La Estación de Santander-Ojáiz: 25 años de observaciones. Parte I

José Luis Pelayo ArceNota de la RAM. Queremos reproducir en la revista este extenso trabajo de José Luis Pelayo Arce responsable de dicha estación y autor de este trabajo tan minucioso tras 25 años de trabajo impagable. Son muchas páginas, ideas, gráficas, etc. Os mostramos sólo en primer capítulo de este extenso reportaje.Felicitaciones a José Luis por su pasión por la meteorología y observación.

Presentación

                    En el mes de Agosto de 1.983, una fuerte tormenta nocturna descargó su contenido de rayos y lluvia sobre Ojáiz. Uno de aquellos rayos impactó directamente sobre un transformador de corriente (de los de entonces, construido a base de ladrillos) cercano a mi domicilio, apenas  a cincuenta metros en línea recta. La potencia de aquella descarga y la hora en la que ocurrió (de madrugada), acrecentaron aún más lo dramático de la situación jamás vivida por mí hasta entonces. El chasquido, impresionante, que siguió inmediatamente a la descarga eléctrica fue terrible, difícil de poder ser comparado con algo conocido.

                    Muy lejos estaba yo entonces de sospechar siquiera que aquel suceso sería el comienzo de una afición que para nada se intuía en mi vida.

                    Intrigado e impresionado a la vez por aquél acontecimiento me puse en contacto con el Centro Meteorológico de Santander. Al cabo de un tiempo recibí una carta en el que me explicaban el método para hallar la distancia a la que una tormenta está descargando; junto a aquella carta (de la que aún recuerdo esta frase: “mi enhorabuena por el modo que tienes de satisfacer tu curiosidad”) recibí también un Calendario Meteoro-Fenológico. En él encontré muchos datos sobre tormentas, sobre el tiempo…y descubrí que había personas que, voluntariamente, se ofrecían a recoger diversos datos meteorológicos. Al principio no cundió demasiado la idea de formar parte de ésa red de colaboradores y, sin embargo, la casualidad hizo que cayera en mis manos un libro que llevaba por título “Iniciación a la Meteorología” cuyo autor era el hoy recordado Mariano Medina. Con aquella obra aprendí lo que eran las isóbaras, cómo se desplaza el aire en el interior de los anticiclones y las borrascas, por qué se origina una tormenta y cómo es por dentro un cumulonimbo…y tantas cosas más…

                   Un buen día decidí acercarme al Centro Meteorológico; era a mediados del mes de Diciembre de 1.983. Allí me recibieron su Director, Don Francisco Iglesias Varela y Doña Carmen Gozalo de Andrés. Me explicaron la labor de los colaboradores y me concedieron la instalación de un pluviómetro; me facilitaron también las fichas pluviométricas y el cuaderno oficial. Mi estación se llamaría desde entonces “Santander-Ojáiz”.

                   Así pues, el día 1 de Enero de 1.984 se iniciaba la andadura de la estación, que no era sino la continuación, tras un largo periodo sin datos, de las observaciones iniciadas por Don Evaristo Arroyo.  El día 3 de Enero anoté mi primera medida de la lluvia: 12,3 litros; desde entonces y hasta la actualidad no falta un solo registro en los archivos de la estación.

                  Lo que comenzó por pura afición se fue convirtiendo, con el tiempo, en verdadera pasión por la meteorología. Quería saber y conocer más cosas sobre ella así que no dudé en ir comprando y leyendo libros que hablaban sobre el tema; libros que ampliaron poco a poco mis escasos conocimientos. Lo que no entendía se lo preguntaba a los funcionarios del Centro Meteorológico y ellos, muy amablemente, resolvían ésas pequeñas dudas. Dadas mis frecuentes visitas, casi siempre coincidentes con la entrega de los datos mensuales, la relación entre ellos y yo fue estrechándose cada vez más. Me gustaba (y sigue siéndome grato) que se acercasen los primeros días de cada mes para acudir al Centro a entregar las fichas y charlar un rato.

                  La estación, en opinión de los responsables del Centro funcionaba bien; a mí me gustaba cada vez más lo que estaba haciendo. Por eso, al año siguiente de su puesta en funcionamiento me comentaron la posibilidad de instalar una garita, el termómetro de extremas y el evaporímetro. Con el famoso Six-Belami, que aún conservo, la estación se convertía en Termopluviométrica.

