Este es el pueblo más pequeño de Madrid: tiene 60 vecinos y un entorno espectacular
Esta localidad, situada en las estribaciones del puerto de Somosierra, en la Comunidad de Madrid, posee un peculiar patrimonio arquitectónico, además de contar con extensa red de senderos para recorrer su bello entorno natural.
El pueblo de Madarcos, junto a la vecina localidad de La Acebeda, ostenta el título de ser el municipio más pequeño de la Comunidad de Madrid. Con apenas poco más de 60 habitantes, su reducida población contrasta marcadamente con la densidad de muchas de las localidades más concurridas de la comunidad madrileña.
Esta peculiaridad convierte a estos pueblos en refugios ideales para aquellos que buscan reconectar con un estilo de vida más tranquilo. Y es que conviene recordar que Madrid, al igual que otras muchas otras zonas, fue forjada por pequeñas comunidades rurales centradas en la agricultura y la ganadería de subsistencia, tradiciones que aún se reflejan en la arquitectura y cultura de Madarcos.
Ubicado en la vertiente norte de la sierra de Somosierra, a más de 1000 metros de altitud, Madarcos se extiende a los pies del cerro Majada de la Peña, en un terreno ondulado y accidentado que desciende suavemente hacia el río de la Puebla, también conocido como río Madarquillos.
Su entorno privilegiado es sólo una muestra de lo que ofrece el pueblo más pequeño de la comunidad madrileña. Para quienes deseen visitar Madarcos, el viaje desde Madrid en coche por la autovía A-1 dura aproximadamente 1 hora y 15 minutos.
El encanto tradicional y rural de Madarcos
El origen exacto de Madarcos sigue siendo desconocido, ya que las primeras referencias documentadas no aparecen hasta el siglo XIX. Sin embargo, como ocurre con muchas localidades de la Sierra Norte de Madrid, se cree que su fundación se remonta a la Edad Media, cuando probablemente surgió como un asentamiento pastoril, según indican desde el ayuntamiento de esta localidad madrileña.
Todavía hoy, Madarcos conserva varios vestigios de su antigua vida rural, principalmente vinculada a la ganadería. Su arquitectura tradicional es otro de sus grandes atractivos, caracterizada por construcciones de una planta, con tejados a dos aguas y muros de mampostería hechos de granito y esquisto.
Además, entre las viviendas destacan algunos inmuebles históricos, como la Iglesia Parroquial de Santa Ana, un templo del siglo XVII que sigue en pie como testimonio de su pasado. De gran valor etnológico son la antigua fragua y el potro de herrar.
El privilegiado entorno natural de Madarcos
Además de explorar otros lugares de interés, como el edificio del Ayuntamiento o el del Consultorio, una de las mejores experiencias en Madarcos consiste en sumergirse en su espectacular entorno natural. El pueblo cuenta con numerosos atractivos paisajísticos, por lo que no es de extrañar que forme parte de la Reserva de la Biosfera de la Sierra del Rincón, conformada por seis municipios.
Hace cerca de dos años, Madarcos pasó a formar parte de esta área protegida, junto con algunas localidades vecinas, como Horcajuelo y Horcajo de la Sierra, Prádena del Rincón, Montejo, La Hiruela y Puebla de la Sierra. De estos pueblos serranos, La Hiruela es especialmente conocido, al igual que Patones de Arriba, por su popularidad entre los visitantes de la zona norte de Madrid.
Su situación, en plena Sierra Norte madrileña y rodeado por paisajes ideales, convierte a este pequeño pueblo en un destino perfecto para los amantes del senderismo. Una de las rutas recomendadas en Madarcos es la que conduce al pico de la Dehesilla, situado a 1316 metros sobre el nivel del mar. El recorrido atraviesa por lugares de gran belleza, como la Dehesa Boyal, un espacio natural lleno de biodiversidad, tanto en flora como en fauna.