“Llueve más porque no hay contaminación”, pruebas que lo desmienten

Coincidiendo con el confinamiento por coronavirus, las lluvias se han multiplicado en nuestro país. ¿Esto tiene que ver con el descenso de la contaminación? A continuación te explicamos por qué no.

Contaminación, lluvia y coronavirus
Coincidiendo con el confinamiento por coronavirus, las lluvias se han multiplicado en nuestro país. No hay relación causa-efecto.

Las últimas semanas han sido extremadamente húmedas en España, coincidiendo con el periodo de confinamiento. Esta coincidencia ha provocado multitud de reflexiones acerca de cómo la ausencia de contaminación podría estar permitiendo que lloviera más. Todo parece concordar, pero solo en nuestro país. Otras zonas del globo ahora mismo están viviendo sequías bastante agudas a pesar del descenso de actividad, que igualmente ha mejorado de forma notable la calidad del aire. Tal y como comentó nuestro climatólogo Samuel Biener hace unas semanas, la cuarentena está dejando muchas horas libres para atar cabos y que, muchas veces sin mala fe, se extiendan los bulos.

Desde el 16 de marzo, la ciudad de Valencia ha sumado 20 días de lluvia apreciable frente a los 3 de París. Las dos han estado expuestas a un descenso de la contaminación.

En la mañana del jueves los meteorólogos de la televisión autonómica valenciana À Punt y de la AEMET amasaron en Twitter un hilo muy interesante, comparando los datos de precipitación de las ciudades de Valencia y Castellón, a todas luces extraordinarios, con los registrados en Berlín, París o Ginebra. En estas últimas urbes la primaverá está siendo bastante más seca que en nuestra vertiente mediterránea. Desde el 16 de marzo, la capital del Túria suma 20 días con lluvia apreciable frente a los tres de la capital francesa o los cero de Ginebra, en Suiza. Todas ellas han estado expuestas a un descenso de CO2 o NO2 y han obtenido diferentes resultados.

Contaminación coronavirus
Descenso en la contaminación por NO2 entre marzo de 2019 y 2020. Fuente: ESA

Las cifras que ofrecen los pluviómetros aún son más esclarecedoras. En algo más de un mes, estas ciudades centroeuropeas apenas han recogido unos pocos litros por metro cuadrado -Ginebra ninguno- y Castellón ya lleva 280 l/m2. Pasa lo mismo con las horas de sol. Desde mediados de marzo y hasta el pasado jueves, Berlín ha acumulado 370 horas de insolación ante las 162 de Valencia. París y Ginebra en este mismo lapso han sumado 336 horas, según adujo la delegación valenciana de la AEMET.

Esta confrontación de datos se puede llevar más allá. Varios países del este de Europa están sufriendo una ausencia alarmante de precipitaciones que ya perjudica a la economía, coincidiendo con la crisis provocada por el coronavirus. En Rumanía, Ucrania o Polonia llevan un largo período con lluvias muy inferiores a lo normal. “La sequía está siendo extrema y severa en algunas regiones”, declaró hace unos días Adrian Oros, Ministro de Agricultura rumano. En EEUU, varios estados también acumulan un importante déficit de precipitaciones, caso de Florida, Georgia o Carolina del Norte.

Entonces, ¿por qué está lloviendo tanto en España?

Con contaminación o sin ella el devenir meteorológico habría sido el mismo. Tras un inicio de año con un chorro polar o jet stream muy potente, que confinó a las borrascas y el aire frío en latitudes muy altas, la llegada de la primavera dió rienda suelta a sus ondulaciones. El jet frenó con el inicio del mes de marzo, permitiendo un nuevo escenario meteorológico caracterizado por las altas presiones en el norte de Europa. Por eso en todo este tiempo los centros de bajas presiones han tenido que desfilar más al sur, justo sobre nuestra vertical. Esta inestabilidad está compensando de algún modo los excesos invernales del vórtice polar.