                Con el paso del tiempo han sido muchas las satisfacciones que me ha aportado pertenecer a la red de colaboradores: Mi primer Diploma en el año 1986, el haber podido asistir al Primer Seminario Nacional de Fenología, el segundo Diploma en 1991 y otro más en el año 2001…pero sobre todo, el buen trato y la amabilidad de todos los funcionarios del Centro, con los que me une, no ya una relación a nivel de colaborador, sino una buena amistad.

                Pero sin duda el hecho más sobresaliente de todos fue el hacer realidad un sueño que albergaba desde hacía mucho tiempo: El de trabajar como Observador. La oportunidad se me presentó al convocarse un concurso de méritos para ingresar como funcionario interino. Al final, mi destino no podría haber sido mejor: El Observatorio Meteorológico de Igueldo cuya fama y calidad de sus datos está más que contrastada, siendo además uno de los más antiguos del Estado. En Igueldo trabajar y disfrutar de la meteorología fueron, siempre, una sola cosa. Todos los compañeros del Observatorio y los del Centro Meteorológico Territorial del País Vasco. hicieron que me sintiese a gusto allí; aprendí de ellos sus experiencias, sus conocimientos, sus métodos de trabajo, la solución a los problemas que podrían presentarse…En San Sebastián dejé muy buenos y grandes amigos.

               No quisiera dejar pasar la oportunidad de celebrar los 25 años de observaciones de la estación de Santander-Ojáiz sin hacer mención a todas las personas que me han ayudado en la labor de la recogida de datos, principalmente a mi familia  y, en especial, a mi padre, José Luis. Sin su ayuda posiblemente la estación hubiese desaparecido pues él fue, durante dos largos años (cuando tuve que trasladarme de residencia), el encargado de acudir diariamente a la garita y, por tanto, de recoger las observaciones. También él ha sido el encargado de las observaciones durante mis guardias en Igueldo en compañía de mi esposa, Rosa Ana.

                A mi padre le debo mucho más que el haberse encargado de la estación en mi ausencia; con él instalé los aparatos, la garita, la torre meteorológica… y me ayudó en la construcción de la nueva parcela donde hoy se alojan todos los aparatos. En el fondo yo sabía que todo aquello le gustaba y muchas veces me comentaba, ilusionado, la cantidad de lluvia que había recogido o lo elevado de la temperatura máxima en el termómetro, el frío que había pasado o que estuvo a punto de mojarse mientras estaba en el recinto.

               Los años pasan, van transcurriendo inexorablemente sin que nada ni nadie pueda detener la marcha del tiempo. En un futuro espero y deseo que sea Javier, mi hijo, quien se encargue de la estación cuando yo no pueda hacerlo. Que se ilusione con esta labor, que sepa “leer” el cielo y lo que cuentan las nubes; que disfrute, como yo lo hago ahora, tanto con una tormenta como con un buen día de sol radiante; en definitiva, que sea un buen notario del tiempo.

       Por razones de espacio y de extensión, éste resumen solo contiene los datos de precipitación y temperaturas. Por un lado es lógico que así sea, ya que la medida y el registro de estas variables es el cometido principal de la estación; por otra parte las series más largas de datos coinciden precisamente con estas variables.

José Luis Pelayo Arce

Capítulo 1

La Estación de Santander-Ojáiz. El marco geográfico. Instalaciones

1.1.- El marco geográfico

Cantabria es una Comunidad Autónoma situada en la zona septentrional media de la Península Ibérica, abierta al mar e influenciada por una rama de la Corriente del Golfo de Méjico que transporta el agua cálida oceánica procedente de Las Antillas. Esta corriente determina temperaturas medias de la superficie del mar del orden de 11ºC en invierno y hasta de 18ºC en verano, lo cual favorece la aparición de nieblas advectivas.

La capital de la Comunidad Autónoma, Santander, es una ciudad de tamaño medio; situada al borde del Cantábrico, su plano conforma una franja alargada de este a oeste, al norte de la bahía a la que da el nombre. Con relación a la ciudad y siguiendo el semicírculo que dibuja la mencionada bahía, se han desarrollado una serie de núcleos de población que, en conjunto, superan los 250.000 habitantes. Más de la mitad de ellos pertenecen al municipio santanderino.

Uno de los pueblos que conforman el Ayuntamiento de Santander es Peñacastillo. Se localiza al SW de la capital de la que dista aproximadamente 8 kilómetros. Peñacastillo, a su vez, esta formado por una serie de núcleos de menor entidad (barrios) de carácter eminentemente rural (aunque cada vez menos, dada la progresiva expansión de la ciudad). El más alejado de todos ellos, limitando con los Municipios de Camargo y Santa Cruz de Bezana se llama Ojáiz, un lugar de escasas edificaciones de tipo rural o de segunda residencia.

