El ruido: un contaminante más que afecta a nuestra salud

Este miércoles, día 28 de abril, se celebra el Día Internacional de Concienciación sobre el Ruido, una molestia que muchos padecemos sin darnos cuenta y que representa un contaminante más.

Obras en una ciudad
El ruido de las obras representa un contaminante más.

Cuando uno vive en un pueblo y visita la ciudad, el ruido que tiene que aguantar le parece insoportable. Todos lo hemos vivido con nuestros abuelos, por ejemplo. Y eso que ellos ya no oyen tan bien como nosotros. Acostumbrados al silencio y a los sonidos del campo, la banda sonora de la ciudad se les hace muy molesta.

En la ciudad podemos diferenciar dos tipos de ruidos distintos. Uno es de fondo, el que podríamos llamar constante: el contacto de los neumáticos con el asfalto de miles de coches que circulan por las calles y la cantidad de obras que se realizan suelen ser los responsables de este sonido. Luego tenemos los ruidos que más molestan: el claxon de los vehículos, las sirenas de las ambulancias, el camión de la basura, la música de los vecinos o el helicóptero de la policía sobrevolando la ciudad.

Lo que podría considerarse solo un sonido es, en realidad, un contaminante más. Aunque no nos demos cuenta, hace mella en nuestra salud. Por este motivo, el último miércoles de cada mes de abril se celebra el Día Internacional de Concienciación sobre el Ruido. Pero... ¿en qué manera nos afecta el ruido?

Qué es el ruido y cómo nos afecta

El ruido es un sonido desagradable e indeseado. Cuando pasa a formar parte de nuestras vidas crea eso que tantas veces hemos oído: la contaminación acústica. Una de las cosas que hace más dañina esta contaminación es que es invisible y hasta hace poco tiempo no tenía la consideración ni la importancia que le estamos dando ahora.

La normativa permite hacer ruidos en casa hasta los 35 decibelios de día y hasta los 30 dB de noche.

Al ser humano le puede causar muchas alteraciones, tanto fisiológicas como psicosomáticas, tal y como informa la Sociedad Española de Acústica. Ambientes con un ruido elevado pueden hacer que perdamos parte de la audición, pero también tenemos efectos menos visibles como un aumento del estrés, pérdida de rendimiento, dificultad en conciliar el sueño y hasta cuadros de depresión, entre otros. Vale la pena entonces reducirlo, ¿verdad?

Sonómetro
Un sonómetro nos permite medir los decibelios

La normativa que limita el ruido que se puede hacer en una ciudad depende de los ayuntamientos. Según la Organización Mundial de la Salud, se recomienda no superar los 65 decibelios durante el día y los 55 durante la noche. ¿Se cumple? En las calles más transitadas de las ciudades, no. Según el Instituto Auditivo Salesa el tráfico rodado genera de 50 a 90 dB, el claxon de un autobús hasta 100 dB o un avión sobrevolando un municipio 130 dB.

Tinnitus, el pitido en el oído

Cuando estamos alejados de todo tipo de ruido es habitual escuchar un pequeño zumbido o silbido en los oídos. Es un sonido que la mayoría de personas dejan de percibir al cabo de un rato, pero para otras se convierte en un auténtico sufrimiento, impidiéndoles hacer vida normal y causándoles gran estrés.

Para todos aquellos que no sepan qué es este ruido, solo es necesario escuchar música a un volumen muy alto durante unos segundos y posteriormente quedarse en un lugar en silencio. Al rato tiene que desaparecer, pero para algunas personas el ruido queda de forma indefinida, causándoles una gran incomodidad. Lejos de ser algo psicológico, puede venir provocado por un mal funcionamiento de alguna parte del oído, por los nervios auditivos o incluso por el cerebro. Es una dolencia que afecta a personas que se pasan muchas horas al día en lugares ruidosos, como por ejemplo, una ciudad.

Sí se puede evitar de alguna manera que este ruido nos amargue el día: no prestándole atención. Distraer el cerebro con otras actividades hará que nos olvidemos de él. Pero a veces esto no funciona. Entonces debemos acudir a un especialista que nos dará otro tipo de solución.