Unas galletas pueden costarte la vida si eres alérgico, ¿qué hace la industria para evitarlo?

Órla Baxendale, una bailarina de 25 años, ha muerto por una crisis anafiláctica al consumir unas galletas que no declaraban en su etiquetado que contenían cacahuetes a los que ella era alérgica.

galletas
Unas galletas con un etiquetado incorrecto, le han costado la vida a una bailarina.

De nuevo tenemos un caso que demuestra que seguro no es lo mismo que sano. Una galleta nunca será sana, nunca. No hay galleta saludable. No, tampoco la que haces en tu casa con avena, plátano y no sé qué superalimento que has visto en Instagram. Lo siento. Pero aquí venimos a decir verdades.

Esta es una y la otra es que, si bien no es saludable, debe ser segura. Y para que esto sea así deben ocurrir varias cosas. Primero que todos los controles de inocuidad se hayan llevado a cabo con un correcto análisis de peligros y puntos críticos, que es la manera en la que la industria se adelanta a los peligros.

Y segundo, garantizando la seguridad de las personas alérgicas. Por eso en ocasiones encontrarás “puede contener trazas de…”. Esto es más complejo de lo que parece. Si la industria falla en esto las consecuencias pueden ser la muerte.

¿Qué le pasó a la bailarina Órla Baxendale?
Con 25 años, falleció hace unos días tras consumir unas galletas que no declaraban en su etiquetado la presencia de cacahuetes.

Lo que le ha ocurrido a Órla no es el primer caso y me atrevo a aventurar que no será el último.

¿Cómo se regulan los alérgenos?

La normativa obliga a diferenciar los alérgenos de declaración obligatoria (son 14) del resto de ingredientes, ya sea con MAYÚSCULAS o en negrita, lo importante es que tienen que identificarse claramente. Pero al final de estos etiquetados nos podemos encontrar con una frase cada vez más habitual: “puede contener trazas de…”, “contiene trazas de…” o “fabricado en una planta donde hay…” y el alérgeno correspondiente.

gluten
La celiaquía es una enfermedad autoinmune, no una alergia, pero el gluten sí es un alergeno de declaración obligatoria.

Se verá escrito de varias maneras dependiendo de la seguridad con la que se hable de su existencia, pero todas significan lo mismo. Quizá podemos pensar que se han pasado un poco, incluso que se ha cogido vicio con etiquetar trazas de todo, pero nada más lejos de la realidad, de vicio nada, no queda otra opción dadas las circunstancias.

El etiquetado: "Puede contener trazas…"

Es cierto que la normativa de etiquetado (RG 1169/2011) obliga a identificar únicamente los alérgenos presentes en el producto. Pero cuando se indaga un poco más en el día a día de la fabricación de productos nos encontramos con la base de este problema. Allí se vive en un permanente “análisis del riesgo”. La normativa no obliga expresamente a etiquetar “trazas” pero dice que es necesario evaluar y analizar el riesgo de todo lo pueda ocurrir, por la seguridad de los consumidores.

También dice que deben cuidar exquisitamente todo lo que lleve un alérgeno: identificarlo, tratarlo, intentar eliminarlo… Se analizan todos los riesgos que pudieran existir dentro de los procesos hasta el punto que eso también está legislado como “principio de precaución”.

Alergia alimentos
La industria alimentaria debe garantizar la información de todos los ingredientes de los alimentos, pero también tener en cuenta el etiquetado precautorio

Y en ese caso, si no hay garantías al 100%, es necesario informar de que en ese producto quizá haya un alérgeno que no debería estar allí, que casi, casi seguro que no está, pero que igual eso es poco porque quizá haya personas muy sensibles a ese alérgeno y deben saberlo.

La industria se debe curar en salud para garantizar la nuestra

No hay muchas más opciones, es necesario declarar: “puede contener trazas de…” y después, cada persona alérgica, conociendo su nivel de sensibilidad, decidir si lo consume o no. Pero tiene que poder decidir.

Hay alimentos como los cacahuetes o crustáceos que pueden provocar reacciones anafilácticas muy graves con muy pequeña cantidad: trazas de los mismos. Siempre habrá que informar al consumidor poniéndonos en el peor de los casos.