La localización exacta de la Estación de Ojáiz viene dada por las coordenadas geográficas siguientes: Longitud, 3º 53’ 03” W; Latitud, 43º 26’ 39” N. ; siendo su altitud  con respecto al nivel del mar  de 35 metros.

Fig 1. Plano de situación de la Estación.

El conjunto del área pertenece a la España de clima atlántico al igual que el resto de la franja litoral, con abundantes precipitaciones y temperaturas suaves. Si bien, la estación de Ojáiz se sitúa a cierta distancia de la costa, en una zona representativa no influenciada directamente por el mar.

Fig 2. Plano obtenido con Google Earth.

El entorno de la Estación está rodeado por prados y tierras de cultivo, en la pendiente de una ligera loma que desciende en dirección NE hasta los terrenos llanos de las mieses. Por el Sur se halla un poco al resguardo de una serie de edificaciones, pero lo suficientemente alejada de ellas para que no influyan en las medidas que se toman.

Tampoco hay accidentes geográficos de importancia en los alrededores. La mayor altitud se encuentra a 2 kilómetros en línea recta, hacia el E: La Peña de Peñacastillo, con 145 metros de altitud. En dirección NNE y separado 1,3 kilómetros, se halla la pequeña loma donde se asienta el Barrio de Lluja. Por el Sur, después de una especie de llanura de algo más de 2 kilómetros de ancho,  el terreno va descendiendo paulatinamente hasta las Marismas de Alday. Hacia el SW, rebasando también esta especie de meseta, la altitud va decreciendo hasta encontrarse con el pequeño valle donde se asienta Igollo de Camargo. Finalmente, hacia el W y N se localizan los bordes más altos de esta pequeña depresión, sin que se superen los 40 metros de altitud.

No existen corrientes de agua importantes, pero sí riachuelos que varían su caudal respecto al régimen de lluvias. Entre todos ellos el más importante es el Arroyo de Irma cuyo curso atraviesa buena parte de los límites de Ojáiz por el norte.

1.2.- Instalaciones y equipos

1.2.1.- Instalaciones

1.2.2.- Equipos y sensores exteriores

      • Recinto meteorológico

               Pluviómetro Hellmann

               Pluviógrafo Thies (diario)

      • Garita meteorológica

               Termómetros de extremas

               Psicrómetro

               Evaporímetro

               Higrotermógrafo Thies

      • Estación automática Davis Vantage Pro Plus

               Sensor de velocidad y dirección del viento

               Sensor de Radiación solar global

               Sensor de radiación UV

      • Heliógrafo Campbell-Stockes

               Termómetro de mínima junto al suelo (Six-Bellami)

               Sonda: Termómetro de subsuelo (-0,50 m)

               Sensor de nubosidad

      • Torre de viento

               Sensor de velocidad y dirección del viento

               Heliógrafo electrónico

               Detector de descargas eléctricas

               Estación automática Oregón WMR-918

               Anemómetro de recorrido

               Anemoveleta de lectura directa

               Anemómetro de alarma

1.2.3.- Equipos interiores

      • Barómetro de mercurio
      • Barómetro aneroide
      • Barógrafo electrónico (registro diario)
      • Displays de todos los sensores exteriores
      • Ordenador para la adquisición y tratamiento de los datos de las estaciones automáticas, detector de descargas y sensor de nubes
      • Ordenador para el registro y archivo de los datos meteorológicos
      • Sismógrafo electrónico

1.2.4.- Fotografías de la Estación

      1. Interior de la garita meteorológica
      2. Recinto de la estación
      3. Heliógrafo Campbell-Stockes
      4. Pluviómetro y sensores de temperatura, radiación global y radiación UV de la estación automática Davis
      5. Termómetro junto al suelo Six-Bellami
      6. Recinto de la estación
      7. Anemómetro de recorrido y sensores de la anemoveleta
      8. Detector de descargas y heliógrafo electrónico
      9. Sensor de nubosidad
      10. Anemómetro Davis y anemómetro de alarmas
      11. Torre anemométrica principal
      12. Instalaciones interiores
      13. Instalaciones interiores

Continuará

Esta entrada se publicó en Reportajes en 30 Abr 2009 por Francisco Martín León