Vacaciones de Navidad (en manga corta)

Ya están aquí el invierno y la Navidad. En el hemisferio norte vienen de la mano, pero hay muchos lugares en el mundo donde celebran estos días con temperaturas veraniegas. ¿Cómo es una Navidad en manga corta?

La Navidad, en muchos lugares, no es blanca.
La Navidad, en muchos lugares, no es blanca.

En nuestro país las vacaciones de Navidad llegan este año con tiempo estable debido al anticiclón y con temperaturas máximas que en algunos casos podrán rondar los 20 grados. Ni que decir tiene que, en Canarias las suaves temperaturas están más que aseguradas en el mes de diciembre. De hecho, este suele ser uno de los destinos favoritos de los peninsulares cuando la vitamina D empieza a escasear. Pero hay más.

Donde la Navidad se celebra a 30 grados

En Argentina, el verano acaba de empezar. Allí hacen maletas y se preparan para las vacaciones estivales que para nosotros tienen lugar entre junio y septiembre. Su curso escolar finaliza justo antes de la Navidad y estrenan uno nuevo llegado el mes de marzo. Papá Noel reparte, por tanto, los regalos en manga corta, ya que las temperaturas suelen oscilar entre los 25 y los 30 grados de máxima en la recta final del año en una ciudad como Buenos Aires.

Si cogemos un vuelo y nos vamos a las antípodas, podremos comer turrón y tocar la zambomba en la playa. En Australia la Navidad se pasa en bikini a una temperatura de unos 30 grados, nada que ver con los jerséis, guantes o gorros que estamos acostumbrados a llevar en estas fechas. Aún así, decoran las tiendas con nieve artificial y renos. Su celebración, además, difiere de la nuestra ya que las cálidas temperaturas invitan a disfrutar de estas fiestas al aire libre, bien en la playa o bien con un picnic en el parque o una barbacoa. ¿Te imaginas ver a Papá Noel haciendo surf?

Si nos vamos hasta África, a menos que estemos en el Atlas marroquí, no tendremos muchas posibilidades de pasar una blanca Navidad. En Sudáfrica, por ejemplo, las temperaturas también pueden llegar a alcanzar los 30 grados en la recta final del año, por ello, la Navidad se celebra en la calle. Dado que las temperaturas no son las propicias para que la nieve luzca, los sudafricanos aprovechan las flores silvestres que les brinda el inicio del verano como decoración navideña. Una decoración que en occidente siempre teñimos de blanco por la nieve a la que tradicionalmente asociamos la Navidad. Pero, por cierto, ¿por qué asociamos Navidad a nieve?

El porqué de la blanca Navidad

La meteorología no entiende de fiestas, de reuniones familiares o de regalos, y menos aún, la nieve. La imagen idealizada que tenemos de la Navidad es de un día de nieve y bajas temperaturas, cuando en realidad esto sucede más bien en pocas ocasiones. Esta imagen es, por tanto, una imagen heredada.

Los muñecos de nieve van tradicionalmente asociados a la Navidad y a climas fríos.
Los muñecos de nieve van tradicionalmente asociados a la Navidad y a climas fríos.

Durante el siglo XIX, momento en el que se fraguó esta imagen en nuestra cultura, estábamos bajo los últimos coletazos de la Pequeña Edad de Hielo, un periodo con un clima mucho más frío que el actual. En aquella época la nieve sí era un meteoro mucho más habitual, incluso en la Península Ibérica. Los inviernos eran entonces más duros, nevaba más en nuestro país y lo hacía también en Inglaterra.

Así lo reflejó Charles Dickens en su obra Cuento de Navidad. Él sembró la semilla de la blanca navidad que perdura hasta nuestros días y que, aunque sea cada vez menos habitual, nos gusta evocar a través de la decoración navideña. Con abrigo o en manga corta, ¡felices fiestas!