un marcado contraste: mientras que el abismo era evidente en septiembre, los datos recopilados después del 1 de diciembre muestran una estratosfera recompactada y equilibrada.
El Protocolo de Montreal: una historia de éxito
Para comprender la importancia de las noticias de 2025, debemos remontarnos casi cuarenta años atrás. En 1985, el descubrimiento de una pérdida masiva de ozono sobre la Antártida conmocionó a la comunidad internacional. La causa se identificó como los clorofluorocarbonos (CFC), gases entonces omnipresentes en aerosoles, refrigeradores y aires acondicionados.
Gracias a este acuerdo, se ha eliminado gradualmente el 99 % de las sustancias que agotan la capa de ozono. Sin embargo, los CFC tienen una vida útil extremadamente larga en la atmósfera (algunos persisten durante más de 100 años), por lo que, a pesar de la prohibición, el agujero sigue creciendo cada año: seguimos eliminando el legado químico del siglo pasado. El récord de 2025 demuestra que esta limpieza atmosférica finalmente se está acelerando.
La química del frío: ¿por qué la Antártida?
Una curiosidad científica a menudo pasada por alto es la pregunta de por qué se forma el agujero en el polo sur y en ningún otro lugar. La causa es el vórtice polar, un potente ciclón de vientos de gran altitud que aísla el aire sobre la Antártida durante el invierno austral. Allí, las temperaturas descienden por debajo de los -78 °C, lo que permite la formación de nubes estratosféricas polares.
Estas nubes actúan como laboratorios químicos: en su superficie, los compuestos de cloro derivados de los CFC se transforman en formas altamente reactivas. Cuando la luz solar regresa en septiembre, la radiación UV desencadena una reacción en cadena que destruye las moléculas de ozono (O₃). En 2025, las condiciones climáticas favorables hicieron que el vórtice polar fuera menos estable, lo que permitió que un aire más cálido y rico en ozono invadiera la región polar prematuramente, sellando el agujero a principios de diciembre.
¿Qué ha sucedido este año?
Laurence Rouil, director del CAMS, destacó cómo la combinación de una reducción de sustancias químicas nocivas y patrones atmosféricos favorables ha acelerado el proceso.
Los datos confirman el éxito del Protocolo de Montreal. La concentración de gases que agotan la capa de ozono disminuye constantemente, lo que permite que el escudo protector responda mejor a las fluctuaciones climáticas.
El monitoreo científico de Copernicus
La importancia de instituciones como el CAMS reside en la precisión milimétrica del monitoreo y modelado satelital. Utilizando datos del programa Copernicus, los satélites Sentinel y modelos matemáticos de vanguardia, los científicos ahora pueden predecir con días de antelación cuándo se cerrará el agujero, lo que proporciona datos cruciales para proteger la salud humana y los ecosistemas de la radiación UV.

A pesar del entusiasmo en torno a este año récord de 2025, la comunidad científica internacional, incluyendo socios como la NASA y la NOAA, insiste que la recuperación total es un proceso a largo plazo. Se espera que la Antártida se recupere completamente en 2066, pero los resultados de este año confirman que la dirección tomada es correcta.
Una victoria de todos
El cierre anticipado el 1 de diciembre demuestra que las políticas ambientales globales producen resultados importantes.
Amazing animation from Copernicus showing the Antarctic ozone hole in 2025
— Astronomy Vibes (@AstronomyVibes) December 26, 2025
Every year, a hole forms in the ozone layer over Antarctica because of human-made chemicals like CFCs. These chemicals release chlorine high up in the atmosphere, which destroys ozone.
During the pic.twitter.com/lR53phReZL
El fortalecimiento del escudo atmosférico hasta el año 2025 no es sólo un fenómeno natural, sino un éxito de la ciencia y de la cooperación internacional en la protección de la atmósfera y en la garantía de un blindaje constante contra la radiación ultravioleta.
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