Cómo saber si una planta de tomate tiene falta o exceso de agua

Detectar si tu planta de tomate sufre por falta o exceso de agua es clave para su salud. Toma nota de estas recomendaciones y recuerda lo más importante: observa las hojas, el color y la humedad del sustrato.

Planta de tomate
La falta o exceso de riego en el cultivo de tomate tiene un efecto severo en su desarrollo.

El riego es uno de los factores más importantes en el cultivo de cualquier planta, aunque hoy nos centraremos en el tomate, un producto muy demandado y cultivado por todo aficionado a la huerta.

Una planta de tomate bien hidratada crece vigorosa, produce frutos y se mantiene más ausente de enfermedades. Sin embargo, tanto la falta como el exceso de agua pueden causar problemas serios en su desarrollo.

Señales de falta de agua en una planta de tomate

Cuando una planta de tomate no recibe suficiente agua, lo primero que suele manifestarse es un aspecto marchito. Las hojas se ven decaídas, blandas y sin firmeza. Este síntoma puede confundirse con otras causas, pero si al tocar el sustrato notas que está seco, lo más probable es que la planta necesite riego.

Además de este síntoma fundamental, podemos encontrar algunos otros, destacando los siguientes.

  • Hojas secas en los bordes o completamente crujientes.
  • Amarilleo de las hojas inferiores.
  • Frutos pequeños y con desarrollo lento.
  • Caída prematura de flores o frutos jóvenes.
En casos más extremos, la planta detiene completamente su crecimiento y puede llegar a morir si no se corrige a tiempo.

Durante los meses más calurosos, es común que el tomate requiera riegos más frecuentes, especialmente si se cultiva en maceta o en suelos arenosos.

Los síntomas más claros de un exceso de agua

Regar en exceso es tan perjudicial como no regar lo suficiente. El exceso de agua puede provocar que las raíces se asfixien por falta de oxígeno, favoreciendo la aparición de hongos y enfermedades radiculares.

Los síntomas más comunes del exceso de riego son los que comentamos a continuación.

  • Hojas amarillas, pero a diferencia de la sequía, estas se ven blandas y no secas.
  • Encharcamiento del sustrato, incluso días después del riego.
  • Tallo blando o con zonas oscuras cerca de la base.
  • Aparición de moho o mal olor en la tierra.
  • Caída de hojas verdes o manchas marrones en las hojas.
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El lugar donde se ubiquen las planteras de tomate tiene efecto directo en su crecimiento, así como en la absorción del agua.

Cuando hay demasiada agua, las raíces no pueden absorber los nutrientes correctamente, lo que provoca un debilitamiento general de la planta. Es importante permitir que el suelo drene bien y evitar regar si el sustrato aún está húmedo.

¿Cómo comprobar la humedad del suelo?

Una forma sencilla de saber si la planta necesita agua es introducir un dedo en el sustrato unos 3-5 cm de profundidad. Si la tierra se siente seca, es momento de regar, si aún está húmeda, es mejor esperar.

También se pueden utilizar medidores de humedad, especialmente útiles en cultivos más grandes o en invernaderos.

Otra técnica casera es tomar un poco de tierra y apretarla con los dedos. Si se deshace fácilmente, está seca, si forma un pequeño terrón que mantiene su forma, está en el punto adecuado y si gotea agua o se siente muy pegajosa, está demasiado mojada.

Recomendaciones para un riego adecuado

La forma, momento y tiempo de riego es fundamental para asegurar dos aspectos fundamentales, como son la hidratación de las plantas y la mínima pérdida de agua posible.

Una premisa importante es que se debe de regar por la mañana temprano o al atardecer, evitando así las horas de mayor calor. Además, se recomienda seguir los siguientes consejos.

  1. Utilizar riegos profundos y espaciados, en lugar de frecuentes y superficiales. Esto favorece el desarrollo de raíces profundas y resistentes.
  2. Adaptar el riego al clima: días nublados o lluviosos requieren menos agua.
  3. Evitar mojar las hojas al regar, para prevenir enfermedades como el mildiu.
  4. Mejorar el drenaje del suelo añadiendo materia orgánica o cultivando en camas elevadas si es necesario.