10 bulos y mitos sobre la alimentación en verano desmentidos por la experta Gemma del Caño

Este verano no solo trae sol y playa, también un aluvión de mitos alimentarios. Prepárate para desmontar con humor y ciencia esas creencias veraniegas que repetimos sin cuestionar. ¡A la sombra y a leer!

Verano
Qué maravilla el verano, con su sol, su playa, sus mitos...

Sol, playa, terrazas, chanclas y… ¡mitos alimentarios! El verano viene cargadito de ideas que repetimos como si fueran verdades absolutas, pero que no se sostienen ni con una caña bien fría.

10 bulos y mitos sobre la alimentación del verano

Así que ponte a la sombra, que hoy desmontamos 10 mitos veraniegos sobre alimentación, hidratación y esas creencias que nos han contado más veces que recetas de ensaladilla rusa.

1. Hay que beber 2 litros de agua al día sí o sí

La frase es como el chiringuito: omnipresente. Pero no, no necesitas beber ni dos ni tres litros de agua como si fueras un cactus rehidratado. Lo importante es hidratarse, y eso incluye el agua, claro, pero también frutas, verduras, infusiones y hasta la sopa fría del gazpacho.

¿Y si no llegas a 2 litros? No pasa nada. Escucha a tu cuerpo: la sed es un aviso perfectamente fiable (salvo en bebés, personas mayores o enfermos, claro).

2. En verano se engorda menos porque se suda más

Si esto fuera cierto, sudar haciendo la siesta sería una maratón – ojalá. Pero no: sudar no adelgaza. Perder agua por el sudor no implica pérdida de grasa. Es solo agua… que luego repones. Lo que cuenta es el equilibrio entre lo que comes y lo que gastas.

En verano, solemos movernos menos (gracias, calor infernal), picar más entre horas y caer en la trampa de los helados diarios. Así que no, sudar no es sinónimo de perder peso.

3. La cerveza hidrata

Ya quisiéramos. Lo sentimos por los amantes de la rubia fresquita, pero la cerveza no hidrata, al contrario: el alcohol es diurético. Es decir, favorece la eliminación de líquidos.

hidratar
Ni la cerveza hidrata ni el alcohol es recomendable. Y punto. Bébelo si quieres, pero no pongas excusas.

Así que, si tienes sed, mejor un vaso de agua, y si quieres disfrutar una caña, adelante, pero no la consideres parte de tu hidratación. Y eso incluye la sin alcohol: sigue sin ser agua. ¡Ah! Y no lo olvides, el alcohol engorda tanto como las grasas y son calorías vacías.

4. Hay que esperar dos horas después de comer para bañarse

El clásico de los veranos en los 90: comías, y luego, castigo. Dos horas mirando cómo otros se tiraban a la piscina mientras tú contabas granos de arena. Pero no hay evidencia científica que respalde esta recomendación. ¿Te puede dar un corte de digestión? Sí, pero no por bañarte después de comer, sino por un cambio brusco de temperatura.

piscina
Queridos padres: os seguiremos guardando el secreto de las dos horas de siesta para la digestión, pero acordaos de evitar el cambio brusco de los niños del calor al frío.

Lo importante es entrar poco a poco al agua, no si llevas 30 minutos o 120. El corte de digestión es la siesta de los padres. Y no pasa nada, seguiremos guardando el secreto.

5. Las ensaladas siempre son sanas

Verdad… a medias. Una ensalada de lechuga, pollo a la plancha y vinagreta suave es estupenda. Pero si le metes bacon, salsas, picatostes, quesos curados y media botella de César, entonces pilla paella.

Ojo con los aderezos: una ensalada puede tener más calorías que una hamburguesa si nos pasamos de alegres con los toppings.

6. Los helados caseros siempre son más saludables

Sí y no. Si haces un helado de plátano y yogur natural sin azúcar, perfecto. Pero si tu helado casero lleva leche condensada, nata, chocolate y azúcar a cucharadas… pues no es más saludable que el industrial. Casero no es sinónimo de sano. Depende de los ingredientes, no de dónde lo hagas.

7. En verano es mejor hacer dietas detox para “limpiar” el cuerpo

Spoiler: tu cuerpo ya tiene un detox incorporado, se llama hígado, y hace su trabajo fenomenal. Las dietas detox no limpian nada (salvo tu cartera). Zumos, batidos verdes o ayunos mágicos no eliminan toxinas, porque si las tuvieras, estarías en urgencias.

Come equilibrado, bebe agua y descansa. No necesitas purgarte por haber comido una paella.

8. Comer fruta por la noche engorda

Esta es maravillosa. Como si la sandía llevara un reloj interno y dijera: “uy, son las 9, ahora engordo más”. Las frutas no tienen conciencia horaria. Lo que importa es el total calórico del día, no cuándo tomas los alimentos. Así que sí, puedes cenar melón sin miedo a que se te pegue a las caderas, como mucho, te levantarás a orinar. Prometo que por la noche no “mata”, me lo ha dicho una amiga.

9. Las barbacoas son más sanas porque la grasa cae al fuego

Es buena esta, Sí, claro, no son fritos y algo de la grasa se elimina, pero el bacon es bacon y el churrasco, churrasco. También es cierto que al cocinar a altas temperaturas y con contacto directo con el fuego se pueden generar compuestos no muy amigos de la salud, como los hidrocarburos aromáticos policíclicos.

barbacoa
Sí, los fritos llevan más aceite que una barbacoa, pero tampoco te quieras engañar pensando que es saludable.

¿Solución? No carbonizar los alimentos y evitar que la llama toque directamente la carne. Y, por supuesto, alternar con verduras: ¡sí, se pueden hacer a la brasa!

10. En verano no hace falta refrigerar tanto los alimentos

Dijo nadie nunca, pero por si acaso. De hecho, es al revés: con el calor, los alimentos perecederos se estropean antes, y las intoxicaciones alimentarias aumentan en verano. Esa tortilla de patata en la nevera, por favor. Esa mahonesa, refrigerada, mejor de bote, incluso.

Y olvídate de dejar la comida encima de la encimera durante la sobremesa. Los microorganismos no se van de vacaciones. Así que mantén la cadena de frío y, si dudas… mejor no te lo comas.

Un resumen fresquito

No hace falta obsesionarse, pero sí conviene informarse y usar el sentido común. Porque no hay mito que valga más que una buena alimentación, una hidratación real y unas vacaciones sin sustos. Y recuerda: no todo lo que brilla es sandía saludable.