¿Es bueno darse un baño de agua helada? Esto es lo que dice la ciencia

Conoce los sorprendentes cambios físicos que experimenta el cuerpo ante el "choque frío" y cómo sus defensores argumentan mejorías en la salud mental, presión arterial, sensibilidad a la insulina y otros beneficios.

Baños agua helada
¿Es el agua helada un aliado para tu salud o una moda pasajera? Te lo explicamos a continuación.

En medio del auge de los chapuzones en agua helada, promocionadas por celebridades y aficionados como un elixir para la salud mental, el metabolismo y la inmunidad, nos sumergimos en las profundidades de la ciencia detrás de esta práctica.

¿Realmente los chapuzones fríos pueden obrar maravillas en nuestro cuerpo? Los expertos en fisiología nos proporcionan un análisis crítico de los riesgos y beneficios, desentrañando el misterio detrás de la tendencia que se ha vuelto viral.

El origen de una moda saludable

Aunque los baños en agua fría han ganado popularidad recientemente, su origen se remonta a las tradiciones escandinavas, donde sumergirse en aguas heladas ha perdurado a lo largo de los siglos.

Este renacer tuvo lugar durante los confinamientos de 2020, cuando la práctica experimentó un resurgimiento global, evolucionando de una actividad tradicional a una destacada moda de bienestar. ¿Cómo y cuándo los chapuzones fríos se convirtieron en la última tendencia de salud?

¿Qué efectos tiene el agua helada en el organismo?

Cuando el cuerpo entra en contacto con agua fría, experimenta lo que los fisiólogos llaman "choque frío". Este fenómeno desencadena respuestas físicas notables, desde la constricción de los vasos sanguíneos hasta la aceleración del ritmo cardíaco.

En general, el agua helada puede ser una forma segura y saludable de mejorar la salud, pero es importante hacerlo con precaución y siguiendo las indicaciones de un profesional de la salud.

Aunque la respuesta inicial al frío provoca un aumento de la frecuencia cardiaca y la presión arterial, esos cambios se invierten al cabo de varios minutos. Conocida como la respuesta de buceo de los mamíferos, la respiración y la presión sanguínea empiezan a ralentizarse hasta niveles inferiores a los normales. Esta respuesta ayuda a conservar el oxígeno, algo crucial cuando se aguanta la respiración durante mucho tiempo.

Estos son los beneficios para la salud

Los defensores de los chapuzones en agua fría afirman que estos mejoran la presión arterial, la sensibilidad a la insulina, reducen la inflamación, favorece la inmunidad y benefician el metabolismo. También podría ayudar a aliviar el dolor de la artritis.

Por otra parte, sumergirse en aguas frías no solo aporta beneficios terapéuticos al cuerpo, sino también a la mente.

Expertos en natación y salud mental señalan cómo esta práctica puede aliviar el estrés y mejorar el estado de ánimo.

Diversos estudios indican que actividades como las zambullidas polares y las duchas frías reducen la depresión, atribuyendo estos efectos a la atención plena y al aumento de sustancias químicas cerebrales, como la dopamina, generada durante la inmersión en frío. Además, se observa una disminución del cortisol, la hormona del estrés, tras la experiencia en aguas frías.

Riesgos y recomendaciones

Los expertos en fisiología advierten sobre diversos riesgos asociados con las zambullidas en agua fría, que van desde posibles infartos hasta paradas cardíacas.

En este contexto, se destaca que el agua fría es más peligrosa que el aire frío, ya que conduce el calor de manera más eficaz, lo que puede resultar en hipotermia si se permanece en ella el tiempo suficiente.

Los especialistas enfatizan la importancia de abrigarse adecuadamente al salir al agua, recomendando no solo gorros calientes, sino también tener a mano ropa seca y toallas. Para aquellos que se inician en esta práctica, se aconseja comenzar gradualmente, acostumbrándose a aguas más frías durante el otoño en lugar de enfrentarse directamente a temperaturas heladas.

¿Cuándo hay que salir inmediatamente del agua?

Determinar cuándo salir del agua helada es crucial para evitar problemas de enfriamiento excesivo. Aunque las manos y los pies toleran mejor el frío debido a las elevadas demandas de oxígeno de los órganos vitales, hay límites para estos mecanismos.

Los escalofríos leves en las extremidades son normales y generan calor eficazmente, pero si afectan a los músculos centrales, indican un enfriamiento peligroso. Dejar de temblar es una señal crítica de que la capacidad de generar calor se ha detenido, y en ese momento, hay que salirse de forma inmediata del agua y calentarse rápidamente para prevenir complicaciones mayores.