Las 7 maravillas del mundo antiguo: ¿qué fue de cada una de ellas?

Durante el periodo helenístico, fueron muchos los listados que diferentes autores griegos hicieron de lo que ellos consideraban como las mejores obras arquitectónicas y escultóricas del momento. Te contamos cuáles son y en qué estado se encuentran.

Siete maravillas del mundo
Éstas son las siete maravillas del mundo antiguo, de las cuales sólo una se mantiene en pie.

Fue el pintor neerlandés Maerten van Heemskrerck quien, en un afán por aunar lugares dignos de ser visitados, inmortalizó siete cuadros que representaban las siete maravillas del mundo antiguo.

Son siete porque ese número simbolizaba la perfección en la cultura helenística

Así fue como se catalogaron estas 7 obras arquitectónicas y escultóricas, que son ese número y no otro porque en la cultura helenística el siete es el número perfecto, probablemente porque era la suma de los cinco planetas conocidos en ese momento, junto al Sol y la Luna.

Pirámide de Giza, la única que se conserva en la actualidad

Empezamos por una de las más conocidas y la única que no sólo sigue en pie, sino que puede seguir visitándose en la actualidad, situada en el norte de Egipto: la necrópolis de Giza.

Se dice que tardaron casi 20 años en construirla y la terminaron alrededor del año 2560 antes de Cristo, en lo que fue un monumento erigido para honrar al faraón Keops.

Necrópolis de Giza
Para levantar su estructura y construir la cubierta exterior, se utilizaron más de dos millones de bloques de piedra caliza cuyo peso era de 2 toneladas cada uno.

Es la más grande de las tres pirámides, con una altura de 146'5 metros, lo que la convirtió en la estructura más alta del mundo hecha por humanos, hasta que llegó la catedral de Lincoln en Inglaterra en el siglo XIV.

El paso de los años ha deteriorado ligeramente la capa exterior de piedra caliza con la que está construida, lo que ha provocado que su altura se reduzca hasta 8 metros, pero sigue siendo uno de los monumentos más admirados en todo el mundo.

Mausoleo de Halicarnaso, en la costa occidental de Turquía

Esta gran obra se ubicó en Halicarnaso, la actual Turquía. Mausolo, gobernador del imperio persa, decidió construir esta nueva y espectacular ciudad para él y su mujer Artemisa, allá por el 350 a.C.

Mausoleo
Esta construcción se convirtió en la tumba de Mausolo cuando murió en el 353 a.C.

Para ello no escatimaron en gastos, pues estaba repleto de estatuas y templos de mármol blanco, y combinaba los estilos arquitectónicos licio, griego y egipcio.

Con una altura de 46 metros y un perímetro de 134 metros, se derrumbó en un terremoto en 1404. Actualmente sólo puede conocerse algo sobre esta obra en el Museo Británico de Londres.

El Coloso de Rodas, en la Isla de Rodas, Grecia

Construida allá por el 280 a.C, fue una monumental estatua que medía 32 metros para rendir homenaje a Helios, rey del Sol. Construida a base de bronce y hierro y dominando el puerto, se había levantado sobre una base de mármol.

Pese a que se había cimentado sobre esa enorme y rígida plataforma en el mar, esta majestuosa estructura sólo duró unos 60 años, pues un terremoto en 226 a.C lo destruyó, y actualmente no se conserva nada de él.

Los Jardines Colgantes de Babilonia, en la actual Irak

La construcción de esta "monstruosa" obra esconde otra de esas historias curiosas: el rey de Babilonia, Nabucodonosor II, ordenó levantar esta estructura que simulaba una montaña para su mujer Amitis, que echaba de menos la tierra montañosa donde había nacido.

Babilonia
Un sofisticado sistema de bombas y tuberías que traía agua del río Éufrates era el que regaba la cantidad de plantas que allí habitaban

Así fue como en el año 600 a.C y en medio de un terreno árido, se crearon estos jardines, que medían unos 24 metros de altura, del que brotaban canales de agua y con multitud de plantas frondosas.

En realidad no hay evidencia de que estos jardines realmente existieran, y por tanto, tampoco se conserva nada ni puede visitarse en la actualidad.

La Estatua de Zeus en Olimpia, Grecia

Fue Fidias, uno de los artistas más renombrados de la Grecia Clásica el creador de esta estatua, erigida en honor al dios griego y ubicada en un santuario de Olimpia, que fue la primera ciudad en albergar unos Juegos Olímpicos.

Zeus
Según parece, la obra de Fideas fue destruida en un incendio en el siglo IV d.C. en Constantinopla, ciudad a la que fue trasladada posteriormente.

La estatua, de unos 12 metros de altura y construida hacia el 435 a.C. mostraba a un Zeus imponente, situado sobre un trono confeccionado con madera de cerdo y decorado con oro, ébano, marfil y piedras preciosas.

El Faro de Alejandría, en Egipto

Fue Alejandro Magno quien fundó este faro en torno al 331 a.C. y fue la excusa para dar "luz en la oscuridad del mar" a los marineros y barcos que llegaban al puerto de la isla de Faro, en Egipto.

Faro de Alejandría
Fue otro edifico de imponente altura, pues medía más de 140 metros, y fue obra del arquitecto griego Sóstrato de Cnido.

Como varias de las maravillas del mundo, esta construcción sufrió varios terremotos, y aunque consiguió sobrevivir a varios de ellos, su estructura fue dañándose hasta que en el siglo XV se derrumbaron las pocas ruinas que quedaban en pie.

El Templo de Artemisa, en la actual costa oeste de Turquía

        Un templo perseguido por la mala suerte, pues tardó más de 120 años en construirse y sólo una noche en destruirse.

        Levantado en Éfeso, una ciudad portuaria griega en la costa oeste de la actual Turquía, fue diseñado por el arquitecto cretense Quersifrón y su hijo Metagenes, y decorado por algunos de los artistas más célebres de aquel entonces.

        Artemisa
        Reconstrucción de lo que pudo ser el Templo de Artemisa, que fue construido en el siglo IV a.C.

        Este impresionante edificio tenía 127 columnas de 18 metros cada una, y sufrió varias agresiones. Dos siglos después de su construcción, Herostratus, un hombre que sólo quería notoriedad, lo incendió, pero su destrucción final se produjo en el año 401 d.C.

        En la actualidad quedan poquísimos restos de su existencia, aunque los pocos que quedan pueden visitarse también en el Museo Británico de Londres.